Mendilibar, en el Olimpo

Hace solo tres meses, la situación del Olympiacos era crítica. La siempre exigente directiva del club más laureado de Grecia se disponía a despedir al entrenador del primer equipo por segunda vez esta temporada. Tras Diego Martínez (fecha de despido: 05/12/2023), Carlos Carvalhal (fecha de despido: 08/02/2024). Cuartos en liga (a ocho del liderato), eliminados en Copa... pero vivos en Conference League. Una tabla de salvación para el primer valiente que se atreviese a ir a una plaza tan caliente como El Pireo e intentar levantar al club más grande del país. José Luis Mendilibar. Grecia le está preparando un hueco en el Olimpo.

La mitología griega usaba la figura de los dioses para encontrar una justificación a fenómenos inexplicables y esto es un poco lo que ha hecho Mendilibar en estos 19 partidos dirigiendo al Olympiacos. Apenas aterrizó en El Pireo y, en el avión siguiente, el Ferencvaros para jugar la ronda de playoff de la Conference League. Venció al campeón de Hungría (1-0) y, días después, al líder de la liga, el PAOK (1-4) en La Tumba de Salónica. A estos dos partidos le siguieron cuatro más. Se detuvo la racha con un duro 1-4 del Maccabi Tel Aviv que provocó un partido épico en la vuelta, con un 1-6 en Backa Topola, Serbia (la guerra impide jugar partidos en Israel). Los dos partidos del Grupo de Campeonato de la Superliga griega (al llegar a la vigesimosexta jornada, los seis primeros juegan entre sí a ida y vuelta) obedecieron más a la lógica (derrotas ante el AEK y el Panathinaikos), pero desde entonces encadena nueve partidos seguidos sin perder. Su última hazaña, eliminar al Aston Villa, el cuarto clasificado de la mejor liga del mundo. Lo ha logrado ganando los dos partidos.

“Tendrá que pasar un poco de tiempo para creernos dónde estamos y qué es lo que hemos hecho”, explicó Mendilibar tras el partido de vuelta ante el Aston Villa. “La alegría es sobre todo por los jugadores y por el público. Cuando me llaman es porque el equipo está mal. Lo que intento hacer es darles confianza a los jugadores, decirles que son buenos, que se lo crean dentro del terreno de juego. Y a veces sale bien”, explicó sobre el cambio de resultados del equipo desde su llegada.

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Mendilibar le ha dado la vuelta al equipo. De arriba a abajo. Le ha dado la titularidad en la portería al jovencísimo Tzolakis (21 años), quien fue el héroe de la tanda ante el Fenerbahçe (cuartos de Conference) parando tres penaltis. Encajó a David Carmo, fichado desde el Oporto en enero, en el equipo para acompañar a Retsos en la defensa. Igual que a Chiquinho, llegado del Benfica, para darle más creatividad al doble pivote con Hezze. Está explotando el talento muy por encima de la liga griega de Podence y la calidad de Fortounis. Y qué decir de El Kaabi. Ha marcado 19 goles en estos 19 partidos con el español en el banquillo. Un estilo Mendi reconocible, de presión y juego vertical -que no necesariamente directo-, que tiene enamorado a la afición de El Pireo. En Grecia no se lo explican.

Ganar la liga es prácticamente una utopía (cuartos, a cinco puntos del líder a falta de solo tres jornadas), pero qué le importa una liga a un club con 47 de ellas en sus vitrinas cuando están en la primera final europea de su historia (con permiso de la lograda en la Youth League esta misma temporada). El destino ha querido que esta edición de la Conference League termine en el Agia Sophia, el estadio del AEK. Atenas no es El Pireo, pero el próximo miércoles 29 de mayo no será el día de ponerse quisquillosos. Olympiacos sentirá que la final es en su casa. Los aficionados la harán suya. Y a Mendilibar su pastor.

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