Palacio de Linares | Madrid
El problema era que ya tenían una hija, que se llamaba Raimunda, como su madre. La niña, por tanto, debía desaparecer. Existen diferentes versiones sobre su muerte. Unos dicen que la emparedaron en las paredes del palacio, otros que la enterraron en el jardín después de ahogarla. Esta tragedia explica los llantos que, según cuentan, se escuchan en la actual Casa de América.