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El pesimista vaticinio de Niño Becerra sobre los jóvenes

El economista explica que la llegada de los robots a la hostelería podría suplir la falta de camareros y los locales que puedan invertir en tecnología serán los favorecidos.

Actualizado a
Santiago Niño Becerra

Algo curioso ha ocurrido este año en la hostelería española. Han vuelto los niveles prepandemia en la clientela, pero los camareros escasean. Mientras que los hosteleros exigen una mayor profesionalización, la mano de obra pide unas mejores condiciones laborales y un sueldo más adecuado. Sin embargo, esto puede plantear algunos cambios en el sector que no benefician a los jóvenes.

El economista Santiago Niño Becerra, conocido por haber vaticinado la crisis de 2008, ha lanzado un pesimista mensaje para el futuro de la hostelería. En concreto, Niño Becerra ha comentado dos noticias: la llegada de camareros extranjeros para satisfacer la oferta de empleo y la irrupción de los robots-camareros.

“En realidad son dos noticias que cuentan lo mismo: se expanden los robots porque su ratio productividad/coste ya supera, en varios ámbitos, al de los humanos. Si llegan profesionales del exterior será con un coste inferior al de los locales, lo que detendrá la expansión de robots durante un tiempo: hasta que el ratio productividad/coste vuelva a favorecer a la máquina. Paralelamente está claro que los locales tendrán ventaja a medio plazo: aquellos que puedan invertir en robots”, ha escrito en su perfil de Twitter.

¿Más robots, menos camareros?

La pregunta es clara: ¿Suplantará el robot al humano? Los robots siguen extendiéndose por los restaurantes españoles. Las funciones de un robot camarero son diversas: sirven los platos, los recogen una vez los clientes han terminado e incluso pueden interactuar con los comensales.

A España ya han llegado unos cuantos camareros robóticos. Uno de ellos es Jefito, el primer robot camarero de Zaragoza que, además de servir la comida, cuenta chistes a los clientes. En Vigo hay un restaurante japonés que cuenta con ‘Miau’, un robot que no toma nota, pero sí sirve la comida a las mesas.

El economista tiene claro que, si los robots siguen extendiéndose en la hostelería, los locales que puedan invertir en estas tecnologías serán los más favorecidos a medio plazo, porque “su ratio productividad/coste ya supera, en varios ámbitos, al de los humanos”.