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CAMBIO CLIMÁTICO

Hilo Moreno, guía polar en la Antártida: “El deshielo va a pasos agigantados”

El experto en zonas polares habla con Diario AS sobre cómo el cambio climático afecta a las regiones congeladas del planeta: “Es un horror”.

Hilo Moreno, guía polar en la Antártida: “El deshielo va a pasos agigantados”
Hilo Moreno

Hace unos 40 años, en el tiempo en el que se juegan 10 mundiales, cuando nació Pau Gasol o Kim Kardashian, era posible caminar desde Groenlandia a Rusia. Matizamos: era posible si conseguías sobrevivir el trayecto sobre el hielo flotante del océano Glacial Ártico. Sería un viaje duro porque el hielo no es tan compacto como aparece en las imágenes satelitales. Necesitarías equipamiento. Pero hace no tanto tiempo que ese hielo, extenso, unía ambos países. Así lo recogen las fotos a vista de satélite NASA.

Si hace 40 años —e incluso menos— a Kilian Jornet igual se le hubiera pasado por la cabeza correr por el Ártico, puede que dentro de 7 años la única forma de cruzarlo sea en barco. Un reciente estudio publicado en la revista Nature señala que, en 2030, no habrá nada de hielo en el Ártico. Se podrá visitar el Polo Norte en una embarcación. Es posible que se abran nuevas rutas comerciales. Navegar por encima del círculo polar ártico sería, sin contar con las temperaturas, como hacerlo en el Mediterráneo.

Hilo Moreno (Madrid, 1979) lleva más de 20 años visitando las regiones polares del planeta. Es guía polar en la base Juan Carlos I de España, situada en la Antártida, donde orienta y organiza las salidas de los científicos. También viaja como guía a Groenlandia y a otras zonas congeladas del planeta. Para él, que lleva media vida entre enormes bloques de agua congelada, el deshielo es “muy evidente”, un “horror” que “avanza a pasos agigantados”. Hilo atiende a Diario AS en una cafetería de Madrid, lejos de glaciares y regiones remotas, para hablar de cómo el cambio climático y el calentamiento global ya está afectando a nuestro planeta.

“El deshielo es más visual y se nota más en el Ártico (Polo Norte) que en la Antártida (Polo Sur)”. El casquete polar del norte, el océano glacial ártico, es una enorme placa de hielo que flota sobre el mar. Si se derrite, el nivel del mar no se vería gravemente afectado. “Es como una copa con hielos. Se queda en la mesa después de una fiesta, y a la mañana siguiente vemos que el hielo se ha derretido pero el líquido no se ha desbordado porque es el mismo volumen”, explica. Hilo asegura que pensar en un Ártico sin hielo “no es una exageración” porque “el deshielo va a pasos agigantados”.

Sus recuerdos así lo dictaminan: “En el Ártico se nota mucho (el deshielo), la primera vez que estuve, en el sur de Groenlandia recuerdo un frente glaciar que caía al mar. Volví hace cinco años y era un lugar irreconocible, donde yo recordaba una gran masa que caía sobre el mar, ahora solo había dos rocas enormes. Eso es un simple ejemplo, pero en otras zonas se nota mucho”.

“En el Ártico no hay un continente de tierra, hay banquisa, es decir, un mar de agua salada que está congelado desde hace muchísimos años y que tiene un espesor que se está reduciendo mucho. El hielo no se está generando en los inviernos y se está derritiendo a una velocidad muy grande. Se cree que en 2030, en verano, no va a haber nada de hielo y se podrá llegar al polo norte en barco. Es como si te perdieras en mitad del Atlántico. Es un horror. No hablamos solo del efecto más visual, la desaparición del hielo afecta a una biodiversidad muy grande”.

