El Levante saca los colores y Gerard pone el maquillaje

No hubo debate. Ni el de los candidatos al Gobierno existió para los pericos, pues lo sacrificaron para ir a Cornellà, ni sobre el terreno de juego del estadio. El Levante llegaba como colista y se marchó con menos botín del merecido, pero con autoestima y, al menos, con los mismos puntos que el primer equipo fuera de la zona de descenso. El Espanyol, que una vez más se encomendó a sus individualidades, logró empatar. Pero también despertar silbidos. Bastantes. 

Si el Espanyol tardase tanto en rematar entre los tres palos como en cometer graves errores defensivos, estaría arriba en la tabla. Del primer chut a puerta nació el 1-1, en el 56’, pero mucho antes, en el minuto 6, se había producido el esperpento del partido: regaló un balón Roco a Lerma a diez metros de la frontal del área y el colombiano, expeditivo, definió de maravilla ante Pau. No fue, en cualquier caso, un espejismo, pues la primera mitad fue un auténtico baile del Levante, que jugó a las sombras chinescas ante un desdibujado Espanyol que solo inquietó en un cabezazo de Caicedo que rozó el poste y en un defectuoso remate de Víctor Álvarez. 

La entrada de Gerard Moreno en la reanudación revolucionó a los pericos, quien estableció la igualada en un contragolpe de manual: Diop roba a Simao, conduce Caicedo, centra Víctor Sánchez y empuja el delantero catalán. El encuentro, no en vano, tuvo mucho de libreto, y ahí es donde ganó Rubi: los granota, mejor colocados, dispusieron de más control y ocasiones, como las de Rubén y Xumetra que resolvió Pau. 

Mereció más el Levante, que no pudo rubricar su plan en un ‘rush’ final pleno de desgaste y juego trabado, ante un conjunto, el perico, que sonrojó por momentos con su alineación de gala, al contrario de lo que había hecho el ‘plan B’ en la Copa. En una semana, el tercer asalto entre ambas escuadras.