Los Dodgers adeudan 1.06 mil millones de dólares en contratos aplazados
El acuerdo de Edwin Díaz muestra cómo los Dodgers usan pagos diferidos y bonos de firma para administrar su nómina y el impuesto de lujo en MLB.


Cuando los Dodgers anunciaron la contratación de Edwin Díaz, el número más emblemático no estuvo en la duración del contrato ni con la estadísticas de su salvamento. Estuvo en la forma en que llegarán los cheques del relevista puertorriqueño. Parte del dinero pactado comenzará a pagarse dentro de más de una década y se extenderá hasta 2047, un camino que ya es habitual en la forma en que la organización estructura sus acuerdos más importantes.
Con Díaz, los compromisos diferidos del club alcanzaron los 1.06 mil millones de dólares de acuerdo a la contabilidad de AP, distribuidos entre nueve jugadores. Es una cifra que no corresponde a una sola firma, sino a una secuencia de decisiones tomadas a lo largo de varias temporadas bajas, en las que Los Ángeles priorizó la flexibilidad anual de su nómina mientras acumulaba obligaciones a largo plazo.
Díaz acordó un contrato por tres años y 69 millones de dólares. El convenio incluye un bono de firma de nueve millones, salarios de 14 millones en 2026 y 23 millones en cada uno de los dos años siguientes. De ese total, 4.5 millones por temporada serán diferidos y se pagarán en 10 abonos iguales cada 1 de julio, con fechas que se extienden de 2036 a 2047. El acuerdo contempla además una opción condicional para 2029 y bonos por desempeño ligados a juegos finalizados.
Un modelo que se repite
El cerrador se sumó a una lista que ya incluye a Shohei Ohtani, Mookie Betts, Blake Snell, Freddie Freeman, Will Smith, Tommy Edman, Tanner Scott y Teoscar Hernández. En cada caso, los contratos combinaron dinero diferido con pagos inmediatos, una estructura que se volvió recurrente en la nómina del club.
Ohtani acordó diferir 680 millones de los 700 millones de su contrato. Betts pospuso 115 millones de su extensión. Snell difirió 60 millones, Freeman 57 y Hernández 31.5 millones en sus acuerdos más recientes. Estas cifras, tomadas en conjunto, explican el volumen de pagos que Los Ángeles deberá cubrir en la década de 2030 y más allá.
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El uso de dinero diferido tiene impacto directo en el impuesto de equilibrio competitivo, ya que MLB calcula la nómina sujeta a penalización a partir del valor anual promedio de los contratos. Al distribuir los pagos en plazos más largos, el cargo anual se reduce respecto al monto total comprometido.
El efectivo inmediato como contrapeso
Los aplazamientos no operan de manera aislada. En los últimos cinco años, los Dodgers han complementado esa práctica con bonos de firma elevados. Blake Snell recibió 52 millones al firmar. Teoscar Hernández, 23. Will Smith, 30. Tommy Edman, 17. Tanner Scott, 20. Betts acordó un bono de 65 millones, pagadero en plazos anuales.
A esos pagos se suman contratos recientes sin dinero diferido que incluyeron bonificaciones importantes, como los 50 millones que Yoshinobu Yamamoto recibió al firmar o los 10 millones incluidos en la extensión de Tyler Glasnow. En conjunto, esos bonos suman 295 millones de dólares desembolsados por el club en la última media década.
Esta combinación permite a los jugadores recibir efectivo inmediato, mientras que el resto del salario se programa a largo plazo. En algunos casos, los pagos iniciales se realizan en estados con menor carga fiscal para el jugador.
Díaz dentro del contexto deportivo
En el terreno, Díaz llega a cubrir una necesidad específica del roster. El bullpen fue una de las áreas más inestables del equipo durante la temporada. El derecho viene de salvar 28 juegos en 31 oportunidades con efectividad de 1.63 y 98 ponches en 66.1 entradas con los Mets. A lo largo de nueve temporadas en MLB, acumula 253 salvamentos entre Seattle y Nueva York.
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— Los Angeles Dodgers (@Dodgers) December 13, 2025
El relevista ya tenía experiencia con contratos que incluyen dinero diferido. En su acuerdo previo con los Mets aceptó pagos aplazados hasta 2042 y renunció a 38 millones correspondientes a los últimos dos años del vínculo.
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La firma de Díaz añadió profundidad al bullpen y extendió una práctica que se ha vuelto frecuente en Los Ángeles. El efecto de ese modelo se reflejará tanto en la nómina anual como en los compromisos financieros del club durante las próximas décadas.
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