El bullpen millonario está hundiendo a Yankees de cara a la postemporada

Las 931 carreras que han recibido los Rockies este año son un desastre histórico, un retrato del beisbol cuando la nómina apenas alcanza para sobrevivir y se lanza en la altitud de Colorado. Nadie espera mucho de un roster barato, condenado a estar en el sótano de las tablas de eficiencia. Pero el verdadero escándalo está a 2,600 kilómetros de Coors Field, en el Bronx, donde un bullpen que cuesta casi 30 millones de dólares se ha convertido en un problema de todos los días.

No es una organización que improvisa con novatos ni de un roster en reconstrucción. Son los Yankees, uno de los equipos con la nómina dentro de MLB, que invirtió en brazos de renombre para asegurar lo que históricamente había sido una de sus fortalezas. Lo hicieron en el deadline con movimientos que parecían inteligentes: Camilo Doval, David Bednar y Jake Bird llegaron con el aval de estadísticas sólidas y proyecciones que los colocaban como piezas de confianza para el último tercio de la temporada. Sobre el papel, la estrategia tenía lógica. En el terreno, el resultado es un colapso.

En apenas dos noches frente a los Tigres de Detroit, el bullpen neoyorquino escribió una página inédita en la historia del club. Permitió más de nueve carreras en juegos consecutivos. El martes, Fernando Cruz y Mark Leiter Jr. se desplomaron en una derrota por 12-2. El miércoles, cuatro relevistas se combinaron para otro derrumbe en el 11-1 que vació el Yankee Stadium antes del out 27. La estadística es cruel, pero refleja lo que se vio en el campo: un bullpen sin control, sin capacidad de reacción y sin un líder capaz de poner orden.

Desde el primero de agosto, justo después de la fecha límite de cambios, la efectividad colectiva de los relevistas de Yankees es de 5.57. Solo Marlins y Rockies lo hacen peor. El bullpen que debía cerrar la puerta es hoy la rendija por donde se escapa la confianza de un equipo que aún sueña con octubre.

El manager neoyorquino, Aaron Boone intenta sostener la narrativa.

“Tenemos jugadores capaces de detener a los rivales”, dijo tras el más reciente tropiezo.

Pero las palabras de Boone no limpian el sucio trabajo que ha tenido su cuerpo de relevistas. Cada que un abridor de Yankees abandona la loma, entre los aficionados surge la pregunta ¿en quién confiar?

Esa incertidumbre, que para otros equipos sería una anécdota de temporada regular, en los Yankees se convierte en tema central porque las expectativas son otras y en un momento crucial en donde pelean por el liderato divisional, pero al mismo tiempo por no perder un puesto de comodín en la Liga Americana.

.La fragilidad del bullpen viene arrastrándose desde julio. Antes del Juego de Estrellas, la efectividad era de 4.08, todavía dentro de lo aceptable. Desde entonces, el declive ha sido constante, con un BABIP que refleja también un exceso de contacto fuerte. En otras palabras, no es sólo mala suerte: los rivales conectan con comodidad y castigan cada error.

De acuerdo con historiadores, os Yankees han sufrido derrotas consecutivas por diferencia de doble dígito en apenas tres ocasiones: 1908, 1988 y ahora en 2025. Tres años que funcionan como estampas de épocas difíciles para la franquicia.

La directiva invirtió en reforzar justo el área que hoy luce más débil. Pusieron casi 30 millones en su bullpen y lo que obtuvieron es un producto que inspira cero confianza en el momento decisivo. El bullpen es tema conversación de las redes sociales de los Bombarderos.

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