Canelo Álvarez enfrenta críticas por su falta de nocauts antes de medirse con Crawford
William Scull desató polémica al asegurar que Canelo no pega duro
Saúl Canelo Álvarez es un boxeador que carga con todos los cinturones, pero también con una crítica que arrastra: la de no pegar lo suficiente. En un deporte donde los nocauts suelen elevar a los campeones a los peldaños de ídolo , el mexicano llega a su combate con Terence Crawford sin la pólvora de su lado y con un triunfo que lo termine de encumbrar dentro de las más grandes glorias.
El último responsable de encender la polémica es William Scull, el cubano al que Canelo venció el pasado 3 de mayo en Arabia Saudita. Fue una pelea olvidable, lenta, con más bostezos que intercambios, y que terminó con el mexicano como vencedor por decisión unánime. Scull, lejos de rendir pleitesía, decidió exponer su veredicto en entrevista con Fight Hub TV:
“Canelo no tiene un poder que te pueda demoler”, sostuvo Scull en la entrevista con el canal de boxeo.
Según su relato, los golpes del campeón se sintieron “fuertes, pero lo normal”. Ni un gancho que lo sacudiera, ni una derecha que le dejara cicatrices. Un testimonio que alimenta el debate justo en la semana más mediática del año para el boxeo.
La sequía de nocauts
Los números sostienen los comentarios de Scull. Desde noviembre de 2021, cuando un derechazo al mentón de Caleb Plant cerró la saga por la unificación de los supermedianos, Canelo no ha vuelto a mandar a dormir a nadie. Seis rivales lo han confirmado: Dmitry Bivol, Gennady Golovkin, John Ryder, Jermell Charlo, Jaime Munguía y el propio Scull.
El contraste es notable. En su mejor etapa, Canelo definía pleitos con un repertorio que combinaba cálculo y violencia. Kovalev cayó con un recto que nadie vio venir, Saunders se retiró con el rostro fracturado, y Plant fue derribado con la frialdad de un verdugo. Hoy, a sus 34 años y con más de 60 pleitos en los encordados profesionales, la pregunta es si el poder del Canelo terminó.
La contradicción de Scull
Lo curioso es que el mismo Scull que minimizó su pegada también le otorgó un pronóstico favorable ante Crawford. En charla aseguró que Canelo tiene un 75 por ciento de probabilidades de imponerse.
La aparente contradicción desnuda un dilema que acompaña al mexicano: no impresiona con la misma contundencia que antes, pero sigue siendo demasiado completo para ser descartado. Su defensa, su capacidad para ajustar y su resistencia lo convierten en un rival temible, incluso para un invicto como Crawford.
Crawford, el reto perfecto
El 13 de septiembre, en el Allegiant Stadium de Las Vegas, Canelo pondrá en juego sus cinturones de la CMB, AMB, FIB y OMB frente a un Crawford que llega invicto y con la aureola de libra por libra. Netflix transmitirá en exclusiva la función, un escaparate global que amplifica la narrativa.
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La pelea se presenta como un choque de legados. Crawford, buscando escalar otra montaña y convertirse en campeón indiscutido en dos divisiones. Canelo, defendiendo su lugar como la figura más influyente del boxeo actual mientras lidia con críticas que reducen su reinado a un detalle incómodo: seis peleas sin nocaut.
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