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LA MAGIA DEL TENIS

¿Qué debemos saber sobre las lesiones inguinales en el tenis?

Descubre y aprende todo los pasos y recomendaciones que debes seguir en caso de que empieces a sentir molestias en la ingle cuando estés jugando al tenis.

¿Qué debemos saber sobre las lesiones inguinales en el tenis?
itftennis.com

Los problemas físicos conforman un tema bastante recurrente en el mundo del deporte. Las opciones de lesionarnos realizando cualquier actividad física que requiera cierto esfuerzo siempre están ahí; aunque reduzcamos las posibilidades de contraer una lesión a través del calentamiento previo y los estiramientos, nadie está exento de cualquier contratiempo de esta índole.

Esta mañana, viendo el encuentro que disputaban Roger Federer y Tennys Sandgren en el Open de Australia, se me ocurrió que hoy podríamos enfocarnos en las lesiones inguinales, a raíz de las visibles molestias que el veterano jugador suizo padeció durante gran parte del partido en esa zona y que a punto estuvo de costarle la derrota.

La Federación Internacional de Tenis (ITF) pone a nuestra disposición un documento en el que detalla todos los aspectos que debemos tener en cuenta en caso de que padezcamos una lesión en la ingle. Basándonos en ese texto, vamos a desgajar toda la información que nos interesa para saber realmente en qué consiste este tipo de dolencias y de qué manera podemos evitarlas.

¿En qué consiste una lesión inguinal?

Las lesiones inguinales implican una tensión o un desgarro parcial de uno de los aductores. La lesión tiene lugar normalmente entre el músculo y el tendón o en la unión del tendón y el hueso pélvico.

Cuando jugamos al tenis, este tipo de lesiones aparecen con los desplazamientos laterales y los cambios bruscos de dirección, que provocan una fuerte contracción en nuestros aductores. También podemos sentir molestias en esta zona cuando llegamos forzados a una pelota, perdemos el paso y abrimos las piernas en exceso a la vez que nos deslizamos. En ese caso, sentiremos un dolor agudo y repentino en la zona inguinal o en la parte interna del muslo.

En función de la gravedad que revista nuestra lesión, ésta puede ser de grado 1 (leve), grado 2 (moderada) o grado 3 (grave). En función de cómo sea nuestra lesión, necesitaremos un tiempo de recuperación de entre dos y veinte semanas. En cualquier caso, esto también dependerá de nuestra edad, que condicionará la velocidad de recuperación de nuestro cuerpo.

Primeros auxilios

En caso de que hayas sentido dolor en la zona inguinal jugando al tenis, es recomendable que hagas lo siguiente en las 48 horas siguientes:

  • Aplica frío en el área afectada varias veces al día, de 10 a 15 minutos cada vez.
  • Deja de realizar cualquier actividad física que implique un esfuerzo notable en esta zona.
  • Utiliza una venda de compresión para reducir el sangrado interno que ocasionado por el desgarro muscular. Si notas demasiada presión y sientes el gemelo hinchado, retira el vendaje.

Proceso de recuperación

En el momento en el que el dolor intenso y la hinchazón hayan desaparecido, es el momento de comenzar con las etapas de recuperación. Si aún sintieras mucho dolor al hacer estos ejercicios, deberías continuar haciendo reposo.

Primera Etapa: mejora del funcionamiento normal

  • Carga peso en la pierna con cuidado, siempre y cuando no sientas dolor. Si fuera necesario, utiliza una muleta los primeros días.
  • Cuando el dolor desaparezca, retoma tus actividades diarias y actívate un poco. La bici supone un buen ejercicio para estimular la circulación en los músculos del muslo y tendrá un impacto beneficioso en el proceso de recuperación.
  • Fortalece los aductores cortos. Acuéstate bocarriba, con las rodillas flexionadas y la planta de los pies apoyadas en el suelo. Coloca una pelota entre tus rodillas, apriétala y suéltala en intervalos de cinco segundos. Haz una serie de 10 repeticiones.
  • Fortalece los aductores largos. Acuéstate con las piernas extendidas, coloca una pelota entre tus tobillos y presiónala en intervalos de 30 segundos. Haz una serie de 10 repeticiones.
  • Estira los aductores cortos. Siéntate en el suelo, une las plantas de tus pies y abre las piernas. Empuja tus rodillas hacia el suelo con los codos hasta que sientas cómo estira el músculo. Mantente en esa posición durante medio minuto y descansa el mismo tiempo. Repite este ejercicio tres veces.
  • Estira los aductores largos. Ponte de pie y da un paso lateral con tu pierna derecha y doblando la rodilla derecha, apoyando tu peso sobre la pierna flexionada. Dobla la rodilla tanto como necesites hasta que sientas el estiramiento en la ingle izquierda. Mantén esta posición durante medio minuto y descansa el mismo tiempo. Repite el ejercicio con la pierna contraria.

Segunda etapa: vuelve a entrenar

En cuanto ya puedas realizar los ejercicios de la primera etapa sin sentir dolor, retoma los entrenamientos.

  • Da pequeños saltos, alternando ambas piernas.
  • Continúa fortaleciendo y estirando los aductores largos y cortos a través de ejercicios con bandas elásticas y pelota.
  • Comienza a trotar poco a poco y altérnalo con carreras laterales y pequeños sprints.
  • Por último, empieza a hacer ejercicios de saltos.

Tercera etapa: vuelve a jugar

Cuando ya hayas superado los dos pasos previos, retoma tus entrenamientos específicos de tenis.

  • Empieza peloteando con una pared y practica minitenis para ir recuperando la movilidad poco a poco.
  • Aprovecha también para practicar un poco la volea.
  • Ve incluyendo gradualmente ejercicios que trabajen los desplazamientos por la pista.
  • A medida que vayas avanzando, practica voleas bajas y golpes por debajo de la cintura.
  • Cuando ya puedas realizar con normalidad los remates y puedas desenvolverte bien en la red, empieza a jugar sets para ir cogiendo ritmo de juego.
  • Cuando hayas podido realizar estos ejercicios con éxito durante dos semanas, estarás listo para volver a jugar.

Prevención

  • Calienta correctamente antes de jugar y relaja y estira los músculos y articulaciones adecuadamente al finalizar la actividad.
  • Utiliza siempre un calzado que se ajuste bien a tu pie, con un buen soporte lateral y con la suela indicada para la superficie sobre la que juegues.
  • Utiliza una indumentaria acorde a la época del año en la que juegues.
  • Utiliza vendajes en el muslo cuando empieces a jugar después de una lesión.