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CELTA 0-VILLARREAL 0

El póker del Celta choca contra el muro del Submarino

Aspas, Nolito, Orellana y Guidetti no encontraron el gol. El equipo de Berizzo baja hasta la sexta posición: ya le acecha el Athletic, a sólo un punto.

Celta y Villarreal empataron en Balaídos.
Celta y Villarreal empataron en Balaídos.MIGUEL RIOPAAFP
LALIGA

Berizzo apostó fuerte en la primera jugada. Sacó de inicio a su póker de ases en ataque para ganarle la mano a Marcelino. Las expectativas eran altas, pues nunca antes habían estado juntos en el once Aspas, Nolito, Orellana y Guidetti. Dinamita más que suficiente para destruir una montaña. Pero el Villarreal es acero valyrio. Los amarillos apelaron a su orden y disciplina en defensa para contener el vértigo celeste. Los vigueses nunca esconden sus cartas, pero jamás son predecibles. Y ayer con tanta brisca, mucho menos.

El duelo comenzó con los locales reclamando dos penaltis en menos de diez segundos. Ninguna acción pareció merecedora de la máxima pena. El Villarreal permanecía agazapado, sin pasar demasiados apuros, y la primera ocasión fue suya. Sergio le ganó la partida a Bakambu. El peligro despertó a los célticos, que a partir de entonces aceleraron sin mirar por el retrovisor. Orellana asistió a Guidetti, pero el sueco perdió su primera batalla ante Areola. Desde el comienzo empezó a quedar claro que no había llave para abrir el candado, ni en un bando ni en otro. 

El dominio local fue contundente, pero el Villarreal apenas sufrió. La magia se disipaba entre la bruma amarilla. Bakambu tuvo su segunda clara ocasión en un córner, pero remató muy forzado en área pequeña y el balón visitó de nuevo los guantes de Sergio. Aún tendría una tercera ocasión el francés. La más clara, de hecho. Su oportunidad surgió de un error de Sergi Gómez. El punta tenía el camino despejado, hasta que su indecisión fue menguando la brecha. Sergio volvió a vencer.

El Celta siguió insistiendo. Pero faltaron las ideas. El cansancio era físico y mental y sólo dos disparos de Díaz y Wass pusieron en peligro a Areola. No era día para goles.