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eurobasket | polonia 68 - españa 90

Golpe en la mesa en el momento oportuno

No hubo historia. España aplastó a Polonia y no concedió opción a la sorpresa desde el 0-7 inicial. No sólo no falló sino que envió un mensaje a sus rivales en los cruces: recupera el pulso y tiene otra vez cara de favorita. Gasol y Navarro dirigieron la mejoría de un equipo que se reencontró en defensa y en ataque ante, eso sí, una Polonia limitada y fundida por su escasa rotación. Mañana, ante Francia, llega la prueba definitiva contra, esta vez sí, un rival de primer nivel.

<strong>DOMINANTE.</strong> Gasol impuso su jerarquía sobre Gortat, otro de los hombres altos importantes del campeonato.
DOMINANTE. Gasol impuso su jerarquía sobre Gortat, otro de los hombres altos importantes del campeonato.

Fue tan fácil como imaginábamos que podía ser y mucho más de lo que en realidad esperábamos después de diez días de vaivenes, amagos de infarto, depresiones y nervios. España optó por respetar las buenas costumbres y se apuntó a los cuartos del Eurobasket, algo que siempre ha hecho desde 1977. Y lo hizo tras vencer y convencer en lo que tendría que haber sido un trámite pero se había convertido en una final, la primera de las que quedan hasta la de verdad, la Final. La dinámica de la selección le condenó a este trance que no fue tal a la postre a pesar de que la hubiéramos imaginado antes del torneo con los deberes hechos a estas alturas y sin ningún temor de los animosos pero a la postre limitados polacos.

Polonia resuena en la memoria colectiva del baloncesto español como un rival maldito en tiempos lejanos. Hoy la mirábamos como un equipo que jornaleaba su porción de gloria en el Eurobasket y que dio un sustito en Sevilla durante la preparación. Después, vaivenes de toda clase por el camino, esa misma selección se presentaba como una amenaza menor pero dispuesta a disfrazarse del ogro que tiempo atrás fue a la mínima que España sacara a pasear los síntomas de necrosis con los que arrancó el campeonato y de los que poco a poco se ha ido deshaciendo. O eso parece. Polonia es un equipo con un pívot dominante como Gortat (esta vez 12+12) como única constante. El resto es un galimatías que puede derivar en un asunto peligroso armado de valor con un avispero de tiros y penetraciones anárquicas de los exteriores, o en un combinado con energía pero un nivel muy inferior al de los grandes de Europa, con una rotación muy corta que les ha traído a este momento con la lengua fuera y jugadores que enlazan un día bueno y varios malos (Lampe...). Ni siquiera el pabellón fue un infierno. Lodz no es Atenas ni Belgrado, y la esperanza local derivó en gradas llenas y buen ambiente pero no en presión irrespirable. Tampoco hubo sombra de duda con un arbitraje limpio y poco interesado en empujar a los anfitriones de salida o a reengancharles al partido cuando comenzó la tormenta roja. Los jugadores polacos, por su parte, tampoco aguantaron demasiado con cara de póquer y bajaron los brazos a la primera ocasión, agotados tras acumular sus piezas capitales demasiados minutos en las piernas durante todo el campeonato.

España ya es España

Lo mejor de España fue que pareció por fin que el rival, aunque facilitó las cosas, no era importante y que el equipo se parecía de forma diáfana al que llegó a Polonia con galones de favorito sideral. El partido de cuartos ante Francia será otra historia, una que ya huele a combates en la zona y guerra de guerrillas, pero la selección lo encara de la mejor manera posible, acelerando desde el cero absoluto, recuperando fuerzas y soltando molestias, ganando sensaciones y sonrisas y mostrando por fin temple y autoridad. El enfermo ha cambiado la cara en cuanto se ha empezado a hablar sólo de baloncesto; O seguramente sea a la inversa, pero en cualquier caso España aparece afilada y regenerada en el mejor momento, a las puertas de los tres partidos que conducen al oro o al vacío.

