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GRUPO A | SUIZA 0 - FRANCIA 0

El larguero detiene a Francia y Suiza le acompaña a octavos

Pogba y Payet merecieron dar la victoria a la selección gala. Los de Petkovic, que pidieron penalti en el minuto 92 por agarraron de Sagna, acaban segundos del Grupo A.

El larguero detiene a Francia y Suiza le acompaña a octavos
LAURENT DUBRULEEFE
ASTV

Sumida en otro laberinto del que esta vez no encontró salida en los instantes finales, Francia despidió su grupo con la misma tos nerviosa que en toda la Eurocopa, esa que vaticina un catarro si no se trata bien. Los de Deschapms pasaron primeros y hasta aquí el objetivo está cumplido, aunque la imagen es más propia de un anfitrión al que le queda grande su torneo que uno que es el favorito indiscutible para ganarlo. Los suizos, sin despeinarse, también estarán en octavos como segundos.

Fue una Francia sin guión, como todas en el torneo. No empezó mal, pero tampoco acabó bien. Pogba fue lo mejor de un inicio prometedor que terminó en un final sombrío. En esos minutos del principio, eso sí, evidenció que el interés del Madrid por él tiene sustento. No se había visto hasta ahora en el torneo una versión suya tan arrolladora, mejorado también por el hecho de partir un poco más por la izquierda y no por la derecha. Su colección de detalles en los primeros 20 minutos fue apoteósica. Generó, asistió, pisó área y disparó con las dos piernas hasta hacer temblar la portería suiza. Sommer salvó en un tiro que se dirigía a su escuadra y luego fue el propio travesaño el que escupió fuera. Todo tuvo el sello de un Pogba colosal.

A ese ritmo francés era obvio que Suiza no resistiría. El problema de Francia, sin embargo, es que sus partidos son como gotas con las que llenar una palangana. No hay continuidad y no la hubo tampoco esta vez. Para colmo, cada transición suiza partió a los galos como a una oblea. En ese sentido se hecho en falta el bombero defensivo que es Kanté, reservado anoche para evitar una amarilla que le dejara sin octavos.

Suiza vio que el parabrisas francés le permitía atisbar a Lloris, que empezó a inquietarse. Djourou tuvo la ocasión más clara en un córner convertido en cuadro abstracto por la débil defensa francesa. Embolo le siguió luego las intenciones, aunque Koscielny se cruzó de forma decisiva para evitar el gol. Para entonces ya había menos noticias de Pogba, quien, al igual que el resto de compañeros, se fue quedando sin pilas.

Los suizos pusieron en marcha su reloj y empezaron a tocar con facilidad. No parece difícil quitarle la pelota a esta Francia en su casa y eso es algo que debería inquietar al conjunto anfitrión. Para colmo, su defensa era un especie de flan casero en el que Rami ponía la leche, los huevos y el caramelo. Si Francia gana esta Eurocopa no será por su defensa.

A los galos les quedaba ese flautista solitario que es Griezmann y la posibilidad de que desde el banquillo entrara su graffitero de moda, Payet. El del Atlético, muy lejos del área durante todo el partido, se creó la acción con la que adelantar a Francia. Se la adivinó Sommer. De Payet hubo noticias más tarde al rematar al larguero un centro de Sissoko, que fue tomando la llave que Pogba dejó en su taquilla según avanzó el encuentro.

Francia prefería correr y no tenía ningún reparo en mostrarlo. Así, surgieron sus atletas y menguaron sus artistas. Creció Sissoko, también los laterales Sagná y Evra, al tiempo que Griezmann y Pogba eran ya casi historia en el partido. Las opciones de ganar se redujeron a alguna transición. Suiza sabía que con conservar el balón y no permitir contragolpes tenía el empate en el bolsillo. No concedió más que una falta que Payet estrelló en su compañero Sissoko, el reflejo final perfecto para lo que es la Francia actual: una selección azul, pero un equipo verde. Demasiado verde.