¿Se olvidó del mapa? Trump confunde Sudamérica con Sudáfrica en pleno discurso en Miami
Durante su discurso en Miami, el presidente de Estados Unidos, Trump, confundió a Sudamérica con Sudáfrica en un momento insólito.
En un discurso cargado de algunas amenazas y llamados a la unidad frente a lo que se considera como “la tiranía comunista”, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevó su guion por un inesperado desvío cuando afirmó que “durante generaciones Miami ha sido un refugio para quienes huyen de la tiranía comunista en Sudáfrica”. En ese momento, los asistentes ya sabían que hablaba de Cuba, Venezuela o Nicaragua, parte del flujo latino que ha moldeado esta ciudad, pero el presidente siguió: “Sudáfrica recibió a esos migrantes”, dijo, sin corregirse.
La confusión no es menor al mezclar Sudamérica con Sudáfrica, el mensaje distorsiona no solo la geografía, un error que podría explicarse por una circunstancia del teleprompter o por una mala lectura, sino también la narrativa que Trump construye sobre la migración, el comunismo y su apelación al voto latino en Florida. Era un foro de negocios en Miami, una ciudad que depende de la precisión en números, datos y conexión con sus comunidades latinas. Pero en lugar de una corrección, optó por quedarse callado y luego continuar.
Tras la pifia, Trump pasó a atacar a la nación africana, a la que acusa de cometer genocidio contra los granjeros blancos, y dijo que boicoteará la reunión del G20 en Johannesburgo a finales de este mes.
— La Jornada (@lajornadaonline) November 6, 2025
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Trump confunde Sudamérica con Sudáfrica
El impacto político no se hizo esperar. Para muchos de los presentes, que escaparon de regímenes comunistas latinoamericanos, la referencia a Sudáfrica no tiene ningún anclaje histórico ni étnico. Quedó la impresión de un desliz que puede parecer menor, pero que en el contexto de campaña y retórica importa.
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En el cierre del discurso, Trump añadió que no asistiría a la próxima cumbre del G20 en Johannesburgo y cuestionó que Sudáfrica “incluso debería estar en los G-20”. El error geográfico, en ese sentido, se convierte en un síntoma de una estrategia que mezcla soberanía, populismo y una dosis de improvisación.
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