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Antonio Rigo

"La final de las botellas me hizo antimadridista"

Antonio Rigo dirigió la 'final de las botellas' de Copa Madrid-Barça del 68. Fue acusado de ser árbitro de cámara del club azulgrana en aquellos años. Lo cuenta todo en AS.

<b>"ANTONIO, SEÑOR RIGO Y LADRÓN". </b>Antonio Rigo, una vida dedicada al arbitraje. "Lo ha sido todo en mi vida, aparte de mi familia. Fíjese, llegué tarde a la comunión de mis hijas porque acepté arbitrar cinco partidos en diez días... Y todo para que luego seas Antonio para los amigos, señor Rigo en el mundo del fútbol y pedazo de hijo de p... y ladrón las tardes de los domingos".
MACARIO MUÑOZ

Vive en el centro de Palma de Mallorca. Antonio Rigo Sureda hace tiempo que no sale en los periódicos, pero en los años sesenta-setenta era portada diaria, casi siempre rodeado de especulaciones sobre su afinidad con el Barcelona. Hoy, en pleno caos arbitral con los vientos de conspiración Federación-Barça, Rigo recobra toda la actualidad.

Mire usted, después de quince años en Primera y de haber sido internacional, no tengo ni un carné para ir al fútbol. Esta es la realidad. Estoy retirado de todo y no por mi voluntad. Más bien me han ido retirando.

Hablaremos de su retirada en 1977 envuelto en una sospecha de venta de partido, del sistema actual de designaciones... Pero antes de nada, acépteme que le pregunte si usted siempre fue del Barça.

No, no lo era ni lo soy. Más bien a partir de la final del 68 yo me hice más antimadridista que del Barcelona. Pero por una razón, observé que la mano del Madrid llegaba muy lejos y me perjudicaba. A raíz de la 'final de las botellas', en el 68, fui recusado por el Madrid y después por otros siete clubes. Y creo que la mayoría lo hizo porque el Madrid era su club nodriza y atendían órdenes... Esa final no ha acabado nunca para mí y las secuelas han marcado para mal mi vida. Por eso siempre he preferido que le fuera mal al Madrid.

[La final de Copa del Generalísimo del 68 fue Madrid-Barcelona en el estadio Bernabéu. Los blancos perdieron por 0-1 con autogol de Zunzunegui. Rigo provocó un escándalo al no señalar dos penaltis, sobre Amancio y Serena. El césped se llenó de botellas mientras Franco daba la Copa al Barça, de ahí esta denominación].

Pues yo le digo hoy que no vi penalti a Amancio y que Serena se tiró. Serena se tropezó y me quiso engañar dejándose caer cuando entró siete milímetros en el área.

Las crónicas de entonces dicen que por ese favor el Barça le puso a usted un negocio en Palma y un chalet.

Falso totalmente. Monté en Palma la imprenta Rigo dos meses antes y el chalet lo compré a medias con un hermano. Siempre me perseguirá ese sambenito, por el que he tenido graves problemas incluso familiares. El Barça nunca me ofreció nada, ni siquiera tengo una insignia. Sin embargo, el Madrid...

¿El Madrid...?

¿Se acuerda usted de don Antonio Calderón? Creo que era gerente del club. Pues en la caseta, antes del partido, me dijo que me iba a hacer un buen regalo. Que era costumbre del Madrid regalar un reloj de oro. Supongo que era condicionado a la victoria de su equipo, porque aún estoy esperando ese regalo. Mire mi casa, las vitrinas están llenas de recuerdos. Del Madrid, ni un detalle. Creo que del Madrid tengo un pin clavado en alguna parte. Sigo teniendo sitio por si se les ocurre ofrecerme algún recuerdo.

¿Y guarda algún recuerdo del partido?

No, porque nos tenían que dar una Copa, pero nos dijeron allí, en el césped, que la habían perdido. Creo que a nadie le gustó el marcador.

La lió usted buena...

Pues sí. Salimos hacia Barajas camuflados en cinco jeeps de la Policía Armada. En el aeropuerto tuve un policía de paisano a mi lado hasta embarcar. Me dijo que si tenía problemas que sacara el pañuelo como para estornudar. Ja, ja, ja.

Ya, ya. Pero el Madrid no se lo ha perdonado nunca.

Debe ser verdad. Hace muy poquito me cruzaron al teléfono en una emisora con Zoco. Creo que se pasó ofendiéndome y me defendí. Estaba picado por aquella final y dijo que yo era el peor árbitro de la historia. Le contesté que aún se le notaba rabioso dentro del cuerpo y ya nos cortaron...

Usted arbitró en esa temporada trece partidos de treinta al Barça. Rigo era el árbitro de cámara del club. ¿Verdad?

