¿Cómo puede una niña de 3 años enfrentar a una corte de inmigración sola en EEUU? El caso reaviva el debate de la protección de menores migrantes

Cuando Florence Immigrant and Refugee Rights Project (FIRRP) comenzó a ver llegar decenas de menores no acompañados a tribunales de inmigración sin representación legal a inicios de 2025, pocos imaginaron que entre ellos estaría Lucy, una niña de apenas 3 años, obligada a defender su futuro migratorio sin abogado.

El 24 de noviembre pasado, Lucy fue una de las 25 menores presentadas ante la jueza Irene C. Feldman en la corte del condado Pima, en Tucson, Arizona. Ahí, con la ayuda de una abogada de FIRRP que no la representa formalmente, la cargaron hasta la silla, pues ella sola no alcanzaba y, le dieron un osito de peluche en un intento por tranquilizarla.

¿Puede una niña de 3 años enfrentar a una corte de inmigración sola?

La temprana comparecencia de la niña ocurre en un contexto alarmante, pues, desde marzo de 2025, el gobierno federal canceló contratos con organizaciones que brindaban apoyo legal a menores migrantes no acompañados. Eso ha dejado a miles de niños, se calcula que unos 26,000, enfrentándose al sistema migratorio sin abogado, sin entender inglés y sin padres.

Según datos previos, los menores que tienen representación legal tienen muchas más probabilidades de quedarse en Estados Unidos; cerca del 47% logra quedarse con abogado, frente a apenas el 10% sin él. Cuando a esos porcentajes se suman niñas y niños de tres, cinco o siete años, la idea de justicia parece más un ideal lejano que una garantía real.

Expertos en derechos migratorios han alertado, como la abogada Greer Millard de FIRRP, que no existe un mecanismo confiable para que un menor solo encuentre abogado mientras está en custodia. “Las barreras son innumerables, complejas y casi insuperables”, advierten.

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Este caso, más allá de lo dramático del rostro de una niña ante un juez, reaviva una pregunta ética y legal de si se puede un sistema que expulsa y decide el futuro de adultos ejercer justicia cuando pone al frente a quienes no entienden lo que pasa, que dependen de un osito de peluche para sentir algo parecido al consuelo... Para muchos abogados y defensores de derechos humanos, esta situación es un reflejo de un régimen migratorio endurecido, donde la infancia es la que paga la cuenta.

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