TELEVISIÓN

Revilla recuerda el momento en el que casi dimite por ‘Crónicas Marcianas’

El presidente de Cantabria fue el protagonista del último programa de ‘Joaquín, el novato’, donde recordó uno episodio en la boda del rey que casi le cuesta el cargo.

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Revilla recuerda el momento en el que casi dimite por ‘Crónicas Marcianas’

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, fue el protagonista del último episodio de Joaquín, el novato, donde Joaquín Sánchez entrevista a diferentes personalidades de la sociedad española bajo el pretexto de buscar un trabajo para cuando se retire del fútbol. Revilla, uno de los políticos que más se prodiga en televisión, especialmente en El Hormiguero, donde es asiduo, no perdió la ocasión para recordar el momento en el que más cerca ha estado de dimitir.

Hubo un momento donde tuve la dimisión en la mano”, comenzó el presidente. Sorprendentemente, la decisión no tenía nada que ver con la situación política de su comunidad autónoma, sino que el culpable había sido una entrega de Crónicas Marcianas donde se había convertido en el máximo protagonista.

El desencadenante de la situación se había producido durante la boda de Felipe VI con Letizia Ortiz, un enlace donde el banquete no fue para nada lo que esperaba el político cántabro. “Yo iba en el plan de que las langostas pesarían un kilo”, expresó. Sin embargo, lo que se encontró fue “un papel con poca letra y rara”. “Comí todo lo que me dieron y más que me hubieran dado”, añadió.

Sus declaraciones posteriores al enlace en las que aseguró que “había tenido que comerse un bocadillo a las siete de la tarde” dieron la vuelta a España. Tanto que Xavier Sardá le dedicó todo el programa entero con seis millones de personas al otro lado de la pantalla.

Fue el cariño de los ciudadanos durante un acto lo que le hizo dar marcha atrás. “Me aplaudieron todos felicitándome por ser normal y por decir lo que pensaba”, destacó antes de agregar que incluso el rey Juan Carlos le llegó a dar la razón.

Un traje sin arreglar y un baño sin cierre

No obstante, las circunstancias que se produjeron durante el banquete y posteriormente no fueron las únicas anécdotas que Revilla conserva de la última boda real en España. Y es que nada más llegar al Palacio Real, “después de seis horas sin ir al baño”, se encontró dentro al rey de Noruega por no haber cerrado el pestillo. “Le he dicho al rey que hay que poner más baños”, bromeó.

El incidente con su traje también llama la atención. Tras mirar varios de alquiler, pues solo iba a llevarlo en la boda, terminó por comprarse uno. “Luego lo subasté para una obra benéfica en Mali y me pagaron por él diez veces más de lo que costó. Me costó 100.000 pesetas y se vendió por 850.000″, confesó.

La ropa, al igual que la comida, fueron la pesadilla de Revilla aquel 22 de mayo de 2004. “No me lo probé antes ni nada, venía empaquetado. Cuando me lo probé, ya en el hotel, no había botones ni nada en el puño. Y como para encontrar a alguien que cosiera, así que fui con el muñón agarrado”, concluyó.