Llamé a mi padre y estuve hablando con él". A Lewis Hamilton (Inglaterra, 35 años) se le corta la voz, horas después de la victoria en Nurburgring, cuando se refiere a quien “se sacrificó tanto” para que él ahora esté aquí. "Creo que he podido hacer que se sienta orgulloso". Dice que no es un triunfo más, que necesitará "unos días para digerir lo que ha sucedido". Desde niño vio a Michael Schumacher "tan lejos", como la leyenda de la Fórmula 1 que es. Desde joven compartió parrilla con él. Ahora suma 91 triunfos en la élite del automovilismo, tantos como el Kaiser, y va directo al séptimo Mundial que le equiparará con el alemán. El séptimo cielo. Al icono antirracista, animalista y ecologista se le escapan las emociones cuando trasciende dentro de su deporte, cuando las carreras vuelven a ocupar, por fin, el centro de su discurso.

En Colonia, unos kilómetros al noreste del circuito de Eifel, reposan réplicas de los monoplazas que erigieron el mito de Schumacher. De los primeros Benetton a los sufridos Ferrari de mediados de los 90, de la saga de campeones al Mercedes del adiós definitivo. De entre todas las piezas, destaca un humilde alerón firmado por todos los trabajadores de la escudería. La palabra más repetida: "Gracias". De Michael Schumacher, que hoy tiene 51 años y cuyo estado de salud es una incógnita, se pueden destacar los números (7 títulos, 91 victorias, 68 poles, 155 podios, 307 carreras) pero se debe resaltar su legado: devolvió la grandeza a Ferrari, el equipo con más historia de la parrilla, y reventó con ellos todos los récords hasta convertirse en ídolo planetario.

En las últimas semanas han resonado palabras del tricampeón Jackie Stewart: "Lewis es extremadamente bueno, pero no puedo decir que sea el mejor de todos los tiempos". Sebastian Vettel, con cuatro títulos, tampoco ayuda: "Michael siempre será mi héroe". Incluso Toto Wolff, jefe de Mercedes, admite que Schumacher "es un icono que está por encima de todo". La comparación directa entre los dos gigantes ya es imposible, no volverán a encontrarse en el asfalto y cuando lo hicieron, entre 2010 y 2012, uno encaraba la madurez y el otro estiraba su carrera. Se puede ponderar a los rivales: el Kaiser corrió contra Senna y perdió contra Hakkinen y Alonso, aunque sus títulos se los ganó a Damon Hill, Barrichello o Raikkonen. Hamilton reina en tiempos de Fernando y Vettel, si bien sus contrincantes fueron Massa, Bottas y Nico Rosberg. El alemán le ganó, y eso es un lunar en su expediente.

Pero, en la Fórmula 1, el factor determinante es el coche. Lo fue entonces el Ferrari y lo es hoy el Mercedes producto de la escudería más dominante de todos los tiempos. A Wolff le enoja que eso reste méritos a su piloto porque, a su juicio, elegir el monoplaza también hace a un campeón: "No es justo. Hemos visto muchos pilotos de mucho talento tomando malas decisiones, o siendo mal aconsejados. Y en ese sentido, es Lewis quien decidió unirse a Mercedes en 2013 y quien ha ejecutado todo en la pista con una herramienta que le hemos proporcionado. Los pilotos que digan eso tendrán que preguntarse por qué no han ido a Mercedes".

Para Hamilton (6 títulos, 91 victorias, 96 poles, 160 podios, 261 carreras) no existe ese debate: "Dicen que Michael cambió Ferrari. Por mucho que le quiera, que sea una leyenda, un individuo no cambia una escudería. Michael no cambió Ferrari, yo no he cambiado Mercedes. Un sólo piloto no puede desarrollar esa enorme fuerza de cambio. Nuestro trabajo es apuntar hacia la dirección adecuada. Mi trabajo es seguir elevando y empujando, y espero que inspirando a quienes trabajan en el coche". El campeón es el último eslabón en una cadena que, en el caso de Mercedes, se compone de "casi 2.000 personas". Incluso Wolff concede: "No hay una estrella en este equipo, son 2.000 estrellas. Lewis reconoce que sin este equipo no habría récords".