De repente el equipo ha cerrado filas en torno a su estilo y ha vuelto a defender con intensidad y agilidad de brazos, molestando las líneas de pase y corrigiendo errores sobre la marcha: Polonia barrió en rebotes en el primer cuarto y España equilibró después en buena medida la situación. Con los exteriores más acoplados, Gasol cerró la zona y neutralizó las penetraciones de los pequeños de Polonia. El temido Logan hizo cinco puntos de salida y desapareció hasta que maquilló sus número con el partido resuelto, Koszarek (17 puntos, 7 asistencias) iba y venía y Gortat se esforzó como siempre, enseñó algunas de las virtudes que le auguran una larga carrera NBA y a la postre perdió el duelo con Gasol.

Porque después de dejarnos la garganta pidiendo la aparición de los referentes individuales, vimos por fin a los dos principales, las grandes señas de identidad de esta generación. Pau Gasol dejó otra vez buenos números (20 puntos, 5 rebotes, 3 tapones) pero sobre todo ejerció de líder: anotó los 5 primeros puntos de España y dirigió el primer despegue (9-19) a base de molestar tiros de Polonia y de bailar sobre Gortat en ataque. Al tercer cuarto también salió con 5 puntos seguidos, por si el rival había soñado siquiera con un improbable cambio de dirección. Y Navarro fue definitivamente Navarro y parece el paradigma de esta selección ya que comenzó el torneo horrible y ha ido afinando lentamente hasta dejar una de sus exhibiciones, imposibles para algunos y tan habituales para él: 23 puntos con 7/9 en triples.

La selección vivió desde la defensa y, salvo en una ráfaga de caos en el primer cuarto, jugó con el ritmo debido y con seguridad, minimizó otra vez el lastre de las pérdidas mientras el partido estuvo en el aire (ninguna en el primer cuarto, tres al descanso) y vio el aro enorme en cuanto las ventajas dispararon la confianza (22-32 hasta el 24-42 al descanso). Hasta la segunda unidad se mostró concentrada y muy metida en ritmo de partido, sobre todo en defensa pero también en ataque. Y así España ha cambiado el que nadie brille por el que nadie desentone y todos aporten.

Minutos de la basura pensando en Francia

Así que lo que podría haber sido una batalla a cara de perro fue finalmente un trámite que permitió a España reservar fuerzas y aniquilar dudas con la mente puesta ya en cuartos. Gasol y Navarro cerraron cualquier debate en el tercer cuarto y en cuanto España alcanzó los 20 puntos de ventaja (30-50) la deriva del partido avanzó hacia la paliza escandalosa (41-69) cuando se circulaba ya por un último cuarto de muy poca tensión y en el que alternaban puntos gratis de España con rachas de Polonia (9-0 incluido) para arrancar los últimos aplausos de una afición agradecida con un equipo que ha hecho un muy buen campeonato en el que ha llegado hasta donde le han permitido sus opciones reales a base de exprimir al máximo sus fuerzas y sus puntos fuertes.

Ahora España, la España de verdad por primera vez en el Eurobasket, afronta la hora ganar, el toque a rebato de la competición contra los que también han llegado a Polonia para ser campeones. Francia llega primero en un duelo que imaginábamos en semifinales o incluso en la final. Ahora que la selección ha recuperado la sonrisa, seguro que habrá quiénes prefieran empezar así, a lo grande. Mañana jueves, en definitiva, sabremos si España es real definitivamente, mañana que aguarda el músculo y la intensidad de Francia, la magia de Parker y los quilates NBA de Batum, Diaw y compañía. Un duelo con sonoridad de gran partido cuando arranca el Eurobasket en toda su dimensión. Y justo cuando España empieza a ser por fin lo que le suponíamos: un púgil perfectamente dispuesto con mandíbula de hierro y pegada de seda y acero.