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MENTALIDAD IMPARABLE

Egan Bernal ante la gran batalla: sin equipo no hay líder

Las palabras de Dani Martínez valen el Giro de un gran líder arropado por un gran equipo.

Overall second-placed Team Bahrain rider Italy's Damiano Caruso (L) and Giro d'Italia 2021 winner Team Ineos rider Colombia's Egan Bernal celebrate on the podium after the 21st and last stage on May 30, 2021 in Milan. (Photo by Luca Bettini / AFP)
LUCA BETTINIAFP

Seguro que muchos aficionados al ciclismo ya dieron con ‘Lance Armstrong’, canción del grupo Parquesvur que sorprendía en 2019 al imponente grito inicial de: Gregario, ¡tienes que ayudar a tu líder! ¡ayúdalo a volver al pelotón! Si no la has escuchado, hazlo. Encontrarás más seis minutos de ritmo frenético al servicio de la reivindicación de grandes ciclistas tras uno de sus nombres míticos: Lance Armstrong. Pero esa es otra historia.

La que hoy nos ocupa se detiene precisamente en esos primeros versos en los que el grupo madrileño rinde homenaje -a su rítmica manera- a la figura del gregario. El gregario, el escudero, el infalible compañero. El corredor que ayuda a conseguir la victoria a un jefe de filas. La historia de este Giro de Italia es la de un equipo liderado por Bernal, pero la imagen es la de Dani Martínez animando a su compañero de manera extraordinaria ante el avance amenazante de Yates.

Este Giro ha coronado a Egan Bernal como campeón, alejándolo de los fantasmas de un dolor de espalda que, tras ganar el Tour en 2019 con 22 años, le llevó a no validar su triunfo un año después. A su lado, su fiel escudero, el también colombiano Dani Martínez, ha parapetado a Bernal en las duras y las maduras, revelándose como el compañero perfecto en quien confiar.

Simon Yates apretaba como nunca y aunque Bernal cedería unos no pocos segundos en la agónica etapa 16, sí pudo salvar el desastre. Lo hizo gracias a un compañero que supo identificar el peligro (no era un buen día para Bernal) y se colocó en la posición justa para cogerle, metafóricamente, de la mano y recordarle que casi, casi, ya lo tenía. Que no se dejara vencer. Y que él estaba ahí.

Existen líderes en solitario y liderazgos que no serían tales sin el equipo que los apoya. Bernal ha ganado el Giro y Dani Martínez un poco también. Suya es también la otra imagen de la competición: su abrazo de hermanos. Porque los hermanos no se abandonan. Y Dani Martínez escogió esperar y no dejar atrás a su compañero. Un paso al lado que no todos los deportistas son capaces de hacer. Su actuación es la evidencia de que sin equipo, no hay líder. No fue el único, también hay que destacar el papel de Castroviejo ante las embestidas de Yates.

Ante la crisis, no fue la forma física lo que sacó a Bernal del pozo al que se asomaba en la etapa en cuestión. Fue la mentalidad insuflada por un compañero que acertó en sus palabras. Si las piernas no podían dar más de sí, lo haría su cabeza, sabiéndose acompañado en un momento en el que solo no lo hubiera logrado.

Hay otros líderes. Líderes gregarios que lo son por sus habilidades, generosidad y capacidad de trabajo. Líderes que se forjan con la pasión, la constancia y la determinación de aquel que quiere convertirse en la mejor herramienta para el crecimiento y desarrollo de su equipo, empresa u organización.

El líder capaz de inspirar con su trabajo a sus gregarios es el líder que se gana su respeto y apoyo incondicional. Y Bernal es ese líder al que no soltar. Un líder admirado por el que su equipo muere, por quien está dispuesto a darlo todo, a dejarse la piel por verlo ganar, por verse ganar, viéndose reflejados así en su victoria. Motivándole en los momentos más duros, sacrificándose y sufriendo por él, por el equipo. Por una grandeza compartida. Por sentirse parte de la historia.

Hay líderes de todo tipo, sin embargo, según los estudios de Warren Bennis todos parecen compartir los siguientes aspectos:

1.- Visión guiadora: tiene una idea muy clara de a dónde ir, del camino a seguir y de lo que quiere hacer, siendo capaz de perseverar y modificar el rumbo en momentos de cambio y duda.

2.- Pasión: ama lo que hace y le encanta hacerlo, pero no solamente se guarda esta pasión para sí, sino que la transmite a los miembros del equipo a los que contagia y con quienes la comparte.

3.- Integridad: es maduro y se conoce a sí mismo, y desde esta óptica no se engaña nunca. Pero además practica la sinceridad a través de la honradez, el pensamiento y la acción.

4.- Genera confianza: en base a la integridad del líder, pero la confianza deber ser otorgada por aquellos que le siguen. Aderezada con conocimiento experto y grandes dosis de empatía.

5.- Curiosidad: se interesa por todo, está inquieto por el aprendizaje, asume riesgos, ensaya nuevas fórmulas, experimenta, sin importarle en demasía los fracasos de los que aprende y hace aprender al equipo.

En esta lista muy seguramente falte una cualidad: el hambre de ganar. Porque el hambre es lo que impulsa al equipo en su pensamiento estratégico y colaboración para alcanzar un fin común. Como en este Giro. Si quieres saber cómo se entrena el hambre de ganar, aquí te lo explico.