Hay una explicación. Por entonces los clubes mandaban al comité una lista con sus árbitros preferidos. Yo era el número uno para el Barça y lo normal era que por suma de puntos fuera el designado. Y el Barça ganaba muchos partidos conmigo porque era mejor que los otros equipos. Era natural. Si se fija, Ortiz de Mendíbil arbitraba mucho al Madrid porque era el número uno de su lista y el Madrid siempre ganaba con él. Me parece normal.

Por cierto, en semifinales de aquella Copa, el Barça doblegó al Atlético con otro arbitraje suyo de escándalo.

Ya, ya. Así ha quedado la historia. Por aquello también me recusó el Atlético. Pero yo creo que no tenían razón y encima también tuvo consecuencias más tarde.

¿Cuáles?

Pues fíjese, al año siguiente no podía arbitrar al Burgos porque fichó como primer entrenador al que tenía el Atlético de segundo. Y lo primero que ordenó al club fue recusarme sin más razones. [Rigo se refiere a Mariano Moreno, que pasó del Atlético al banquillo del Burgos]. El presidente del Burgos me pidió disculpas, pero así fue de injusto el asunto.

Suena 'antiguo' eso de las recusaciones arbitrales, pero el patio está ahora como para volver a darlas vigencia.

Le voy a decir que yo estaría a favor. Si hay razones documentadas para que un árbitro sea retirado por un club, pues adelante. Igual que cualquier trabajador está en despido procedente si traiciona a su empresa... Pero no vale una acusación sin pruebas, como me pasó a mí tantas veces.

Usted tuvo hasta nueve recusaciones, y son muchas.

Le cuento una. Arbitraba un partido del Zaragoza. Un jugador me llamó hijo de puta. Le mandé a la caseta. Vino otro y le dije que había expulsado a su compañero por tal motivo. Y me dijo: ¿Es que no lo eres?. A la caseta se fue. Y llegó un tercero y me dijo: Has expulsado a dos por decirte la verdad. Pues también a la caseta. Un año después a Roque Olsen le hicieron entrenador del Zaragoza y me dijo que él habría echado a los tres del club. Sin embargo, el club me tenía recusado. Así es el fútbol.

Se decía del Madrid que era el equipo del régimen con Franco, pero ganaba muchos partidos y títulos el Barcelona. ¿Cuál es su opinión?

Yo nunca hablé una sola palabra con Franco. Y nadie desde arriba se dirigió a mí para favorecer al Barcelona. Yo sé que gente muy importante, personalidades del deporte de entonces, hablaron por mí ante algunos clubes, el Real Madrid incluido, para que me levantaran las recusaciones. Pero no fue posible. Y yo insisto en que no me considero culpable de nada. Recuerde a Guruceta con aquél penalti en el Camp Nou dos metros fuera del área... y estoy seguro de que no lo hizo a drede. Le pilló lejos la jugada. ¿Los árbitros no tenemos derecho a fallar como los jugadores? No. Lo nuestro son equivocaciones, según los críticos. No somos de piedra y a veces aún estando a dos metros no vemos la falta.

Pero usted, confiese, le hizo muchas faenas al Madrid.

Mire, le cuento otra de la que me arrepentí siempre. En un Madrid-Murcia se va Puskas por la banda. Le agarran y tira y tira hasta que llega al área y se deja caer. Yo señalo falta fuera del área. Puskas se revuelve y me da un manotazo en el pecho, casi me tira.

¿Y de qué se arrepiente?

De no haberle expulsado. Ya ve, favorecí al Madrid. Aprendí que no hay que perdonar a nadie. No te lo agradecen.

¿Qué pasa con el arbitraje actual? ¿Hay una conspiración a favor del Barça?

No, hombre. El arbitraje fue, es y será siempre igual. Hay polémica, fallos y hoy sale uno más beneficiado y otro perjudicado. Lo que veo es que el árbitro está desprotegido.

Explíquemelo.

No entiendo cómo es posible que se levanten los castigos a los jugadores. Esto les envalentona y así montan las que montan en el campo. Dan patadas, protestan, hacen lo que quieren porque saben que no hay castigo ejemplar ni de la Federación ni de los clubes. Nadie colabora con el árbitro, ni siquiera los comités sancionadores. Así es difícil repartir justicia en el césped. Los equipos con jugadores puñeteros tienen ventaja en el campo.

Y también que hay mucho árbitro que quiere ser centro del espectáculo ¿O no?

Sí, es posible. Yo he visto a alguno poner el balón delante en la foto para ponerse de puntillas y parecer más alto. Y otros que obligan a sus linieres a llevar las maletas... Yo puedo decirle que nunca quise ser protagonista, a pesar de que era muy popular y me hacían firmar autógrafos por la calle.