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VILLARREAL 2 - SEVILLA 1

El Villarreal madura y el Sevilla vuelve tarde a sus orígenes

El Villarreal, más maduro, deja a ocho puntos a un rival directo. Llorente puso emoción tras quedarse el Sevilla con diez por lesión de Gameiro y sin tener ya cambios.

Los jugadores del Villarreal celebran el gol de Mario.
Los jugadores del Villarreal celebran el gol de Mario.Domenech Castelló
LALIGA

El Villarreal ha aprendido la lección. Ya no le hace gracia ir de pardillo. Cansado de una fama ofensivo que le ha otorgado un gran cartel y le ha restado tantos puntos, ha decidido no darle tanta importancia a las formas para ser más competitivo. Ya le ganó en casa a grandes equipos como al Atlético y al Athletic, y ha repetido contra el Sevilla, al que ya distancia en ocho puntos. Mario y Bakambu, sus dos jugadores más en forma, fueron esta vez los goleadores. El Submarino sufrió de lo lindo hasta hacer buena la ventaja porque el Sevilla, a falta de buenas sensaciones a domicilio (aún no ha ganado), le sobra coraje para remontar las situaciones más adversas. Con diez, por una inoportuna lesión de Gameiro y con los tres cambios ya hechos, se aferró a Llorente en el 70’. El riojano no sólo recortó distancias, sino que a punto estuvo de empatar en el descuento.

El Villarreal, sin mucha continuidad en su juego, fue mejor en el primer tiempo y decisivo en el segundo. Arrancó más intenso que el Sevilla. Y luego, pese a equilibrarse el encuentro, llegó mejor y con más peligro. El Sevilla, salvo un remate de cabeza de Krychowiak sólo se asomó en un par de galopadas de Gameiro en los primeros cuarta y cinco minutos, en una de las cuales pidió un penalti de Víctor Ruiz por una carga que el colegiado, muy desacertado en cada decisión, entendió como legal. El Villarreal probó más a Sergio Rico en esos minutos. Bruno nada más empezar y Bakambu, con un disparo cruzado. Pero el primer gol, la llave del partido, llegó de la forma más inesperada. En un córner (25’). Una suerte que no domina el Villarreal y con la que frecuentemente penaliza el Sevilla a sus rivales. Denis sacó desde la izquierda. Iborra se hizo un lío y no acertó a despejar hasta el punto de perder el balón de vista. Y Mario, más pillo que el resto, arañó el balón de la melé para batir al portero de puntera.

El Sevilla pareció equivocar el camino para alivio del Villarreal. El final lo confirmó. Marcelino cerró la puerta de los entrenamientos esta semana para ensayar de forma obsesiva, entre otras cosas, el balón parado. El Sevilla ya le ganó con él (y alguna cosa más) la temporada pasada en sus cuatro enfrentamientos. Sin embargo, Emery ha modificado algo su librillo, con el peligro de quedarse a medio cambio entre lo que funcionó antaño y lo que quiere que funcione ahora. Pese a no tener a Banega, volvió a decidir no abusar de su poderío físico, donde suele imponerse con naturalidad, en beneficio de la pausa, el toque y la contemplación. Serán los aires de la Champions. Es lo que tiene apostar por Krohn-Dehli y fichar a talentos como Konoplyanka, aunque haya que sentar a Llorente.

El Villarreal también cambió su filosofía con el 1-0. En ventaja, dejó de ir a por más como prioridad y lo hizo como autodefensa. Se preocupó de no descomponerse ni dejar esos espacios que también exploran Vitolo y Gameiro, a la vez que invitó a su adversario a salir y arriesgar más. Algo que no era nada difícil tras tanta austeridad. El Sevilla retrasó a Krohn-Dehli para que guiara al equipo, entró al trapo con timidez y comenzó a dejar huecos para la contra. En uno de estos buenos arranqu la otra ladera del área, donde apareció Denis para asistir a Bakambu. El francés, nacionalizado congoleño, amplió su cuenta goleadora empujando el regalo.

Con todo en contra, con Gameiro lesionado y con los cambios agotados, Emery rescató el plan de principios de temporada. Entró Llorente en el 70’ y se encendió la luz. Pese a estar con diez (el francés se sentó) el Sevilla encontró al delantero riojano tras una jugada individual de Konoplyanka. En la única ocasión que dejó atrás a Mario (su marcador hace 20 días con las selecciones), el ucraniano puso un balón medido que Llorente cabeceó con sólo él sabe. Al Villarreal le entró miedo, pero se agarró a un físico mejorado. Así que volvió a buscar a Denis, que estrelló un balón en el larguero que bien pudo ser la sentencia y enseñó a sus competidores en la banda cómo se ejecuta el oficio. Pero no llegó y siguió el sufrimiento. Konoplyanka, en otra individualidad, casi logra el empate. Areola lo evitó. Llorente tuvo otra ocasión, la última, en el 94’. Y encontró la misma respuesta. La reacción del Sevilla y el dominio por los aires que el Villarreal tanto temía llegaron demasiado tarde.