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El pueblo de España más bonito para visitar en marzo, según National Geographic

Peñíscola, en el corazón de la Comunidad Valenciana, fusiona su pasado medieval con la naturaleza y modernidad de la costa mediterránea.

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El pueblo de España más bonito para visitar en marzo, según National Geographic
castelloextra.com

Después del frío que ha protagonizado los últimos días de febrero y los primeros de marzo, las temperaturas dan la bienvenida al buen tiempo y a las escapadas primaverales a la costa. Aprovechando esta oportunidad, la revista National Geographic ya ha revelado cuál es el pueblo más bonito para visitar este mes. La localización ha caído de lleno en la Comunidad Valenciana.

Se trata de un pueblo costero bañado por el Mediterráneo, filmado numerosas veces -Juego de Tronos, El chiringuito de Pepe, El ministerio del Tiempo- y con un patrimonio único coronado por un castillo templario. Peñíscola, vista desde sus calles o desde sus miradores, es un destino perfecto para escapar de la rutina en Semana Santa. En el municipio se mezclan bosque y playa de una forma natural.

Efectivamente, el principal elemento magnético de este pueblo cargado de casas blancas y aire cálido es un castillo del siglo XIV. La fortaleza, cumbre de la parte antigua del lugar sobre un peñón de 64 metros de altura sobre el agua, fue el hogar del Papa Benedicto XIII. No es una casa cualquiera: antiguamente, cuando el nivel del agua subía, el cordón de arena que lo une al resto del pueblo quedaba sepultado por las olas, convirtiendo en isla la residencia papal.

Aire medieval junto a modernidad mediterránea

El ambiente del casco antiguo, rescatado del Medievo, se fusiona a la perfección con la zona turística en un contexto de playas al norte y calas escondidas por acantilados al sur de la parte vieja. Es en esta zona donde las calles empedradas dan paso a la icónica Casa de las Conchas, cuyas paredes están repletas de estos caparazones de bivalvo. Cerca, destacan el faro, a finales del siglo XIX, y el Museo del Mar.

Completan la postal la iglesia parroquial de Santa María, de estilo gótico y con raíces en el siglo XV, y la ermita de la Virgen de la Ermitana, junto al castillo, cuyo interior acoge a la patrona del sitio. Mientras que el centro hace gala de este ambiente particular, a las afueras, los cultivos propios del Mediterráneo -naranjo, olivo o almendro-, cercan el pueblo, cuyas inmediaciones están protagonizadas por el Parque Natural de la Sierra de Irta.