Paz Padilla recuerda la muñeca de vudú que se trajo de África y por qué la quemó

Paz Padilla fue una de las invitadas de 'Cuarto Milenio' el pasado domingo y habló sin tapujos del crecimiento personal que ha vivido desde que perdiera a su marido Antonio Juan Vidal el pasado año a causa del cáncer. La presentadora acaba de lanzar un libro titulado 'El humor de mi vida' e insiste en encontrar la felicidad a pesar del duro varapalo que recibió. Como es lógico, el dolor sigue presente en cada uno de sus días, pero no quiere hundirse nunca más: "Amo a Antonio con locura y lo voy a amar toda mi vida, porque tuve la suerte de conocerle, de convivir con él. Eso me hace no hundirme con angustia, todos estamos en el camino", expresó en presencia de Carmen Porter.

El próximo mes de julio se cumplirá el primer aniversario de la muerte de su esposo y Paz se mantiene igual de enamorada que el primer día, pero con las lágrimas a punto de brotar quiso reiterar sus ganas de vivir y su afán por no venirse abajo jamás: "Yo no voy a ser una desgraciada, voy a ser feliz".

Padilla entiende que la muerte forma parte de la vida, que es un proceso natural al que no hay que tenerle miedo. Y ella lo sabe bien, pues en apenas cuatro meses perdió a dos de los grandes amores de su vida, a su marido y a su madre. "La muerte de mi madre me preparó para la muerte de Antonio, pero cuanto antes entendamos que es un proceso natural, mejor (...) Hay que dar visibilidad a los paliativos, no hay que tenerle tanto miedo a la muerte, hay que vivir el aquí y el ahora, lo único importante en esta vida es el amor", declaró.

La muñeca vudú que tuvo que quemar

Carmen Porter quiso preguntarle por la famosa muñeca vudú que se trajo de África y de la que le habló con una gran preocupación durante una cena de Navidad de Mediaset. "Recuerdo que nos contaste que Jesús Calleja te había llevado de viaje hasta Benín y allí habías adquirido una muñeca vudú...", comenzó expresando la presentadora. En tan remoto lugar, Paz había estado grabando 'Planeta Calleja' y optó por traerse un curioso recuerdo, pero todo cambió cuando visitó a una experta en tarot.

"A Jesús Calleja no le gustó que el cámara y yo quisiéramos traernos una muñeca de vudú, no quería que jugásemos con esas cosas, pero yo solo lo veía como un trozo de trapo (...). En Madrid la puse en un altar con otras figuras como la virgen del Carmen, la mano de Fátima o el ojo turco (...). Pero cuando a Antonio le llegó la enfermedad una amiga mía le echó las cartas y me dijo que lo que le pasaba venía de África, que si no tendría yo en mi casa algo de África...", recordó.

Fue entonces cuando se acordó del presente que se había traído de su viaje y vio algo que todavía le asombra: "Me dieron indicaciones de cómo debía limpiar las cosas de la casa, con agua, vinagre y sal, lo rocié todo. Te juro que lo que te cuento es verdad: quemé la muñeca en un barreño y vino un tornado de viento que hizo que las cenizas de la muñeca empezaran a girar y salieron volando".