Muere Ignacio Zoco, una leyenda del Real Madrid 'ye-yé'
Jugó como centrocampista y central en el equipo blanco de 1962 a 1974 y ganó una Copa de Europa, 7 Ligas y 2 Copas. También fue campeón con España de la Eurocopa del 1964.
Ignacio Zoco (Garde, 31-7-1939) falleció este lunes en Madrid después de una larga enfermedad. Su cuerpo ha sido trasladado al Tanatorio de Tres Cantos, donde su capilla ardiente estará desde hoy a las 16:30 hasta mañana a las 10:00. Será enterrado el miércoles a las 10:30 en el cementerio de Pamplona.
Siempre permanecerá en la memoria del Real Madrid. Ya sea por sus 434 partidos oficiales con la camiseta blanca, sus siete Ligas, sus dos Copas o su Copa de Europa. Un recuerdo imborrable para el madridismo, como aquella legendaria foto que le dejó para la inmortalidad junto a Zunzunegui abandonando el campo de Balaídos cubiertos de barro. Otros tiempos. Fue tanta su huella en la casa blanca que hasta su fallecimiento era el Presidente de la Asociación de Exjugadores del Real Madrid, cubriendo la vacante que dejó la muerte de Alfredo Di Stéfano.
Zoco decidió que quería ser futbolista tras ver a Osasuna golear al Sabadell en El Sadar (6-2). Aquella tarde recibió tres pesetas de su tío Ricardo y las invirtió en lo que más tarde sería su profesión: el fútbol. De las gradas de El Sadar pasó a los terrenos de juego defendiendo al Roncesvalles, Oberena, Iruña y al equipo que despertó su amor por el fútbol, Osasuna.
Con apenas 22 años ya era uno de los destacados del club rojillo, por entonces en Segunda División. El seleccionador nacional de la época, Pedro Escartín, le convoca para disputar un partido frente a la selección de Gales. Curiosamente, en una de esas concentraciones con España recibe la llamada de Raimundo Saporta: “¿Queréis jugar en el Real Madrid?”, fueron las palabras que él y Félix Ruiz escucharon del directivo blanco. Para firmar el contrato con el Real Madrid le tuvieron que sacar de un cine. Se comprometía así con la que sería su casa durante 12 temporadas, rechazando las propuestas del Barcelona y del Atlético de Madrid, que también se habían interesado por sus servicios.
Tras formalizar su contratación, Zoco permanece como cedido un año más en el Osasuna y no es hasta 1962 cuando se pone a las órdenes de Miguel Muñoz. Poco a poco se fue haciendo un habitual en el once blanco, primero como centrocampista junto a Muller y Pirri y luego como defensa central.
Sus mayores éxitos deportivos fueron la Copa de Europa conseguida en el 66 frente al Partizán de Belgrado y la Eurocopa del 64 que logró con la Selección española ante la URSS. Pudo ampliar su palmarés internacional en el 71, cuando un gol suyo en el minuto 91 forzó la prorroga en la final de la Recopa de Europa frente al Chelsea. Dos días más tarde (el partido finalizó 1-1 y no existían las tandas de penaltis) el club londinense batió al Real Madrid en Atenas en el partido replay (2-1) y la Recopa (única ausente en las vitrinas del Real Madrid) voló a Inglaterra. Amarga derrota que además dejó otra de las imágenes épicas de la historia del Real Madrid: Pirri jugando con el brazo en cabestrillo. También pudo ampliarlo en el 64, año de la Eurocopa, pero el Inter de Helenio Herrar y Sandro Mazzola acabaron con el Real Madrid de Miguel Muñoz y Di Stéfano, dejando paso al Madrid Ye-Ye del que Zoco fue pieza importante. Esa final ante los italianos permaneció en el recuerdo de Zoco, de quien se cita una de sus frases más celebres: “Gané dos veces la Copa de Europa: Una moralmente frente al Inter de Milan y otra ante el Partizán”
Decidió retirarse del fútbol después de que el Barcelona de Cruyff asaltara el Bernabéu en el célebre 0-5: “No quiero seguir como jugador”. Pero todavía habría tiempo de que levantara la Copa de ese año tras la victoria ante el Barcelona (4-0) que meses antes había goleado al Madrid. Grosso, capitán del equipo, le cedió el brazalete y el puesto para que levantara el trofeo. Se despidió de la parroquia blanca el 28 de agosto de 1974, en un partido homenaje ante el Panathinaikos (3-0), dejando atrás sus 12 temporadas como jugador madridista: “El Real Madrid es lo más grande que le puede pasar a un futbolista. Es una honra e imprime carácter. Jamás ha faltado a una palabra conmigo, es una casa bien avenida”. Y la familia madridista no le olvida. Permanecerá para siempre en los altares del Bernabéu, como aquella foto lleno de barro en Balaídos. Descanse En Paz