Adiós a estas carreras: el Gobierno de Trump dejará de considerarlas una profesión en Estados Unidos
La nueva norma de la administración Trump redefine qué es una profesión y limita los créditos para carreras esenciales. Te contamos más a fondo.
El gobierno de Donald Trump lanzó un golpe inesperado a carreras históricamente valoradas al anunciar que ya no considerará como “profesionales” a programas como enfermería, arquitectura, contabilidad, educación, trabajo social, así como fisioterapia, audiólogos, asistentes médicos y otros.
Este cambio forma parte de la nueva legislación bautizada como “One Big Beautiful Bill”, que entrará en vigor el 1 de julio de 2026 y limita los préstamos federales para estos estudiantes a 20.500 dólares al año con un tope de 100.000 dólares en total, mucho menos que los 50.000 dólares anuales y 200.000 de máximo que podrán pedir quienes cursen “títulos profesionales” reconocidos por el gobierno.
📌 Las carreras que el gobierno de Trump no considerará una profesión y el impacto que eso tendrá para los estadounidenses.
— Univision Noticias (@UniNoticias) November 24, 2025
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Adiós a estas carreras como “profesión” en el Gobierno de Trump
Para definir qué es un “título profesional”, el Departamento de Educación apela a una norma federal de 1965, que obliga a que los programas con ese estatus impliquen un nivel académico más avanzado al de una licenciatura y, en muchos casos, licencia profesional.
Los gremios afectados reaccionaron con alarma, pues la Asociación Estadounidense de Enfermeras advirtió que este recorte de financiamiento podría agravar la escasez de enfermeros avanzados, ya que muchos estudiantes dependen de créditos federales para pagar su maestría. Por su parte, el Instituto Americano de Arquitectos (AIA) culpó al gobierno por “despreciar la experiencia y el estándar profesional de quienes obtuvieron su título tras años de formación rigurosa”.
Los críticos señalan que la jugada podría desalentar a futuros estudiantes importantes de sectores clave del país: salud, educación y construcción. En sus palabras, “limitar el acceso a estos préstamos amenaza los cimientos mismos de la atención al paciente y la infraestructura social”.
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Este viraje no es solo técnico, es una reforma con fuertes implicaciones sociales, porque podría frenar la formación de profesionales esenciales en un momento en que comunidades rurales o marginadas dependen precisamente de enfermeras con posgrado o arquitectos para sus hospitales, escuelas u obra pública.
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