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Fracaso millonario en la MLB: Dodgers se hunden tras invertir 400 mdd para defender el título

Construidos para hacer historia, los Dodgers se hunden: lesiones, bates fríos y Padres al acecho en la División Oeste

Los 43 cuadrangulares de Shohei Ohtani no han sido suficientes para mantener la punta d ela división.
HARRY HOW
Ariel Velázquez
Especialista en periodismo deportivo con vocación en investigación y en artículos de largo aliento.
Estados Unidos Actualizado a

En febrero, los Dodgers eran un proyecto de laboratorio de ciencia ficción: Shohei Ohtani, Mookie Betts, Freddie Freeman, Yoshinobu Yamamoto, Blake Snell y Roki Sasaki reunidos en la misma alineación. Entre nómina e impuesto de lujo, la factura superaba los 400 millones de dólares. La meta oficial era revalidar la Serie Mundial; la extraoficial, coquetear con el récord de 120 victorias.

Un mes antes del cierre del calendario, los objetivos no podrían estar más lejos. Los Dodgers, el buque insignia de MLB, atraviesan una tormenta que ni la gerencia ni los pronósticos vieron venir: una racha de 12-21 desde el 4 de julio, desplome al segundo lugar del Oeste y el acecho directo de unos Padres que han olido sangre.

El inicio del naufragio

La plantilla californiana ha sido un hospital de lujo. Snell, su adquisición estrella de 182 millones, apenas lanzó cuatro veces. Sasaki no sube al montículo desde mayo. 14 nombres en la lista de lesionados, incluyendo brazos clave del bullpen.

Durante un tiempo, la ofensiva con Ohtani acumulando 43 jonrones y un OPS de superestrella, maquilló las grietas. Pero las fisuras crecieron: Betts batea .244, Michael Conforto (.187) se convirtió en un agujero en el jardín izquierdo y el relevo colapsó. El resultado: una ventaja de nueve juegos en la división evaporada.

Dave Roberts, el mánager, no escondió su sorpresa: “No esperaba que estuviéramos en segundo lugar ahora mismo”.

Padres son depredadores

En San Diego, AJ Preller volvió a apostar como si no hubiera mañana. En la fecha límite de canjes, reforzó cada flanco, incluyendo al cerrador Mason Miller, a cambio de uno de sus mejores prospectos. Desde entonces, los Padres acumulan un 9-3 en agosto y encadenan cinco victorias. Han pasado de perseguidores crónicos a líderes parciales por primera vez desde 2010.

La rivalidad, siempre candente, llega esta noche a Dodger Stadium con más combustible que en años: bancas vaciadas en junio, un meme de Kershaw llorando todavía circulando, y el recuerdo fresco de la eliminación angelina en 2022 a manos de estos mismos Padres.

Esta noche, Clayton Kershaw subirá al montículo con la urgencia de un octubre adelantado. Para los Dodgers, la serie no sólo es una oportunidad de recuperar el liderato, sino de enviar un mensaje: que el equipo más caro de la MLB no será un monumento al derroche.

Para San Diego, es la chance de confirmar que el dragón al que han perseguido durante décadas ya no escupe fuego.

El colapso total aún parece improbable: los Dodgers siguen en zona de playoffs y podrían recuperar efectivos a tiempo. Pero la narrativa de 2025 ya está escrita en otro tono. En lugar de récords históricos, la temporada se cuenta como advertencia: ni los cheques más grandes compran inmunidad a la caída.

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Lo que está en juego esta noche no es sólo otro inicio de rivalidad californiana: es la credibilidad de una inversión de 400 millones.

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