La nueva obsesión de Donald Trump: lo descubrió en Japón y lo quieren Estados Unidos cuanto antes
Japón inspira a Trump con los mini “kei-cars” que Washington quiere ver rodando pronto en ciudades de Estados Unidos.


Donald Trump volvió de su reciente gira por Japón con una idea curiosa y un tanto polémica, pues desea llevar a Estados Unidos los populares “kei cars” japoneses, esos diminutos autos urbanos que en Tokio se mueven con facilidad entre calles angostas.
Durante una conferencia en la Casa Blanca, Trump los describió como “muy pequeños, realmente lindos”, y dejó claro que quiere que gigantes automotrices como Toyota o Honda; o quien se anime, fabriquen esos mini-vehículos en suelo estadounidense. Su argumento es básicamente que el reglamento vial y de seguridad es el que impide que esas “cajitas de cuatro ruedas” sean legales hoy en Estados Unidos, no la calidad del coche.
Trump: If you go to Japan and South Korea and Malaysia, they have a very small car… Very small and really cute. You’re not allowed to build them and I have authorized the secretary to immediately approve the production of those cars. pic.twitter.com/MT6qchy8Bk
— Acyn (@Acyn) December 3, 2025
La nueva obsesión de Trump
Ese giro ocurre justo cuando su administración ha decidido aplicar un arancel del 25 % a automóviles importados, con la intención de reactivar la industria nacional y atraer producción de regreso a territorio local. En ese sentido, permitir fabricarlos dentro de Estados Unidos eliminaría la barrera de aranceles y lo convertiría en una maniobra coherente con su agenda de “autos hechos en casa”.
Las cifras ofrecen contexto, pues en Japón, los kei representan casi un tercio de las ventas de autos nuevos, gracias a sus motores pequeños, dimensiones compactas y beneficios fiscales. Pero trasladar ese éxito a Estados Unidos no será sencillo, ya que tales autos están diseñados para entornos urbanos densos, no para autopistas, y no pasan las pruebas de choque que exige la normativa estadounidense.
Especialistas del sector expresan escepticismo. La producción de kei en Norteamérica requeriría inversiones importantes, como plantas nuevas, repensar diseño, adaptar componentes y, todo esto bajo un mercado donde los autos pequeños ya han fracasado por falta de demanda. Además, incluso con regulaciones relajadas, los requerimientos de seguridad podrían seguir siendo un obstáculo real.
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Por ahora, la propuesta de Trump ha generado sorpresa y debate, ya que algunos la celebran como una forma de hacer vehículos más accesibles y económicos; otros la califican de ingenua o, incluso riesgosa por subestimar las diferencias entre contextos urbanos japoneses y las realidades de las carreteras estadounidenses. Queda, sin embargo, un hecho, que es la obsesión presidencial por los mini-coches podría cambiar, si llega a concretarse, la fisonomía del parque automotor en Estados Unidos, transformando lo que hoy es una rareza exótica en una opción real para consumidores.
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