NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ACTUALIDAD

El tiempo que deberíamos estar sin beber alcohol para evitar problemas hepáticos

Los expertos recomiendan pasar tres días seguidos a la semana sin ingerir ninguna cantidad de alcohol, además de llevar una alimentación saludable.

Photo by Kenzo TRIBOUILLARD / AFP
KENZO TRIBOUILLARDAFP

Esta pasada semana la ciudad de Londres acogió el Congreso Internacional del Hígado, en el que se dieron cita muchos de los grandes expertos del mundo en la materia. Este órgano es el principal afectado por el consumo de alcohol y los hepatólogos, sabedores de que para muchos es muy complicado cumplir un consumo cero de alcohol, recomiendan seguir unas pautas para cuidarlo: no se debe tomar, al menos, durante tres días seguidos en semana.

Y no es la única indicación, sino que el resto de días de debe tomar con moderación y además llevar una buena alimentación. Porque los datos no engañan: según un reciente informe de la Asociación Europea del Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés) y la revista The Lancet, Europa tiene la mayor tasa de consumo de alcohol del mundo, con más de la mitad de las enfermedades terminales hepáticas asociadas a la bebida. Anualmente mueren 287.000 personas por estas enfermedades, y en su mayoría se podrían evitar llevando a cabo hábitos saludables.

Unas enfermedades, las del hígado, con un incremento del 25% respecto a hace tres décadas y que afectan especialmente a personas jóvenes y de mediana edad. “Contrasta con las enfermedades causadas por el tabaco y la obesidad, como el cáncer de pulmón y la diabetes tipo 2, que causan fallecimientos típicamente entre sexagenarios y septuagenarios”, explica el citado documento. Según la OMS, estas enfermedades de hígado son la segunda causa de años de trabajo perdidos en Europa, por detrás de las coronarias.

La regla de los tres días

Aleksander Krag, vicesecretario general de la EASL, pide la reducción del consumo, de su promoción y un incremento de su precio. “No es que le digamos a la gente que no puede beber nada; se pueden seguir muy buenas reglas: mantener tres días sin beber cada semana, nunca consumir más de cinco unidades de alcohol de una vez y no más de 10 a la semana”. Y explica cómo funciona el sistema de unidades: una copa de vino serían tres, una cerveza de lata 1,5 y un chupito de una bebida de alta graduación, una unidad.

Unos consumos que, desde el punto de vista de la enfermedad hepática, pueden llegar a ser tolerables para nuestro hígado, un órgano que tiene una alta capacidad de regeneración. Pero un exceso puede llevar asociado un incremento en el riesgo de sufrir algún tipo de cáncer. El alcohol, además de ser tóxico, es adictivo, razón por la que muchos profesionales de la salud son contrarios a hacer recomendaciones, por cantidades mínimas que sean.

Juan Revenga, consultor en alimentación y salud, recuerda que “lógicamente es mejor beber menos y descansar tres días que no hacerlo. A lo mejor una cerveza o una copa de vino al día no te va a machacar el hígado, pero tiene otros riesgos. El alcohol es adictivo, a poco que tomas sueles querer un poco más. Y a la vez genera una habituación. En el alcohol, la mejor cantidad es cero”.

La importancia del mensaje

Krag señala de nuevo las dos formas de hacer bajar el consumo de alcohol, como son reducir su promoción y una subida del precio. “Está muy documentado que el precio del alcohol importa. En Gales y Escocia pusieron un precio mínimo y de la noche a la mañana bajó el consumo”, asegura el experto. Una medida que aplicaría tanto a las bebidas alcohólicas como a la comida poco saludable. “Sabemos que las verduras son buenas, pero muchos de nuestros pacientes no pueden permitírselas y van directamente a la comida rápida”.

En cuanto a su promoción, Krag apuesta por una regularización. “Hay una razón por la cual las compañías tienen un enorme presupuesto en publicidad. Pero ¿por qué es legal anunciar alcohol?”. Establece también una comparación con el tabaco, cuya promoción está prohibida ya desde hace unos años en muchos países occidentales, además de añadir una etiqueta con los riesgos que conlleva para la salud. “A la industria del alcohol no le gustará, pero se trata de proteger a la ciudadanía”, finaliza.