Actualizado a las
Grupo C
La última referencia que tenemos de los cubanos es el partido amistoso que jugaron en La Habana ante el Cosmos de Raúl. Aquel día cayeron goleados ante un equipo mucho más rodado y conjuntado, que además desnudó sus carencias defensivas. Ese es sin duda el peor punto de una selección con pleno de futbolistas de la liga local cubana, lo que siempre resta potencial en el panorama internacional, sobre todo si el campeona no es fuerte. En una nación volcada durante tantísimos años con el béisbol, la cultura por el fútbol va creciendo y este campeonato debe servir para coger más experiencia y carácter competitivo. En la última edición alcanzó los cuartos de final y repetir tal hazaña es ahora el objetivo del conjunto que dirige Raúl González Triana. No parece sencillo. (Aritz Gabilondo)
El jugador más veterano y también el más laureado con más de 100 partidos internacionales y 14 goles logrado, Márquez es, a sus 36 años, el alma de una selección cubana que no se entiende sin él. Ha sido fijo en anteriores Copas Oro, incluidas las de 2011 y 2013 en las que cuajó brillantísimas actuaciones. Ahora, ya con una edad considerable, se espera que alguien pueda darle un relevo generacional, pero mientras tanto sigue sumando internacionalidades y presencias con el equipo de su país. Lleva 16 años militando en el Villa Clara y es una auténtica leyenda tanto allí como en la selección cubana. Debutó con Cuba en el año 2000 y desde entonces ha sido fijo y capitán con cada uno de los técnicos que han ido pasando.
Es la tercera etapa de este joven técnico al frente de la selección cubana, después de las que vivió de 2006 a 2007 y de 2008 a 2012. La federación de Cuba ha vuelto a confiar en él, un entrenador que conoce a la perfección el fútbol del país y a los jugadores que con él han ofrecido uno de los mejores rendimientos de la historia, incluida la participación exitosa en diferentes Copas del Caribe y las clasificaciones para la Copa Oro. Otro éxito suyo llegó con el fútbol base, cuando clasificó a Cuba para el Mundial Sub-20 de Turquía, en 2013, en una proeza que le permitió medirse a las mejores selecciones del mundo. Ahora debe refrendar todo ese buen trabajo con un buen papel en la Copa Oro.
La convocatoria
Nunca ha estado en el Mundial y su mejor participación en una Copa Oro data de 1996, cuando fue cuarta, aunque en 1967 ganó el torneo en el formato antiguo del mismo. Guatemala cabalga con muchos problemas y pocos resultados con una selección que no termina de dar el paso al frente que por calidad de sus jugadores y de alguno de sus equipos debería dar. Viene de ser segundo en la Copa Centroamericana pero debe corroborar todo el proceso en una Copa Oro a la que se ha clasificado después de su llamativa ausencia en 2013. Las sensaciones ante Bermuda en la fase de clasificación mundialista disputada recientemente no fueron las mejores, aunque al menos el equipo sigue vivo y con la ilusión puesta en poder seguir avanzando. Meterse en cuartos sería un éxito mayúsculo para una selección guatemalteca que se empieza de beneficiar de la presencia de varios de sus jugadores fuera, especialmente en EE UU. (Aritz Gabilondo)
Una auténtica institución del conjunto guatemalteco, tiene a sus espaldas una larga trayectoria en los equipos punteros de la MLS y en la selección siendo fijo desde 1998. Es el máximo goleador histórico de Guatemala sin discusión y hace tiempo que superó la barrera de los 100 partidos como internacional. En 2002 fue nombrado mejor jugador de la MLS y, pese a que su juego ha cambiado con el paso de los años, sigue siendo un futbolista con una calidad enorme para jugar de delantero o enganche, lo que le hace ser muy querido por los aficionados de los clubes por los que pasa y por supuesto también de la selección. No se entiende a Carlos Ruiz sin Guatemala pero tampoco a Guatemala sin Carlos Ruiz. Leyenda.
Argentino de nacimiento pero guatemalteco de adopción, quien fuera durante muchos años portero de varios equipos del país, especialmente del Municipal, se pasó a los banquillos y ha triunfado por su conocimiento y su viveza a la hora de dirigir conjuntos. Estuvo seis años existosos al frente de uno de los clubes más poderosos de Guatemala, el Comunicaciones, y el pasado año dio el salto a la selección nacional con el objetivo de formar un buen bloque con el que firmar un proceso glorioso que pueda coronarse con una buena Copa Oro y, por qué no, la primer clasificación de la historia para un Mundial. Está complicado, pero trabajo e ilusión hay.
