Estas son las formas más habituales de violencia digital en EEUU y así puedes protegerte
Del acoso en redes al robo de identidad: así opera la violencia digital en Estados Unidos y qué medidas ayudan a frenarla.


La violencia digital ya no es un fenómeno marginal en Estados Unidos. Se cuela en redes sociales, correos electrónicos y plataformas de mensajería, y afecta tanto a adolescentes como a adultos. Aunque no deja marcas visibles, sus consecuencias pueden ser igual de profundas, generando ansiedad, miedo, aislamiento e incluso daños económicos difíciles de revertir.
Entre las formas más habituales de violencia digital destaca el acoso en línea, que va desde insultos reiterados hasta campañas coordinadas para humillar o intimidar a una persona. A esto se suma el doxxing, una práctica cada vez más común que consiste en difundir datos personales, dirección, teléfono, lugar de trabajo, con la intención de provocar amenazas o ataques fuera de internet. Otra variante es la suplantación de identidad, donde los agresores crean perfiles falsos o hackean cuentas para enviar mensajes, pedir dinero o dañar la reputación de la víctima.
Cuáles son las 5 formas de violencia digital más comunes (y cómo protegerse) https://t.co/M3wgw0g51H
— BBC News Mundo (@bbcmundo) December 11, 2025
Estas son las formas más habituales de violencia digital en USA
También preocupa el auge de la extorsión digital, especialmente mediante imágenes íntimas reales o manipuladas. Con el uso de inteligencia artificial, los llamados deepfakes han elevado el riesgo, ya que permiten crear contenidos falsos altamente creíbles que luego se usan para presionar o chantajear.
Protegerse no es infalible, pero sí posible. Expertos recomiendan reforzar la privacidad en redes sociales, usar contraseñas únicas y complejas, activar la verificación en dos pasos y desconfiar de enlaces o mensajes inesperados, incluso si parecen venir de contactos conocidos. Además, guardar pruebas —capturas de pantalla, correos, URLs— es clave para denunciar.
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La violencia digital evoluciona tan rápido como la tecnología. Reconocerla y saber cómo actuar es hoy una herramienta básica de autoprotección en un entorno donde lo virtual y lo real están cada vez más conectados.
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