El Levante se agarra a la vida
Giuseppe Rossi y Carl Medjani neutralizan el gol inicial de Hernán y el Espanyol tendrá que esperar para celebrar su salvación.
Sigue vivo el Levante en su pelea por quedarse en Primera División. Los granotas están haciendo un clínic de supervivencia avanzada. Acostumbrados a vivir en el abismo, con el riesgo de despeñarse y quedar KO para siempre. Así salvó tres puntos que le mantienen con oxígeno para ir a Granada el jueves a pecho descubierto, a jugarse de tú a tú la salvación. Eso sí que es una final. De verdad. Porque ayer el Espanyol lo intentó pero sin las apreturas y el agobio que te da verte camino de Segunda. Los pericos no deberían verse en esas salvo hecatombe desmesurada.
Avisó Deyverson pronto de lejos. Primer minuto. Morales de más lejos todavía arrancó el ¡uy! de la grada poco después. Pero acto seguido el Espanyol enmudeció el Ciutat. Hernán se plantó solo delante de Mariño tras un gran pase de Víctor Sánchez y definió a la perfección. Más difícil todavía para un Levante intentando levantarse del golpe. Y lo medio arregló en el ecuador de la primera mitad cuando Pau no acertó a despejar un disparo de falta de Rossi que se fue envenenando con el roce de Medjani. El tanto revivió a los granotas que empezaron a asediar al Espanyol. Primero Rossi se buscó un buen hueco para cruzar el balón pero se encontró con muchas piernas blanquiazules. Luego Deyverson a punto estuvo de culminar una contra. Los de Galca estaban contra las cuerdas pero el Levante no les machacó y así se llegó al descanso con las tablas en el marcador.
Un resultado que no valía a los de Rubi. Y que podía conformar a los pericos. De ahí que fuera el Levante quien pusiera más arrojo. El Espanyol tuvo la más clara con un mano a mano de Hernán Pérez que salvó Mariño. El Ciutat se quedó con el susto en el cuerpo pero siguió tirando de su equipo. Con más corazón que otra cosa la escuadra azulgrana consiguió ponerse por delante. Otra vez pizarra en mano. Saca la falta Verdú y Medjani empuja en boca de gol ante la mirada de Pau. El Levante se agarraba a la vida pero el Espanyol no quería dejar escapar la oportunidad de cerrar su permanencia y poder dormir tranquilo del todo. Por banda hacían daño los pericos y más con la entrada de Burgui que en una de esas cruzó el balón por delante de Mariño. Rubi se cubría con Simao y dejando al libre albedrío la velocidad de Cuero para intentar sorprender y matar a la contra. La tensión del final con los pericos merodeando el área local se cortó con el pitido del árbitro que dio paso al ‘sí se puede’ de Orriols.