El motivo por el que vemos ‘charcos’ en la carretera los días de mucho calor
Este fenómeno se produce, principalmente, por la diferencia de temperatura entre las diferentes capas de la atmósfera.
Una imagen típica y frecuente en los días de verano, se produce en la carretera cuando viajamos en coche. Suele suceder que se perciben al fondo de la calzada como una especie de ‘charcos’ de agua, aunque en ningún caso se tratan de pequeñas lagunas de agua al uso.
Al fin y al cabo, no deja de ser una especie de ‘ilusión óptica’ que nuestro cerebro dibuja por el hecho de que distingue los objetos gracias a la luz que nos llega de ellos, y sobre todo, por las diferencias de temperatura entre las diferentes capas de la atmósfera. En este caso, también se reflejan por el hecho de que el asfalto se calienta más que la atmósfera, lo que provoca a su vez un mayor calentamiento de las capas más próximas al suelo y una menor densidad de las mismas.
De hecho, no sólo se percibe esta falsa sensación en las carreteras ya que también se pueden percibir en las pistas de los aeropuertos, o en el desierto. La función de la retina pasa por traducir los estímulos luminosos en impulsos que, finalmente, llegan al cerebro para ser reinterpretados, aunque en este caso concreto lo hace de forma incorrecta.
Además, para comprender mejor este fenómeno óptico, es imprescindible saber que cuando el aire cambia de densidad, se producen variaciones en el índice de refracción de las capas de aire, por lo que la luz se curva. De ahí la explicación científica para comprender por qué nos sucede esto en la época más calurosa del año y que, en ningún caso, debe atribuirse a un defecto visual.
En el caso del desierto, los espejismos tienen lugar debido al efecto de las ondas de calor producidas por la refracción del aire caliente y frío. El aire se enfría a medida que asciende, y se calienta una vez que desciende. A raíz de este proceso se producen esa ilusión óptica que se observan en los desiertos y carreteras durante los días de más calor.
Efecto Fata Morgana
Todo ello obedece al denominado Efecto Fata Morgana (traducido del italiano hada Morgana), en referencia al hada Morgan’), hermanastra del rey Arturo y quien, según las leyendas artúricas, era un hada cambiante. Se trata de un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura, y que se produce especialmente en islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, con el que se pueden comprobar ‘falsos barcos’ que flotan sobre el mar.