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ESTRELLA ROJA 94 - REAL MADRID 88

El Real Madrid cae en Belgrado y se asoma al abismo

Llegó a tener ventajas de 10 puntos en el tercer cuarto, pero dejó que el Estrella Roja remontara. Peligra mucho la clasificación para el Top-16.

Vladimir Stimac defiende a Sergio Rodriguez.
Vladimir Stimac defiende a Sergio Rodriguez.EFE

El Madrid se desploma. Así, sin paliativos. Con todo su cuerpo colgando en el acantilado y solo amarrado por los tobillos, al borde de una de las eliminaciones más sonadas de siempre. Más que vértigo, puro miedo. De campeón en mayo a solo un traspié de decir adiós en la primera fase, como en el curso 2002-03, el peor de su historia. Aún hay vida, dirán. Sí, la hay, pero a tres jornadas del final es colista en solitario. Necesita ganar al Fenerbahçe, al Bayern y al Estrasburgo y que terceros resultados no le jueguen una mala pasada (aunque dos triunfos no le descartan aún matemáticamente). Sin la red de protección apenas queda un fino alambre sobre el que cruzar el abismo. Un dramón.

El tropiezo en el Pionir lo vimos por anticipado, cuentan que lo anunciaron por megafonía. Entre Quincy Miller y el forzudo Zirbes agujerearon la peor defensa de la competición. Medio centenar de puntos entre los dos angelitos. No le pongan, sin embargo, nombres y apellidos al éxito del Estrella Roja. Fue mérito del bloque y naufragio estrepitoso de los de Laso, que pasaron de salvar asaltos sobre la campana (26-16, 42-30…) a desperdiciar una renta de diez tantos (53-63 en grandes minutos de Thompkins).

Remar contra corriente trajo factura, superados en el uno contra uno y luego sin cohesión atrás. Sin ayudas. El primero roto lo hizo Jovic (Taylor supo frenarle y al final el técnico serbio le castigó por insurrecto), pero Miller, Zirbes y el benjamín Guduric se pasaron las tijeras para agrandar el descosido. Más que amenazas concretas, vimos dificultad para dar respuesta como equipo a la adversidad.

Ayón y Reyes iluminaron tramos del ataque al ritmo de Sergio Rodríguez, que también tiro de manita. Nocioni tuvo un rato, Thompkins apareció y… El problema volvía a ser la defensa. Inconsistencia que a este nivel es garantía de zozobra. El Madrid no anda bien en lo físico, le falla el corazón. Con Llull desenfocado, igual que Maciulis y Nocioni; sin Rudy (mermado por la espalda); sin pívot defensivo y con una rotación útil de diez jugadores, porque ni Doncic ni Willy cuentan en estas batallas. Nubarrones y todavía un rayo de esperanza. Ironía del destino, el Madrid puede caer a la Eurocopa en pleno debate por las plazas fijas de la Euroliga y tras firmar un contrato que le garantiza la suya diez años.