En los cinco torneos que disputó desde Australia hasta su semifinal en Miami cayó en octavos. ¿Está abonado a esta ronda?

-La verdad es que el Abierto de Australia me encontré bien, fui de menos a más. Luego, febrero no fue la gira soñada, ya que gané un partido en Río de Janeiro. Aún así debo estar contento, ya que quitando febrero, donde podría haber hecho algo más, el Grand Slam que se ha jugado y los Masters 1.000 han ido bien.

-Pero las lesiones no tanto...

-Por descontado, porque me privaron de jugar la Davis en Valencia y, especialmente Montecarlo, donde creo que hubiese tenido la oportunidad de hacer algo bueno. Sea como fuere, estar todo el año a un nivel alto o no lesionarse es difícil, pero lo importante es que recupere el ritmo de partidos.

-La lesión que le alejó de la Davis fue en un dedo y en Montecarlo una lumbalgia. ¿Están superadas?

-Lo del dedo lo arrastraba desde el US Open del año pasado. En Indian Wells y Miami ya me molestó y al final se me inflamó en Valencia y tuve que parar, someterlo a tratamiento y parece que está mejor. Después me quedé un poco clavado de la espalda justo la semana antes de Montecarlo. Intenté apurar, pero era en una zona delicada, donde ya me habían operado de una hernia discal. Se inflamó y me asusté un poco más de la cuenta, pero ahora todo está controlado y si bien no encaro el torneo con el ritmo que me hubiera gustado, sí lo hago con la máxima ilusión.

-Su primer rival es Benoit Paire...

A priori soy favorito, pero él viene de jugar torneos y yo no. Eso es algo al tener en cuenta, jugaré en casa, que puede ser un arma de doble filo, la gente me animará, pero la presión de hacerlo bien te pasa factura. Por mi lado van Dimitrov y Thiem. Pero de momento el objetivo es poder jugar y estar bien del dedo y la espalda, recuperar sensaciones y a nivel de resultado hacer un gran torneo en ésta que es mi casa, pero esto no será posible si no recupero bien físicamente. Mentalmente estoy bien.