La convocatoria
Las esperanzas por ver a México explotar a nivel internacional son cada vez mayores, pero también quizá por ello las decepciones. Los mexicanos cayeron en semifinales de la última Copa Oro y, después de dos títulos, se consideró un drama. Volvían de nuevo los fantasmas que recuerdan que el equipo lleva desde 1986 sin pasar de octavos en el Mundial. Para el último, de hecho, los problemas para clasificarse fueron tremendos. Llegó a última hora de manera salvadora al banquillo el Piojo Herrera, pero su método, más allá de llevar a los mexicanos a donde siempre en un Mundial, los octavos, tampoco convencen. No hay rastro de ese dominio que México tuvo en los últimos JJ OO de Londres, en los que lograron el oro, o de esas fantásticas generaciones que han sido dos veces campeonas del mundo Sub-17 de forma casi seguida. Algunos han llegado, pero no terminan de derribar la puerta. Además, el experimento reciente de llevar un equipo B a la Copa América también ha escocido. Todo lo que no sea ganar la Copa Oro, ya con el equipo A, se considerará un fracaso. (Aritz Gabilondo)
Logró el Piojo Herrera lo que parecía imposible, recuperar a Vela para la selección nacional. Su entrada en el equipo, en un amistoso ante Holanda, fue un chorro de ilusión y aire fresco que a todos los mexicanos mantiene expectantes por lo que pueda dar en la Copa Oro. Lleva unos cuantos años a un nivel altísimo en la Liga española con la Real Sociedad, seguramente el nivel de las mejores estrellas del campeonato, y le llega la hora de trasladarlo a la selección. Esa relación tan extraña que ha tenido con su país después de ser campeón del mundo Sub-17, esos torneos viendo a sus compañeros desde la televisión, son pasado y dejan lugar al nuevo Carlos Vela, estrella del Tri.
Llegó al cargo en un momento delicadísimo, con México casi fuera del Mundial y la necesidad imperiosa de resultados inmediatos. El Piojo, que había hecho un buen trabajo con América, logró darle al equipo una estabilidad defensiva clave. Cambió el dibujo a su inconfundible esquema con tres centrales y dio importancia en su once a futbolistas de talento para el ataque. Su último éxito fue recuperar a Vela para la selección. Eso sí, sus formas demasiado expresivas y locuaces no gustan demasiado. La última participación desastrosa en la Copa América y las polémicas que siempre le persiguen , lo quiera o no, amenazan con acabar su ciclo si el papel en la Copa Oro no es el esperado.
La convocatoria
Cualquier época pasada fue mejor para los triniteños, animadores hace unos años de las Copas Oro e incluso de los Mundiales, como el de 2006, en el que la generación de los Hislop, Latapy, Samuel, Jones o Yorke se estrenó entre los mejores del mundo con un empate histórico ante Suecia. Tras aquello vinieron decepciones en los procesos clasificatorios de los Mundiales de 2010 y 2014 y eso ha bajado paulatinamente el nivel de un conjunto con mucho físico, pero errores competitivos que acaban por lastrar. Mantiene alguna estrella como Kenwyne Jones, ahora en el Bornemouth, pero al potente delantero de la Premier se le nota bastante solo en una selección en la que no ha entrado una generación fresca y de nivel que diera continuidad a la anterior. Difícil verla nuevamente entre las mejores, al menos de momento. (Aritz Gabilondo)
Pura potencia para el delantero triniteño, que terminó la temporada en el Bournemouth pero pertenece al Cardiff City. Sus mejores años llegaron en el Southampton en Championship y sobre todo con el Sunderland y el Stoke en la Premier, convirtiéndose en un delantero corpulento, goleador y con gran capacidad para manejar el cuerpo. Su 1,88 de estatura y su buen dominio del juego aéreo le hacen ser el delantero ideal para Trinidad y Tobago, que basa todo en la fortaleza y el juego aéreo. Ya no es el que era, pero sigue infundiendo respeto entre los rivales cada vez que salta al campo.
Nació en Trinidad y Tobago pero llevó a cabo casi toda su vida profesional en Norteamérica, donde fue mediocentro en varios clubes hasta dar el paso a los banquillos. En esa parcela mejoró lo que había hecho como jugador y llegó a ser parte importante del fútbol canadiense durante casi una década, en la que pasó desde la Sub-17 hasta la absoluta. En 2013 le llegó la oportunidad de dirigir al equipo de su país de nacimiento, aunque en una situación bastante debilitada por el mal momento que atraviesa el equipo. Tiene ante sí un reto mayúsculo: devolver a Trinidad y Tobago al mejor nivel continental con una generación discreta.
La convocatoria