"Yo empecé en la calle, regateando coches y abuelas"

Raúl Tamudo

"Yo empecé en la calle, regateando coches y abuelas"

"Yo empecé en la calle, regateando coches y abuelas"

carlos mira

En este tiempo de golazos, Raúl Tamudo (Santa Coloma de Gramenet, 1977) dejó el suyo, al Sevilla la última jornada de Liga. Su maniobra, taconazo incluido, fue espectacular y digna de guardar en las videotecas. Hoy el delantero perico amenaza al Atléti en el Calderón.

Recibió usted de espaldas a la portería, controló, la dio de tacón eliminando a dos defensas, se dio la vuelta, encaró a Palop y marcó. ¿A que eso no se entrena?

Los golazos son improvisados, son momentos, no hay nada preparado. El gol de Ronaldinho al Werder Bremen es una sorpresa para el portero y para la gente, pero no para él, que decide tirar por bajo. La jugada de mi gol al Sevilla la he intentado alguna vez, pero uno no sale pensando en a ver si se da esa situación. Te llega la pelota y sale lo que sale.

Está usted en un momento dulce.

Tuve unos problemas musculares que me impedían jugar con regularidad y me puse manos a la obra. He pasado muchas tardes en el CAR de Sant Cugat mejorando musculación, ejercitándome para superar esa deficiencia. Ahora estoy bien.

Debutó en Primera en 1997, lleva nueve años jugando arriba, en plan Llanero Solitario. ¿Conoce un delantero en el mundo que haya corrido lo que usted?

Son estilos. Ronaldo no puede jugar como yo, ni a mí se me ocurriría intentar siquiera jugar como él. Paco Flores me dio la alternativa en Primera y siempre le gustó jugar con un punta y gente que llegara por las bandas. El trabajo arriba era para un currante: yo.

¿Considera que es el último futbolista que llegó desde la calle a la Selección?

Es verdad que yo no empecé en una escuela de fútbol, era juvenil cuando me fichó el Espanyol. Antes jugaba en la calle, con mi hermano Paco, regateando coches y abuelas, en Santa Coloma. Muchas veces pienso hasta dónde he llegado y me parece mentira. Mi gustazo más grande fue comprar una casa a mis padres y quitarles de trabajar. ¡La de años que se levantaron a las cuatro de la mañana! Y sí, ya son nueve años en Primera, al lado de los mejores.

Uno de sus grandes momentos fue aquel inolvidable gol a Toni Jiménez, en la final de la Copa 2000: Espanyol, 2-Atlético de Madrid, 1. ¿A que ese gol no lo hace un niño pijo?

¡Ja, ja! Eso dice mi padre, que eso sólo se le puede ocurrir a quien ha jugado en campos difíciles, contra rivales mayores de edad, en situaciones en las que sólo se sobrevive a base de mucha afición e ingenio. No sé Toni había sido compañero mío y sabía que acostumbraba a soltar la pelota antes de sacar de puerta. La jugada se dio así: el impulso de la acción anterior me situó detrás de él y vi que era el momento. Me adelanté, se la quité con la cabeza y marqué el gol, el primero de aquella final. Fue un gol de la calle, desde luego.

Y Toni dejó de hablarle.

Durante un tiempo. Un día coincidimos en un restaurante y lo arreglamos. ¡Yo no tenía nada contra él!

Ya.

El fútbol tiene estas cosas, el fútbol está hecho de momentos. De aquella final, y ahora que visitamos al Atlético, no se me olvidará tampoco la hermosa lección de amor a sus colores que dio la afición colchonera. Acababan de bajar a Segunda División y se desplazaron en masa para echar una mano. Y al final del partido, con la amargura de la derrota, se quedaron a aplaudir nuestra vuelta de honor. ¡Esa afición es increíble!

¿Cómo es posible que algunos españolistas le hayan criticado a usted?

El que paga manda.

Aunque mande mal.

El fútbol tiene poca paciencia y menos memoria. Y no lo digo por mí, hablo en términos generales.

Iván De la Peña y Luis García también fueron acosados en Montjuïc, desde dentro me refiero.

Ya. Esos dos son dos socios de lujo para un delantero. Me reconforta que jueguen en mi equipo.

A Torres también le sacuden.

¡Y a Ronaldo! O sea que tranquilos.

¿Qué opinión le merece El Niño?

Es un gran futbolista. Como todo delantero no se salva de una mala racha ante el gol; hay veces que no marcarías ni con la portería vacía. Pero discutir a Torres me parece fatal.

Él, entre otros, le cierran a usted el paso a la Selección. Y eso que Tamudo es el jugador más rentable en relación minutos/gol en el equipo nacional.

La Selección es un premio y todos luchamos por merecerlo. Yo me encuentro bien ahora

Ahora, indiscutible en La Roja, si acaso Villa.

Manda Luis . Sé que el 7 de febrero tenemos un amistoso en Inglaterra. Sólo puedo trabajar, hacerlo bien. Nunca he estado en una fase final de la Eurocopa o del Mundial y me encantaría vivir esa experiencia. Si el Espanyol va bien, todo será más fácil. ¿Por qué no?

