China se adelanta a Francia y lanza un nuevo avance tecnológico con un reactor de ‘corazón nuclear’ que nunca se apaga
El reactor rápido CFR-1000, aún en fase de desarrollo, prevé generar 1,2 GW y mejorar la eficiencia del combustible nuclear mediante neutrones rápidos.
China ha desarrollado un reactor nuclear capaz de reciclar su propio combustible, extraer 100 veces más energía que las centrales eléctricas convencionales y evitar la fusión del núcleo incluso en caso de un apagón total. El gobierno de Pekín lo anunció hace unos día que su proyecto de reactor de neutrones rápidos refrigerado por sodio, un reactor de IV generación todavía está en fase experimental pero los resultados son muy prometedores.
La gran diferencia de este avance radica en el origen del combustible: deshechos. El CFR-1000 de China utiliza tecnología que puede utilizar lo que otros descartan, los residuos nucleares. Se ha dicho habitualmente que la energía nuclear produce demasiados residuos. Al menos el proyecto chino quiere reestructurar las reglas del juego. Con su programa de reactores rápidos CFR quieren transformar combustible usado en combustible nuevo.
Este futuro proyecto, previsto para después de 2030, aspira a proporcionar más de 1000 MWe, el equivalente a una central nuclear convencional. Su diseño se finalizó en julio de 2025. Representará la primera central eléctrica industrial de neutrones rápidos de China, construida en torno a un ciclo cerrado de reprocesamiento de combustible.
Estos reactores de neutrones rápidos pueden quemar uranio-238, prácticamente sin usar en nuestras centrales hidroeléctricas, e incluso reciclar plutonio para generar hasta 100 veces más energía extraída del mismo uranio y hasta un 90 % menos de residuos radiactivos a largo plazo.
Según datos publicados por el China Institute of Atomic Energy, se trataría de un proyecto de mayor tamaño respecto a anteriores prototipos, con capacidad teórica para abastecer de electricidad a aproximadamente un millón de viviendas. En cuanto al a utilizar, en este caso se ha sustituido por sodio líquido como refrigerante primario; éste presenta una conductividad térmica superior, lo que permite al reactor operar a temperaturas más elevadas y con mayor eficiencia térmica. Aunque la manipulación requiere de precauciones especiales, ya que reacciona violentamente con el agua y el oxígeno atmosférico, lo que implica también retos en materia de seguridad.
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Francia ya había diseñado algo similar: un reactor rápido de sodio de circuito cerrado capaz de reciclar plutonio, recuperar uranio 238 e incinerar actínidos menores para reducir los residuos nucleares de larga duración. Tenía un diseño ultramoderno, los mejores estándares de seguridad de la época, un emplazamiento planificado en Marcoule, un taller de fabricación de combustible en La Hague e incluso una colaboración con Japón para probar los combustibles en Tsuruga. Bouygues, EDF, Areva, Rolls-Royce, Alstom… los fabricantes estaban allí. Se movilizaron hasta 500 personas y se habían gastado más de 700 millones de euros. Y en 2019 todo se paró. Quieren volver a retomarlo, pero los plazos llegan hasta 2060.
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