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Ohio teme que el vertido del tren sea un ‘Chernóbil’

El vertido de sustancias tóxicas cerca de East Palestine (EEUU), provocado por un accidente de tren, genera temor entre los vecinos del pueblo.

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FILE PHOTO: Drone footage shows the freight train derailment in East Palestine, Ohio, U.S., February 6, 2023 in this screengrab obtained from a handout video released by the NTSB. NTSBGov/Handout via REUTERS THIS IMAGE HAS BEEN SUPPLIED BY A THIRD PARTY./File Photo
NTSBGovvia REUTERS

La noche del pasado 3 de febrero, un tren de la empresa Norfolk Southern de unos 150 vagones con contenido altamente tóxico descarriló en las afueras de East Paestine, un pequeño pueblo del estado de Ohio (EEUU) cercano a la frontera con Pensilvania. Nadie resultó herido en el accidente, pero 38 vagones se salieron de las vías, de los cuales 11 llevaban materiales peligrosos. La población de East Palestine teme ahora que la toxicidad de los vertidos pueda provocar un nuevo ‘Chernóbil’.

La mayoría de los vagones del tren transportaban carga no peligrosa, como cemento, acero y alimentos congelados, según un comunicado que se envió a la Agencia de Protección Ambiental y recoge la radio pública estadounidense NPR. Pero el tren también llevaba cloruro de vinilo, y cinco vagones cargados con este material —altamente cancerígeno— descarrilaron. Tras el accidente, se produjo un incendio en el que las autoridades federales no pudieron asegurar si el cloruro de vinilo se estaba quemando.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la inhalación de este material puede causar síntomas respiratorios como dificultad para respirar, además de síntomas neurológicos como dolores de cabeza y mareos; y en el peor de los casos daño hepático y cáncer, en una exposición continuada a altos niveles de cloruro de vinilo. Las autoridades ordenaron una evacuación inmediata del pueblo que duró cinco días, hasta el 8 de febrero, cuando se garantizó que volver a casa era seguro. Sin embargo, las familias ya han comenzado a manifestar dolores de cabeza, mareos, erupciones de piel o escozor de ojos.

Evacuación “de vida o muerte”, pero vuelta a casa tan solo unos días después

Los plazos son dudosos, porque solo cinco días antes, el gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine, ordenó una evacuación que era “una cuestión de vida o muerte”. Los servicios de emergencia llamaron puerta por puerta y el domingo se decretó una evacuación forzosa para aquellos que decidieron quedarse en sus casas, pues corrían el riesgo de sufrir los efectos de una explosión de los vagones cargados con cloruro de vinilo. Después, se delimitó una zona roja con peligro de muerte, y otra amarilla, con riesgo de heridas y de daños pulmonares, tal y como explica El País.

De esta forma, Norfolk Southerm informó que las válvulas de alivio de presión de algunos vagones habían dejado de funcionar, por lo que se decidió elaborar un plan para liberar manualmente los vagones y liberar los materiales contaminantes, con el riesgo que suponía.

“El contenido se vaciará de forma controlada. Para proteger el medio ambiente, hemos preparado fosos y terraplenes en los que drenar el material que luego se remediará. Cuando sea seguro hacerlo, la liberación manual de la presión se realizará mediante una rotura controlada de varios vagones, y bajo la supervisión de expertos y personal de primera intervención. Esta operación será ruidosa y visible. Parte del material se quemará mientras se drena durante un corto número de horas”, anunció la empresa.

Según la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), se vertieron al aire, al suelo y a las aguas superficiales del entorno sustancias como cloruro de vinilo, acrilato de butilo, acrilato de etilhexilo y éteres monobutílicos de etilenglicol. A pesar de ello, no detectaron toxicidad en el aire: “El control del aire realizado por la EPA no detectó contaminantes químicos preocupantes en las horas posteriores a la quema controlada. Los residentes de la zona y de decenas de kilómetros de distancia pueden percibir olores procedentes del lugar. Esto se debe a que los subproductos de la quema controlada tienen un umbral de olor bajo. Esto significa que la gente puede oler estos contaminantes a niveles mucho más bajos de lo que se considera peligroso”. Según El País, ese mismo día la contaminación de partículas superó los niveles de detección, pero la EPA lo desvinculó del accidente.

El olor tóxico persiste en el pueblo

El olor a productos tóxicos persiste en el pueblo, según han declarado residentes de East Palestine a La Vanguardia. “Casi parece que volvemos a la normalidad, excepto que todos tenemos esta nube peligrosa que se avecina, sin saber qué va a hacer con nuestro futuro, colgando sobre nuestras cabezas”, explica a ese medio Diana Elzer, una de las vecinas.

“Me alarma qué puede pasar en cinco, diez o 15 años. Cuando volví a casa, el agua tenía mucho olor a lejía”, asegura a La Vanguardia Marcy Henry, que ahora reside fuera del radio de evacuación con su marido. “De regreso a casa conduciendo cerca del río, el olor quitaba el aliento y te quemaba la nariz y la garganta”, señala. La población teme los efectos a largo plazo en su salud por los vertidos porque, a pesar de explicar a la población que volver a casa era seguro, las autoridades han pedido a los vecinos del pueblo que solo beban agua embotellada.