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La influencer y empresaria de 74 años que lleva 30 sin comer azúcar y luce espectacular

Carolyn Hartz es una empresaria australiana que fue diagnosticada de prediabetes hace más de tres décadas y decidió dar un cambio radical a su vida.

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Carolyn Hartz.

Su nombre es Carolyn Hartz, es australiana y tiene 74 años. Hasta ahí todo normal. Pero lo que realmente la diferencia de muchas mujeres y hombres de su edad es que es una reconocida influencer en su país -posee más de 25 mil seguidores en Instagram- que desde hace años, casi tres décadas, emprendió una batalla contra el azúcar tras ser diagnosticada con prediabetes.

Conocida también como tolerancia anormal a la glucosa o alteración de la glucosa en ayunas, se produce cuando los niveles de glucosa en sangre se encuentran ligeramente por encima de lo normal, pero sin alcanzar las cifras que dan lugar a un diagnóstico de diabetes tipo 2. Y es una situación que puede provocar efectos negativos en el organismo. Por ese motivo Carolyn Hartz tomó la decisión de no consumir ni un gramo de azúcar más del presente en los propios alimentos -no procesados- de manera natural.

Y el resultado es que a la edad en la que lo normal es un declive físico evidente, la australiana se mantiene en plena forma. Evidentemente, más allá de la dieta, en su caso también influyen otros factores modificables, como es el caso del ejercicio físico, e incluso de carácter genético por lo que su excelente estado es consecuencia de un cúmulo de circunstancias que ella no niega.

“Muchas mujeres mayores de 50 piensan que no es posible mantener una forma y peso razonables cuando se supera esa edad. Sabemos que nuestro metabolismo se ralentiza a medida que envejecemos, y eso significa que tenemos que tomar el control y tomar decisiones más saludables y trabajar un poco más”, aseguraba Hartz en 2017 a la edición australiana del Daily Mail, que ha reemplazado el azúcar por xilitol, un edulcorante.

Tras trabajar como azafata de vuelo, modelo y coach, decidió crear su propia empresa (SweeLife ) en 2002 desde la que promociona un estilo de vida saludable y comercializa una línea de productos sin azúcar. La australiana también ha escrito un libro (’Sugar Free Baking’), mantiene una intensa actividad divulgativa y es toda una personalidad en su país.

Evidentemente también tiene sus detractores, que la acusan de haberse sometido a procesos de cirugía estética o utilizar su historia para promocionar su compañía, pero esta septuagenaria no se ha dejado influenciar por el qué dirán y mantiene su hoja de ruta sin inmutarse a punto de cumplir tres cuartos de siglo. Como poco, digno de mención.