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MENTALIDAD IMPARABLE

Ser o no ser un líder: esa es la cuestión

Con el ‘Cholo’ en el banquillo, en el equipo rojiblanco no juegan 11 jugadores, siempre juega uno más.

*** YEAR IN REVIEW - SPORT *** LIVERPOOL, ENGLAND - MARCH 11:  Diego Simeone, Manager of Atletico Madrid celebrates his sides second goal during the UEFA Champions League round of 16 second leg match between Liverpool FC and Atletico Madrid at Anfield on March 11, 2020 in Liverpool, United Kingdom. (Photo by Julian Finney/Getty Images)
Julian FinneyGetty Images

Ser un buen líder no garantiza la victoria. Va mucho más allá de la victoria. Quizá la victoria tarde 10 años en sucederse. O 20 partidos. Es el caso del ‘Cholo’ Simeone contra el FC Barcelona. Desde que aterrizó en el Atlético de Madrid, el técnico argentino no había saboreado las mieles de arrebatarle al conjunto blaugrana los 3 puntos. Sí le había ganado en Copa del Rey. No en LaLiga. Aún. Pero no haber ganado hasta este sábado no le ha restado ser un buen líder a lo largo de todas estas temporadas.

Ser un buen líder, de hecho, tiene mucho que ver con la derrota. Con cómo se gestiona la derrota y cómo se gesta la lucha. Desde 2011, el palmarés del Cholo brilla con luz propia. Alcanza cotas y números extraordinarios para el club rojiblanco, pero también amargas derrotas. Nadie duda de que su mejor legado, sin duda, será su ya mítico: ‘partido a partido’. No puede tener más razón. Al fin y al cabo: un buen líder no nace, se hace (día tras día).

El Cholo llegó a un Atlético de Madrid acostumbrado a vivir en crisis permanente. Con permiso de algún oasis temporal, la tarea que afrontaba era titánica. Fue partido a partido, y lo consiguió en apenas cinco meses. Desde entonces, necesitaríamos otro artículo para revisar todas las gestas acometidas al frente del equipo colchonero. Pero a nadie se le escapa una cosa: gane o pierda su equipo, el Cholo es un líder con una mentalidad imparable. El sábado ganó, pero estoy segura de que si hubiera perdido su liderazgo no se cuestionaría.

El Atlético es hoy un grande forjado a sí mismo. Sin complejos y con un camino particular que el Cholo fielmente se encarga de ir trabajando. Lo ha conseguido como lo hace un buen líder: inspirando el cambio desde dentro. Destruyendo desde el primer minuto la inercia de un equipo que no sabía salir de su papel de ‘eterno perdedor’. Un equipo (y una afición) que quería, pero que no podía. Nadie aún le había explicado al Atlético que sí se podía. Porque nadie en el Atlético había pensado diferente.

Al final, como en cualquier ‘empresa’ o proyecto, se trata de obtener resultados diferentes, haciendo las cosas diferentes. Y el Cholo lo hizo. Como lo hacen los buenos líderes.

Un líder se atreve a pensar diferente, aunque eso signifique revelarse contra lo establecido, porque tiene claro dónde quiere llegar. Un líder confía, inspira y trabaja con su equipo a través del autoconocimiento (la mejora continua), la estrategia (está dispuesto a romper las reglas) y la estructura (que le proporciona el orden en los procesos y permitirá al equipo crecer sin límites).

Es la diferencia entre un entrenador y un líder. O entre un capitán y un líder. O entre un jefe y un líder. El segundo tiene una visión integral del equipo: lo conoce, lo entiende, lo eleva. Detecta sus puntos fuertes y sus puntos débiles y crea una estrategia que saca el mayor rendimiento de su potencial. La estrategia de Simeone ha insuflado de personalidad propia al equipo, más allá de un jugador, más allá de una victoria o una derrota. Un equipo por encima de cualquier individualismo, capaz de superar la marcha de su máxima estrella sin perder un ápice de su juego.

Los títulos volvieron al Vicente Calderón primero y al Wanda Metropolitano después cuando el equipo encontró la confianza y el respaldo de algo más que un entrenador que los dirigía desde el banquillo. Alguien capaz de llevarse al equipo a sus espaldas y remar con él. Porque un buen líder no es aquel que va primero, sino aquel que sujeta cuando alguien no puede y aquel que más empuja cuando se necesita. Alguien que realmente siente pasión.

Con el Cholo en el banquillo, en el equipo rojiblanco no juegan 11, siempre juega uno más. Uno que suda con ellos la camiseta, que se comunica con ellos con claridad, sin miedo, sin complejos, ajeno a las críticas y a la presión externa. Que toma decisiones con determinación y asume las consecuencias. Eso es ser un buen líder. Su única presión es su exigencia.

Cambiar la mentalidad es un paso sine qua non para convertir un equipo en equipo ganador. No depende de los fichajes estrella. De eso sabe mucho el Cholo. Y de eso también va una película que también habla de estrategia, de personas, y de cómo potenciar el rendimiento y la motivación de un equipo ‘que se cree menos’.

‘Moneyball’ no es una película más sobre béisbol: habla de líderes que se atreven a pensar diferente. Es la historia de un equipo (los Oakland Athletics) que ve cómo sus mejores jugadores se marchan. Se queda absolutamente desmembrado y sin presupuesto pero cuenta con ex jugador convertido en directivo (Billy Bean interpretado por Brad Pitt) capaz de articular una estrategia que les hará llegar hasta lo más alto. Una película que nos enseña a salir de la zona del confort.

Que otros equipos necesiten estrellas para ganar, no signifca que un equipo las alcance sin ellas.