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ECONOMÍA

‘Teoría del empujón’: el truco de un premio Nobel para ahorrar

Richard H. Thaler, ganador del premio Nobel de Economía en 2017, recomienda hacer una reflexión conductual de las finanzas y reducir los sesgos cognitivos para con el dinero.

‘Teoría del empujón’: el truco de un premio Nobel para ahorrar
MARCELO HERNANDEZ/ATONCHILE

Con el cinturón bien apretado. De un tiempo a esta parte los españoles miran con recelo e intranquilidad sus cuentas bancarias. Sacan la calculadora y una serie de signos matemáticos comienza a flotar sobre la cabeza del ciudadano promedio. Cálculos y cavilaciones. Recortar de un sitio. De otro. Y al final las cuentas siguen sin salir.

El escenario es propicio para ello. Adecuadamente asfixiante. La inflación continúa su peculiar escalada de pico y montaña; la misma que experimentan unos precios con nula intención de emprender cualquier tipo de bajada. Si el lector ha llegado hasta aquí y se siente identificado, debe saber que, a veces, sólo hace falta un pequeño empujón.

Precisamente ese es el nombre que recibe una teoría que quizá le sea útil. La mente pensante que se halla detrás no es sino la de un premio Nobel de Economía: Richard H. Thaler; argumento de autoridad suficiente como para confiarle la oportunidad de aconsejar en nuestro ahorro. Literatura académica que suministra dosis de tranquilidad entre números rojos.

El dinero: un retrato de la conducta

El economista estadounidense es nítido en su ‘Teoría del empujón’. Consiste en impulsar a las personas a que tomen decisiones que requieren esfuerzo, pero que pueden traer beneficios a largo plazo. A simple lectura parece una frase como tantas; fruto de una taza de café optimista, repetida en una charla de instituto o proclamada por uno de esos gurús del siglo XXI que te recomiendan ser tu propio jefe. Pero va mucho, mucho, más allá.

Más de cuatro décadas en la investigación sobre el ahorro no podrían reducirse a algo tan ‘predecible’. Todos tendríamos un premio Nobel. En realidad, la sugerencia es uno de los pilares fundamentales de su bibliografía y, al mismo tiempo, la llave que le abrió la puerta dorada de la academia holmiense: la economía conductual. Se trata de un afluente del complejo río de las finanzas que bebe de la investigación científica y de los deshielos de la sociología y de la neurociencia. No es sino la comprensión de la conducta: por qué tomamos ciertas decisiones con el dinero.

La cartera, si es con conocimiento, más llena

Thaler ha derramado océanos de tinta culta para demostrar que el consumidor no siempre sabe administrar racionalmente sus recursos. No se trata de unos ‘caprichos de finde’, ni de los impulsos correspondientes a la primera semana del mes, ni del puño rácano y pesetero cerrado de la última. La conducta es bastante más compleja; y por esa misma razón el laureado economista propone un “paternalismo libertario” de carácter estatal -’papá’ Estado- que ayude a los ciudadanos a actuar con conocimiento. Es decir, a reducir sesgos cognitivos.

Un impulso con la inercia de la sabiduría He ahí la clave para suspirar sin un ritmo cardíaco superior a la velocidad del famoso correcaminos. El de los Looney Tunes. Hacerlo fácil, al fin y al cabo. Thaler dice que es como quien compra en un supermercado que tiene productos saludables a simple vista. “En el ahorro debe suceder algo parecido”, compara. El español promedio debe saber que efectivamente es como quien transporta un carro en una de estas tiendas. Para avanzar, a veces, sólo hace falta un pequeño empujón.