El deshielo es la consecuencia más visual del calentamiento global en los polos. Pero hay efectos subterráneos. Moreno señala que “las zonas polares son un termómetro de salud de nuestro planeta”, y que “cualquier cambio que haya, incluso una ligera subida de la temperatura, afecta mucho”. El cambio en la temperatura del agua “también puede afectar al PH del mar” y a la extinción de algunos animales “que no son capaces” de adaptarse a un cambio climático. “Están conectadas, si una de ellas desaparece, cambia todo el ecosistema”, señala. Por ejemplo, el oso polar vive sobre esas capas flotantes de hielo. En la actualidad, se estima que quedan entre 22.000 y 30.000 ejemplares salvajes.

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NASA & Google Earth

¿Los países polares son más conscientes?

La Antártida no es como el Ártico: es un continente de tierra cubierto de hielo, “como si fuera un glaciar enorme”, precisa Moreno. Su deshielo sería fatal para el planeta, porque esta vez sí que aumentaría el nivel del mar. Groenlandia es la isla más grande del mundo y también está cubierta por hielo. Algo más de dos tercios de su territorio se encuentran en el círculo polar ártico y, aunque no lo parezca, el deshielo podría beneficiarles gracias a la apertura de rutas marítimas comerciales —sin hielo, hay autopistas— o por el descubrimiento de un yacimiento en la propia tierra de Groenlandia. Ahí se genera la dicotomía en estos países: ¿Explotamos los recursos a costa de la naturaleza?

“Por un lado, está el ecosistema, la biodiversidad, el planeta. Por otro, hay aspectos que pueden favorecer a las personas o a la industria. Por ejemplo, si desaparece una capa de hielo, es posible buscar un yacimiento y encontrar recursos o minerales. Al disminuir la capa de hielo en el océano Ártico, ahora ya hay nuevas rutas que antes no eran navegables. Hay empresas que se pueden ver favorecidas por este cambio a costa de la naturaleza”, explica el experto.

“El gran cambio que se puede producir a un plazo bastante corto es en el paso del noreste, todo lo que está sobre Rusia y Siberia, que nunca ha sido navegable, solo en verano en muy determinadas situaciones y para pocos barcos. Se está viendo que a esta velocidad, el deshielo va a permitir el paso de convoyes y sí que se va a abrir una ruta comercial que puede alterar mucho el intercambio de bienes y mercancías. Dentro de poco podría ser una ruta habitual y con mucho peso”, lamenta Hilo.

Sin embargo, Hilo asegura que en estos países “son más conscientes”, aunque están “bastante deshabitados” y “el eco que puedan hacer de la situación en la que vive no puede llegar muy lejos”. “Nosotros vivimos en las ciudades y tenemos una desconexión importante con la naturaleza, y lo que nos afecta es cuando llueve. Puede haber incluso una sequía y en la ciudad no nos enteramos. Vivimos bastantes desconectados del curso y ritmo de la naturaleza. En esos países, sin embargo, hay un contacto más estrecho y lo que ocurre afecta mucho más”.

¿Hay soluciones?

Hilo pasa gran parte de los inviernos en la base polar Juan Carlos I. El paisaje es vacío, la vida para un humano difícilmente puede desarrollarse en un clima tan hostil. Son casi 20 años como guía polar en la esquina del mundo. “He estado en sitios difíciles de llegar, como la Antártida oriental, por donde han pasado unas ocho personas. Mi trabajo es ir allí, ver lo que está ocurriendo, ayudar a los científicos en sus investigaciones, y volver aquí y contar la realidad, ser el reflejo de lo que pasa”, señala el guía. El objetivo del Acuerdo de París, al que están inscritos 193 países más la Unión Europea, es limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Fíjense, el fin no es detener el calentamiento, sino reducirlo lo máximo posible.

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Hilo Moreno como guía polar en la Antártida / Fotografía cedida por el entrevistado

“Para que todos estemos de acuerdo en que hay que tomar medidas, tenemos que estar de acuerdo en que algo está pasando. Para eso se necesitan testimonio directos, que lo tienen muy pocas personas, porque muy poca gente ha estado en esos sitios [...] Lo que yo hago es dar a conocer lo que pasa, algo que ya me parece un gran paso”. ¿Cómo nos ponemos de acuerdo? Hilo lo tiene claro: “Hay que escuchar a la ciencia”.

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Hilo Moreno atiende a Diario AS