José María Ruiz Mateos
El 28 de diciembre de 1988, el empresario que fundó Rumasa compareció ante el juez por un presunto delito de alzamiento de bienes, pero ya no regresó a prisión, como debía, sino que se las ingenió para desaparecer. Alguien le facilitó una gabardina, una peluca y unos bigotes postizos con los que logró burlar la seguridad del edificio judicial, uno de los más custodiados de España.