CINE
La historia real del padre Gabriele Amorth, el exorcista jefe del Vaticano
La película sobre el sacerdote italiano se estrena en cines el 5 de abril con ‘El exorcista del papa’ como título y Russell Crowe como protagonista.
El estreno de la película El exorcista del papa, que se estrena en cines el 5 de abril con Russell Crowe como protagonista, ha puesto de actualidad la figura del padre Gabriele Amorth, conocido como el exorcista jefe del Vaticano. La cinta, enmarcada en el género de terror, está inspirada en los archivos reales que dejó el sacerdote en los que confiesa haber llevado a cabo más de 100.000 exorcismos a lo largo de su vida. ¿Pero quién era realmente Gabriele Amorth y por qué se decantó por ese particular trabajo?
Nacido en Módena en 1925, fue ordenado sacerdote católico en 1954 y no fue hasta más de 30 años después cuando se convirtió de forma oficial en exorcista. Bajo la tutela del padre Candido Amantini llevó a cabo su primer exorcismo y en el año 2000 acumulaba ya más de 50.000. La cifra a su muerte, en septiembre de 2016, superaba los 100.000 en lo que fue toda una cruzada contra el mal y los demonios sobre la que escribió en decenas de publicaciones, especialmente llamativas sus memorias.
La llamada de la Iglesia le llegó muy pronto, pero desafortunadamente para él a los 17 años le dijeron por su juventud que “tenía que vivir un poco la vida antes de responder a la llamada de Dios”. Estalló entonces la Segunda Guerra Mundial y Amorth fue llamado a filas por el ejército italiano, pero “acabó luchando contra los fascistas”, apunta el productor Doug Belgrad. Después de la guerra entró en la escuela de Derecho y trabajó en el Partido Democrático Cristiano con Giulio Andreotti, el mismo que más tarde llegaría a ser primer ministro en Italia.
Ya en 1951 Gabriele Amorth hizo los votos y entró a formar parte oficialmente de la Iglesia, pero no fue hasta 1986 cuando comenzó a asistir a Candido Amantini, mencionado anteriormente y que por aquel entonces era exorcista jefe del Vaticano. Su muerte en 1992 le permitió hacerse con su puesto, exactamente dos años después de haber creado la Asociación Internacional de Exorcistas.
“Un pensador libre con un alma valiente”
Russell Crowe y Doug Belgrad se han referido al exorcista como toda una figura. “Era un iconoclasta, un pensador libre con alma valiente que dedicó toda su vida a ayudar a gente afligida”, expresó el segundo. Lo hacía mediante rituales en los que utilizaba crucifijos, aceites y agua bendita, un libro de rezos y una estola morada que habitualmente colocaba sobre la persona poseída. “¿Yo, miedo de Satanás? Es él quien debe tener miedo de mí. Yo trabajo en nombre del Señor del mundo. Y él es solo el mono de Dios”, expresó Gabriele Amorth en uno de sus libros.