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REAL SOCIEDAD 1-LEVANTE 1

Punto del Levante en Anoeta que no le saca de su drama

Tercera jornada seguida de la Real sin ganar. Diego Reyes hizo el 1-0 en el 14' y Deyverson empató en el 25'. Los granotas siguen colistas.

Imagen del encuentro entre la Real y el Levante en Anoeta.
Imagen del encuentro entre la Real y el Levante en Anoeta.AMAIA ZABALODIARIO AS
LALIGA

Empate de poco valor entre la Real Sociedad y el Levante en Anoeta. Ambos conjuntos firmaron unas tablas que no sirven en exceso para ninguno. El Levante, sí, suma fuera de casa, pero sigue colista, y más allá de defender con seriedad, mostró muy pocos argumentos como para pensar en la salvación. Y la Real, dominó gran parte del partido, tuvo más ocasiones y mucho más tiempo el balón, pero le sirvió de muy poco porque le faltó claridad arriba, y más agresividad para doblegar al farolillo rojo. Quitando Oyarzabal, que sigue creciendo a pasos agigantados y completó una actuación soberbia, todo lo demás, sin estar mal del todo, se antoja también escaso como para pensar en poder pelear en la recta final por el sueño europeo.

Como se esperaba, de inicio ambos conjuntos salieron con ganas de disputarse el balón. En los primeros minutos, tanto Real como Levante intentaron conseguir la posesión de la pelota, por lo que hubo mucha pelea en el centro campo y pocas ocasiones. Pero fue la Real la que poco a poco se fue haciendo dueña del partido hasta encerrar al Levante delante de su portero y empezar a coleccionar ocasiones. No claras, pero sí acercamientos que rondaban el gol... Hasta que llegó Yuri Berchiche para cazar un rechace que permitió a Diego Reyes adelantar con justicia a los donostiarras. La alegría le iba a durar poco, porque a los diez minutos, un mal despeja de la zaga realista era aprovechado por Deyverson para igualar la contienda. Era lo único que habían hecho los de Rubi, pero le sacaban el máximo partido. Con Rossi extrañamente desaparecido, los movimientos arriba del brasileño y el dinamismo de Morales se convertían en el único segmento del Levante en ataque. Demasiado poco como para pensar en dejar el farolillo rojo. 

El gol de Deyverson fue como una isla en medio del océano. Porque el dominio de la pelota era completamente txuri-urdin. Antes del descanso, tras una buena acción de Oyarzabal (quién sino), Vela fallaba lo que no suele y después habilitó para que Aritz Elustondo, con casi todo a su favor, disparase al muñeco. Tras el descanso, el guión del partido no cambio. La Real seguía haciéndose dueña del partido y tenía el control del partido. Los cambios de Rubi fueron en dirección defensiva, sobre todo con la entrada de Simao en lugar de un poco afortunado Verdú; mientras que Eusebio acertó con la entrada al terreno de juego de Granero, que dotó de más profundidad al juego realista, aunque le faltaba llegar con claridad. Lo empezó a hacer gracias al dinamismo de Bruma, pero el portugués, acelerado como casi siempre, le volvió a faltar claridad para poner orden a lo mucho que intenta y pausa en el momento adecuado de la jugada. Suyas fueron las ocasiones más claras de la segunda parte, especialmente incomprensible el error en su segunda oportunidad. 

Y en medio de todo ese quiero y no puedo, con el Levante defendiéndose como gato panza arriba, con Morales corriendo demasiado sólo arriba, seguía destacando el chaval Oyarzabal. Parece mentira que con 18 tiernos años muestre semejante madurez sobre un terreno de juego. Pone pausa cuando lo necesita, encara cuando debe y genera fútbol a su alrededor desde su banda. Y luego, además, crea ocasiones de gol y llega con peligro a posiciones de remate. Realizó con diferencia el partido más completo desde su llegada al primer equipo, por encima del día de su doblete. Lástima que no lo redondeara con un golito, que lo mereció. Fue lo más destacado de un encuentro gris en general, una Real que lo intentó, eso no se le puede negar, pero sin la siguiente claridad y fe para doblegar al colista, y terminó desesperando a su afición. Porque el Levante hizo muy poco como para llevarse de Anoeta un punto. Un reparto pobre, que no saca de pobre a ninguno.