Otro momentazo de su vida fueron aquellas lágrimas en El Prat cuando lo vendían al Glasgow Rangers, va para siete años. ¿Qué pasó?

Que me rechazaron y me llevé la alegría de mi vida. En cuanto el médico escocés me dijo que tenía mal una rodilla agarré el primer teléfono y llamé a casa. Recuerdo que se puso mi madre y le grité: "¡Mamá, que me vuelvo, que estos no me quieren!" Y eso que el contrato aquel me resolvía la vida

¿Y qué le vieron en aquella rodilla?

Un tremendo hematoma. Todo arrancó en la final olímpica, en Sydney'2000, la que perdimos por penalties con Camerún. Pierre Wome, el jugador del Werder Bremen que fue compañero en el Espanyol después, me atizó muy fuerte en el muslo y sufrí un derrame tan brutal que ni apoyar el pie en el suelo podía. El vuelo de regreso a Barcelona fue horroroso para mí. Y el golpe tardó mucho en curar. Tanto que cuando me presenté en Glasgow la rodilla seguía siendo un poema, pero no por un problema en ella sino porque el golpe lo había revuelto todo. El médico se ciñó a lo que vio en las pruebas que me realizó y concluyó que no podía darme el visto bueno. Tenía 22 años y ninguna gana de irme de casa. Pero el Espanyol iba a cobrar 3.000 millones de las pesetas de entonces y a mí me ofrecían un contratazo. Pero era mucho más lo que perdía: mi casa, mis amigos, mi ambiente Yo no hubiera sido feliz en Escocia. Por eso le grité a mi madre lo que le grité. Y la pierna se acabó curando, claro.

Y de vuelta a casa, más lágrimas.

Soy llorón y no me cuesta reconocerlo. Cuando me emociono, lloro.

El Espanyol dejó de ganar tres mil kilos, pero se aseguró la permanencia tres veces y ganó otra Copa del Rey con usted de bandera. ¿Qué hubiera sido del Espanyol sin Tamudo?

No hay nadie imprescindible. El club tiene más de cien años. A mí me pasa que como llevo toda la vida aquí formo parte del paisaje, pero hubo vida antes de Tamudo y la habrá después.

Lleva 103 goles en Liga. Ronaldo, por ejemplo, lleva 117

¡Ja, ja! ¿No está mal, eh? En el Espanyol sólo tengo por delante ya a Rafa Marañón, que hizo 111. ¡Hombre! En la historia del club sí voy a estar De momento soy el primer españolista que gana dos Copas del Rey. ¡Espero ampliar el palmarés!

-¿Cuánto más valen 103 goles en el Espanyol que 111 entre Madrid y Barça? Con el añadido que sus goles son casi siempre el primero, el del empate, el de la victoria Rara vez Tamudo marca el tercero de un partido que acaba 3-0 porque ya lo ha hecho antes.

Cada gol es oro, lo normal es que el delantero centro del Madrid o del Barça tenga más ocasiones de gol que el del Espanyol. No sabría qué decirle

Marañón llegó a Sarriá desde el Madrid y usted, de chaval, era madridista.

Sí, mucha gente en Santa Coloma era madridista. Y lo sigue siendo.

¿Y cuando le mete un gol al Madrid, qué siente?

Cuando jugamos contra el Madrid le digo a mi madre: "Estáte tranquila, pero le voy a meter un gol a tu equipo". La primera vez la sensación es impresionante; después todo es más normal, a todo te acostumbras. Es curioso: en el Bernabéu sólo he marcado una vez y fue al Zaragoza en la última final de Copa. Al Madrid le he metido goles en casa; a ver si este año

El Barça le rechazó. ¿Por qué?

Era un chaval y, en efecto, el primer equipo que habló con mi padre para ficharme fue el Barça. Llegué a jugar un par de partidos, pero no se animaron. Me dijeron que esperara. Para entonces, Manel Casanova, el jefe del fútbol base del Espanyol, también me rondaba. Mi padre le dijo que encantado, pero que el Barça había llegado primero y la palabra es la palabra. Pero como fue pasando el tiempo y su llamada no se producía, un día le pedí que llamara a Manel y este no perdió el tiempo.

Esta semana supimos que cuando Sandro Rosell mandaba en el Barça pensó en ficharle a usted si el Espanyol bajaba. Hablamos de hace tres temporadas, cuando ustedes se salvaron en el último partido ante el Murcia.

Sí, se lo leí a usted, pero no me llegó la noticia. Nos quedamos en Primera y no hubo más que hablar. Le agradezco a Rosell su interés, claro.

¿Y esta tarde?

Estamos en racha. Sólo perdimos un partido de los últimos catorce, pero fue dolorosísimo: el Rayo nos ganó en Montjuïc y nos echó de la Copa. El Calderón es un estadio grande, el Atlético un gran equipo que nos recibe en zona Champions. Pero si ganamos nos disparamos. Va a ser un gran partido.

Ojalá que sí.