Los Yankees ya no entonarán New York New York de Frank Sinatra cuando pierdan

La tarde cae sobre el George M. Steinbrenner Field en Tampa. El sol de Florida se ha ocultado, dejando tras de sí una brisa cálida y la estela de un juego que no tendrá mayor espacio en los libros de historia: una derrota por 4-0 con Detroit Tigers en un juego de entrenamiento primaveral de Major League Baseball. La acción en el diamante ha terminado, los jugadores caminan hacia el dugout, y en las gradas, los aficionados se levantan de sus asientos. Todo parece normal, hasta que algo falta.

La primera derrota del equipo de local en el ciclo de 2025, abrió la puerta para descubrir algo.

No está ahí. No resuena por los altavoces. No hay un cierre con la voz de Frank Sinatra envolviendo el estadio. Por primera vez en 45 años, (Theme From) New York, New York no acompaña la salida de los aficionados después de una derrota de Yankees. En su lugar, las notas de That’s Life tambalean en el aire de Florida.

El fin de un ritual legendario

Desde 1980, la canción de Frank Sinatra ha sido un sinónimo de los Yankees. En victorias y derrotas, en otoños gloriosos y primaveras amargas, el himno de la ciudad de Nueva York ha servido de acompañamiento al final de cada juego. La historia cuenta que George Steinbrenner, el jefe supremo del Bronx, le escribió personalmente a “La Voz” para pedirle permiso de usar la canción. Era la era de Reggie Jackson, de Thurman Munson y de los Yankees que recuperaban su grandeza. Desde entonces, New York, New York se convirtió en parte del ADN de la franquicia.

Pero ahora, los tiempos han cambiado. Y con ellos, también lo hacen las tradiciones. Un portavoz del equipo confirmó a The Athletic que la música del final de los partidos perderá su constancia. “Rotaremos varias canciones después de una derrota de los Yankees este año. Ninguna de ellas será New York, New York, dijo. Ya no habrá un tema oficial de la derrota. Se alternarán otras piezas de Sinatra, aunque su icónica canción seguirá sonando en las victorias. Así lo quiso originalmente Steinbrenner.

Una semana de revoluciones en el Bronx

Este cambio no es un hecho aislado. Los Yankees están en plena transformación. Apenas unos días antes, la organización sacudió la industria del beisbol al anunciar el fin de su política de prohibición de barbas. Durante casi medio siglo, ser un Yankee significaba portar un uniforme inmaculado, sin vello facial fuera del bigote. Pero el dueño Hal Steinbrenner ha decidido que esa regla pertenece al pasado.

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Y ahora, otra pieza de la idiosincrasia de los Yankees se reescribe. Después de 45 años, New York, New York ya no será un himno para todos los partidos. Solo para los dulces triunfos.

Forjando una nueva identidad

Desde el viernes, figuras clave dentro de la franquicia han enfatizado la necesidad de evolucionar. Aaron Judge, capitán del equipo, lo dijo claro: los Yankees deben construir su propia identidad sin olvidar su historia. Brian Cashman, gerente general, reafirmó la idea: “Queremos seguir siendo diferentes. Este es un lugar especial en la historia del béisbol. Ese logo tiene mucho significado.”

Sin embargo, ser diferente también significa saber adaptarse. En un deporte que avanza, donde la cultura beisbolera se moderniza, los Yankees han decidido que algunas tradiciones deben evolucionar. Quizá el ajuste de la música tras los partidos no parezca tan revolucionario como la eliminación de la prohibición de barbas, pero para la afición más fiel, el cambio no pasará desapercibido.

La esencia de Sinatra, el espíritu de los Yankees

Si alguien podía comprender este cambio, quizá hubiera sido el mismo Sinatra. That’s Life no es una simple canción de derrota, es un recordatorio de que la vida sigue, de que el que cae se levanta. Como lo han hecho los Yankees incontables veces a lo largo de su historia.

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Quienes esta noche salieron del George M. Steinbrenner Field sin escuchar New York, New York pueden haber sentido un vacío. Pero la esencia sigue ahí. La canción sonará nuevamente, cuando el marcador favorezca a los Bombarderos del Bronx. Y en ese momento, quizá suene aún mejor.

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