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REAL MADRID 0 - MÁLAGA 0

Kameni apaga la euforia

Un excepcional actuación del meta le quitó el liderato al Madrid. El Málaga también creó peligro. Se lesionó Jesé. Gol fantasma de Isco y gol mal anulado al malagueño. Amrabat expulsado.Final Champions League 2017: Juventus-Real Madrid .

Kameni, en una de sus grandes paradas ante el Málaga.
Kameni, en una de sus grandes paradas ante el Málaga.FELIPE SEVILLANO

El Málaga se llevó un punto del Bernabéu y, vista la inspiración de Kameni, pudo marcharse con alguno más. El Madrid no controló nunca el partido. Repitió los errores que mostró contra el Granada y ninguna de las virtudes que exhibió en San Mamés. Sería un problema ser excelente contra los grandes y distraído contra los demás.

Más que carencias físicas, el Madrid da la sensación de tener atascos tácticos. Sucedió contra el Granada y volvió a ocurrir frente al Málaga. Conociendo a Benítez, la falta de preparación estratégica está descartada. Sólo puede pasar lo contrario. Que el aluvión de instrucciones termine por confundir a los jugadores. La aplicación del entrenador resulta evidente y sería encomiable de no ser casi obsesiva. Invade el campo poco antes de que el árbitro señale el comienzo para reforzar los conceptos que ha entrenado durante la semana y en el minuto uno prosigue con el repaso desde la zona técnica. Cualquiera que haya jugado al fútbol, incluso en las categorías más ínfimas, conoce la tortura que supone tener un entrenador vociferante. Al final, el futbolista acaba más pendiente del banquillo que del balón, más concentrado en no equivocarse que en acertar.

El Málaga resistió atrás y supo llegar arriba, no caben más elogios. Hubo un tiempo, no muy lejano, en que los visitantes del Bernabéu sufrían ataques de vértigo al cruzar el mediocampo. No fue el caso. Sería imposible tal cosa con un futbolista como Amrabat, un jugador dinámico y entusiasta que se mueve por un campo de fútbol como por el patio de un colegio. Para potenciar a su mejor futbolista, el Málaga ha contratado a Tighadouini, otro holandés de origen marroquí que emite en la misma onda, pero que corre bastante menos, entre poco y nada.

El caso es que el Málaga igualó casi siempre el combate. El Madrid sumaba ocasiones atípicas desde que se retiraron Zamorano, Hugo y Santillana: Cristiano, ubicado en la posición de 'nueve', remataba centros desde las bandas. La alineación de Jesé favorecía la apertura del juego, especialmente cuando se asociaba con Carvajal. Los centrales del Málaga sudaban, pero su equipo ganaba la primera batalla táctica: cortar los pases interiores, paredes y envíos en profundidad.

Esfuerzo

Es indudable que Kameni tuvo más trabajo que Keylor, pero durante 60 minutos empataron en taquicardias. Fue a partir de entonces cuando al Málaga se le empezaron abrir grietas. Jugar al nivel del Real Madrid debe ser un ejercicio agotador, algo así como caminar de puntillas junto a una novia más alta. Ya se sabe (o se intuye) que el talento es más descansado que la voluntad. A falta de 20 minutos, el campo estaba completamente volcado hacia la portería malagueña. Se encadenaron las oportunidades y el gol se hizo inminente.

En lo peor del bombardeo, Amrabat asomó la cabeza para alimentar su leyenda: entró en el área, tumbó a un par defensas con un engaño y chutó fuera. Si además marcara goles ya lo habría contratado Gillette. Si no perdiera la calma tendría club de fans en el Vaticano. Pero la pierde. En el 76’ fue expulsado por un codazo preventivo a Marcelo.

Kameni se multiplicaba por alto y por bajo. Su único error lo enmendó entre palos Weligton, ante las protestas de los que vieron el balón dentro de la portería. Se hizo evidente que el Málaga había llegado al Bernabéu en deuda de suerte, porque tenía bastante; ni un rebote favoreció a los madridistas. Igual de obvias fueron las carencias defensivas del Madrid, en permanente peligro. Nunca imaginamos algo así después tanta instrucción.