Así afecta la victoria de Trump a Corea del Norte
Tanto Seúl como Pyongyang se preparan para la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca y un posible cambio en sus relaciones diplomáticas.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, varios países se han puesto en alerta de cara a las nuevas relaciones diplomáticas que mantendrán con Estados Unidos. Tras un periodo de relativa calma durante la presidencia de Joe Biden, algo más tibio en asuntos diplomáticos, la vuelta de Donald Trump ha hecho reaccionar a varios países para trazar una nueva estrategia diplomática a la hora de tratar con Washington.
En su primer mandato, el republicano se caracterizó por mantener una política exterior con sello propio, que posteriormente la administración Biden trató de eliminar. Con Trump de vuelta, las relaciones diplomáticas de Estados Unidos vuelven al punto donde lo dejaron a finales de 2019, cuando el multimillonario dejó la Casa Blanca.
Los temas más importantes en materia exterior que tratará el nuevo gobierno de Donald Trump serán las siguientes: la relación con la Unión Europea, los conflictos de Oriente Próximo, la guerra en Ucrania, la disputa entre China y Taiwán y las relaciones con Corea de Norte. Precisamente este último es lo que más preocupa a los surcoreanos, pues la estabilidad en la región depende en gran parte de la presencia de tropas estadounidenses en su país y el apoyo de Washington a la defensa surcoreana, con el objetivo de amedrentar a Pyongyang.
Inquietud en Seúl tras la vuelta de Trump
En Corea del Sur, han acogido la victoria de Donald Trump en las elecciones con cierta incertidumbre. Los surcoreanos se preparan para el regreso de Trump con la amenaza del cambio en las relaciones diplomáticas entre los tres actores principales del conflicto, las dos ‘Coreas’ y Estados Unidos.
El propio presidente surcoreano ha sugerido que podrían surgir “cambios estructurales importantes en la seguridad” con la vuelta de Donald Trump y con la amenaza de Kim Jong-Un de reanudar los ensayos con armas nucleares. Los medios surcoreanos escriben con temor el posible cambio de rumbo en la política exterior estadounidense para con el conflicto coreano y confirman que este nuevo mandato de Trump traerá cambios e incertidumbre para los coreanos.
En este momento, en Corea del Sur hay 28.500 militares estadounidenses encargados de asegurar la paz entre Pyongyang y Seúl. Actualmente, los surcoreanos pagan algo más de 1.000 millones de dólares para que Estados Unidos mantenga sus tropas en el país. Durante el gobierno de Joe Biden, el pago se ha incrementado hasta los 1.130 millones de dólares para 2026, una cantidad insultante para Donald Trump, que en campaña aseguró que si ganaba exigiría 10.000 millones anuales por mantener sus tropas en Corea del Sur.
La preocupación surcoreana es tal, que el presidente, Yoon Suk Yeol, llamó a Donald Trump para felicitarle tras el resultado electoral y para asegurar que las relaciones entre ambos países continúen siendo plenamente satisfactorias para ambos países. Según los medios locales, Trump respondió a esta sugerencia del presidente surcoreano con disposición a mantener las buenas relaciones, pero sin asegurar el mantenimiento de las tropas estadounidenses en el país, o por lo menos, al precio pactado con Biden.
Por eso, Yoon Suk Yeol emplazó al presidente electo a organizar una cumbre lo antes posible para tratar esta y otras problemáticas que afectan a ambos países.
El amor-odio de Trump y Kim
Las relaciones entre Donald Trump y el dictador norcoreano no empezaron con buen pie, en medio de reproches, amenazas e incluso insultos, Trump llego a referirse a Kim como “el hombre cohete” y Kim respondió calificando a Trump como “viejo senil”. Las relaciones entre ambos dirigentes estaban en su momento más tenso, hasta que el vínculo entre ellos dio un giro de 180 grados en el año 2018.
En ese momento, el presidente estadounidense aceptó reunirse con el líder norcoreano. Por primera vez, un presidente de Estados Unidos en funciones se reunía con un líder norcoreano y el lugar elegido fue Singapur. En el microestado asiático se reunieron ambos mandatarios en una cumbre histórica celebrada en junio de 2018. Como resultado de esta cumbre, ambos países firmaron un documento que establecía los siguientes acuerdos: establecer relaciones de paz entre ambos países, colaborar para garantizar la estabilidad en la península de Corea, compromiso norcoreano de trabajar en la desnuclearización del país y la devolución de los prisioneros.
Esta primera cumbre terminó con una final esperanzador para lograr la paz en la región y el alivio de las sanciones internacionales contra Corea del Norte. Sin embargo, todos los acuerdos cayeron tras la fallida reunión que ambos líderes mantuvieron en Hanói en febrero de 2019. Esta cumbre acabó de manera repentina y sin acuerdo, después de que Donald Trump abandonará la conversación. Aunque tras el desplante del estadounidense, Kim se mostró confiado de cara a alcanzar un acuerdo en un futuro y por primera vez contestó una pregunta a un periodista extranjero, al que respondió sobre un posible acuerdo en un futuro que era “demasiado pronto para decirlo, pero no diría que soy pesimista. Por lo que siento en este momento, tengo la sensación de que se obtendrán buenos resultados”.
En junio de ese mismo año ambos se volvieron a encontrar en la Zona Desmilitarizada que se separa Corea del Norte y del Sur, en un encuentro histórico que evidenció la buena sintonía entre ambos.
Trump se enfrentará a un Kim distinto
Lo cierto es que Kim Yong-Un, lleva sin realizar pruebas nucleares desde 2017 y mantiene la paz firmada en Singapur. Sin embargo, el Kim con el que Trump se encontró la última vez que se vieron en 2019 es totalmente distinto al Kim actual.
Corea del Norte ha intensificado sus maniobras en el Pacífico y el propio líder norcoreano ha informado del regreso del programa nuclear, aumentando “exponencialmente” dice el dictador, el número de armas radioactivas del país. Además, el desplante de Trump en Hanói supuso un enorme deshonor para Kim en su propio país, por eso es muy probable que la posición norcoreana sea mucho más férrea a la hora de llegar a acuerdos con Estados Unidos.
El líder de Corea del Norte está crecido después de su reciente acuerdo de defensa mutua firmado con su mejor aliado, Vladímir Putin. La seguridad que le transmite tener al Kremlin detrás le permite ser mucho más exigente en las negociaciones con Estados Unidos y ofrecer muchas menos garantía para llegar a un acuerdo con Washington. Trump lo sabe y ha ido preparando el terreno en campaña. En uno de sus mitines, afirmó que el dictador norcoreano “lo extraña” y “no se portará mal” cuando Trump llegase a la Casa Blanca.
Sin embargo, el futuro es incierto y tanto Kim Jong-Un como Donald Trump son líderes imprevisibles, tanto que ningún analista se atreve a pronosticar lo que ocurrirá entre ambos o si se llegarán a reunir en un futuro. En lo que sí coinciden es en que el escenario actual es muy distinto al de hace cinco años. Estados Unidos ha perdido mucha influencia en el Pacífico en favor de China y el apoyo ruso ha envalentonado al régimen de Kim, por ello se prevén unas negociaciones mucho más complicadas que pueden desembocar en una gran inestabilidad en la región.
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