Jorge Lorenzo es el que fue y Marc Márquez aprende a sufrir

Rossi definió perfectamente lo vivido en Le Mans al acabar la carrera de MotoGP: “Cuando Lorenzo se pone en modo martillo es imposible batirle”. Tal cual. De hecho, podría servir la crónica de Jerez para explicar las andanzas del mallorquín en Francia. Pero hay detalles que contar, sobre todo por lo que pasó a sus espaldas y porque conviene destacar que si importante fue aquel triunfo con el que revertía su fl ojo arranque, lo es también el de ayer, el que reconfi rma que Lorenzo es el que fue. Y ése no es un piloto cualquiera. Es el que ya ganó dos títulos de la clase reina y el que se quedó a cinco puntos de hacerlo también hace dos años con una Yamaha netamente inferior a la Honda. La historia de su carrera se fraguó en la salida. Partía tercero y se puso primero adelantando a Dovizioso por fuera, como a él le gusta. En ésas, llegó Márquez pasadísimo y le adelantó, pero tal cual se puso el ilerdense delante perdió posiciones de inmediato. De primero a cuarto en un santiamén... y gracias, porque salvó la caída y el impacto con los demás con una maniobra increíble con la que metió su Honda en la segunda variante de la chicane casi sin espacio.

A partir de ahí Jorge no tuvo nunca a nadie más por delante, y se concentró en mantener un ritmo rápido, constante e inalcanzable para los demás. La única duda sobrevino cuando Rossi logró ponerse segundo, tras superar a Márquez, Iannone y Dovizioso. Entonces estaba a 1.8 de distancia, pero acabó en meta a 3.8 y fue ahí cuando Ramón Forcada, bromeando, dijo una de las frases del año sobre su piloto: “Me ha estropeado la hoja de tiempos en la última vuelta. Había hecho 33 en todas y en esta un 34…”. Eso es el ‘hummer time’ (momento de martillo) de Lorenzo.

Para El Doctor el segundo fue muy bueno, porque sigue sin bajarse del podio y líder de la general, ahora con 15 puntos sobre su compañero en el Movistar Yamaha, 19 sobre un Dovizioso al que también satisfi zo su tercero y 33 sobre un Márquez que sufrió como nunca sobre la Honda. Explicó después que la subida de la temperatura le perjudicó y que tuvo “muchos, muchos, muchos problemascon el tren delantero”, lo que no impidió que dejara para el recuerdootro intenso duelo, esta vez con Iannone peleando por el cuarto…

Podría decirse que fue la batalla por la cuarta plaza más disputada de la era MotoGP, con quince adelantamientos entre ambos en dos vueltas. El zafarrancho de combate comenzó a cinco del fi nal y acabó cuando Márquez superaba por octava vez a un Andrea que a su vez le había adelantado siete veces. Fue en la frenada de la recta de atrás, donde el campeón llegó con la rueda trasera levantada y cruzada, metiéndose a saco para superar por última vez a la Ducati de un Iannone que, corriendo con el hombro dislocado hace dos semanas, entendía que ya era sufi ciente batalla y que no había forma humana de acabar por delante de su rival, por mucho que la Honda no parara de retorcerse y levantarse de delante y de atrás. Memorable.

En cuanto al regreso de Pedrosa, caída en la segunda vuelta, pero con el amor propio de levantarse y rodar en solitario toda la carrera (acabó 16º y último), a un mundo de la cabeza, y comprobar así felizmente que su antebrazo funciona mejor que antes de la operación.