El Misti nos recibe en casa de Vargas Llosa

Arica-Arequipa. Suena bien, leído como una sola palabra y rápido incluso tiene música, por más que los pilotos, los protagonistas de todo esto, no estén para canciones. Sobre todo los moteros, quienes desde el vivac marroquí de Foum Zguid, en el Dakar 2007, no dormían solos. Sin el resto de competidores compartiendo cena, sin sus mecánicos velando por sus motos. Estamos por fin en Perú, que se une a la fiesta del Dakar. Vinimos en un CASA 35, hermano mayor del avión que nos llevó por Atacama y sus trampas. Será un vuelo "bien caluroso", nos advirtió un militar chileno. Lo fue. Tres cuartos de hora después pisamos tierra firme, que el día anterior no lo fue tanto. La zona vivió un terremoto de 4,7 grados en la escala Richter, y unos kilómetros más abajo, en Tacna, el terremoto lo sufrían unos cronometradores argentinos del Dakar a los que les robaron sus pertenencias. Arequipa nos recibe con su volcán Misti imponente. Inactivo. "Tengo 31 años y nunca lo vi expulsar", nos dijo un lugareño. Que siga la racha y que los cumpla feliz. Unos años antes que él, nació aquí un escritor de nombre Mario y de apellido Vargas Llosa. Aunque de refilón, hemos visto su ciudad y hemos visto sus perros. Cualquier otra cosa que se nos pegue, bienvenida sea. 'Dicciodiario': Tirar richi (Perú). Comer. Lo que hizo Joan Pedrero nada más llegar al campamento de Arica. Coincidimos en la cena con él, que venía de pasar siete interminables horas en el desierto, con su KTM fuera de combate. En Arica llegó su abandono del Dakar 2012, pero él no se vuelve a casa. Seguirá hasta Lima para apoyar en lo que pueda a su jefe de filas, Marc Coma.