¿Es Hamilton mejor que Schumacher? ¿El mejor de todos los tiempos? Responde el protagonista: "Se habla mucho, en todos los deportes, sobre quién es el mejor del pasado o del presente. Es casi imposible comparar eras diferentes. Evolucionamos. Si pusieras en el mismo coche, en la misma temporada, a los mejores pilotos de la historia, eso sería algo. Pero no es importante para mí. Lo importante es el viaje, estoy orgulloso de todo lo que he logrado. He cometido muchos errores, pero así funciona la vida. Puede que se me recuerde por tener más resultados que nadie y eso ya sería algo especial. Pero como digo, me importa el camino, los obstáculos que supero. Siento mucho respeto por las leyendas del pasado, aunque ellos hablen de forma negativa sobre mí. Vivieron tiempos durísimos y ellos son leyendas. Todos somos únicos". "En 20 años miraré a la F1 y no hablaré mal del piloto joven que tenga éxito y que persiga el récord que yo sea capaz de fijar", sostiene Hamilton. Quizás cada aficionado tenga una respuesta para esa pregunta o quizás no haya respuesta correcta. La única certeza es que el piloto de Stevenage es, seguro, una de las leyendas del deporte universal. Como Schumacher.

 

Lewis Hamilton ha igualado a MIchael Schumacher en número de victorias, aunque con diferencias en la forma de conseguirlas

Michael Schumacher debutó en la Fórmula 1 en la temporada de 1991 y no fue hasta el año siguiente, en el GP de Bélgica, cuando consiguió su primera victoria. Tuvo que esperar 18 grandes premios para conocer la sensación de subir a lo más alto del podio (ya había hecho tercero previamente en la prueba de México en 1992) y a partir de ese momento llegaron otras 90 victorias hasta la última que logró como piloto de Ferrari en el GP de China de 2006.

El arrollador Lewis Hamilton, que ahora ha alcanzado esa misma cifra de 91 triunfos, se mostró mucho más contundente en sus inicios. Su primer gran premio fue el de Australia en 2007, aunque en su caso recaló en la F1 con un coche tan competitivo como el McLaren. Esa circunstancia sumada su talento descomunal le permitieron disfrutar de las mieles del triunfo en ese Mundial del debut, al imponerse en su sexta participación, el GP de Canadá. Han pasado 13 años desde entonces pero la vida sigue igual para Hamilton en ese sentido, continúa abonado el triunfo y con unas perspectivas que hacen difícil imaginar las cotas que alcanzará.

Schumacher, que volvió a competir con Mercedes después de estar fuera de la F1 durante tres temporadas tras abandonar Ferrari, disputó 307 grandes premios y necesitó 247 para alcanzar la cifra de 91 victorias. Hamilton ha participado hasta ahora en 261 carreras, las mismas que ha necesitado para igualar al alemán en número de triunfos. Sin embargo, en el computo total de participaciones, el porcentaje de victorias de ‘Schumi’ es del 29,6%, algo inferior al del británico, que llega hasta el 34,8%.

En ambos casos, sin duda, son cifras impresionantes porque suponen que, redondeando, han ganado una de cada tres carreras en las que han participado. Cierto es que con ‘El Kaiser’ se debe considerar la circunstancia de que participó durante tres años en los inicios de la hoy hegemónica escudería Mercedes, que entre 2010 y 2012 no disfrutaba de la competitividad actual. De ese modo, Schumacher no añadió en 57 grandes premios con las ‘Flechas de Plata’ ni una sola victoria, siendo un podio en el GP de Europa de su último año el mejor resultado de esa etapa.

Porque descontando esas actuaciones, que no contribuyeron a su saldo de victorias, su porcentaje sobre grandes premios disputados para alcanzar la cifra de 91 serían incluso mejor que el de Hamilton, ascendiendo al 36,8%. Lo que comparten ambos pilotos es haber conquistado inicialmente títulos con una escudería (dos el alemán con Benetton y uno el británico con McLaren) para recalar a continuación en grandes equipos con monoplazas dominadores que les permitieron elevarse hasta la categoría de leyenda: el Ferrari de Schumacher, con sus cinco coronas, y el Mercedes de Hamilton, hasta ahora capaz de facilitarle cinco títulos… pero con el sexto más que bien encarrilado.

Durante muchos años la Fórmula 1 estuvo acostumbrada a tener al mismo protagonista en lo más alto de la mayoría de sus apartados estadísticos, al menos de los más importantes. Nadie era capaz ni de acercarse a Schumacher, el auténtico rey de los números, y parecía que nadie lo lograría jamás. Pero eso fue hasta que Hamilton y Mercedes se convirtieron en la combinación perfecta que lleva dominando la era híbrida desde su inicio en 2014 (salvo contadas excepciones como el título que le arrebató Rosberg en 2016) y que ha ido acercando al británico a las cotas más altas.

Así, hasta el punto de que en Nurburgring, Lewis igualó una de las cifras que en otra época se consideraba inalcanzable, las 91 victorias de Michael. Todo un hito que el campeón inglés va camino de dejar atrás encima de su 'flecha plateada' con seis carreras por delante. Demasiadas para que no sea así. Ese el principal récord que puede batir este año Hamilton, pero también hay otros dos a los que les puede echar el lazo: las 72 victorias de 'El Kaiser’ en un mismo equipo, Ferrari claro (Lewis lleva 70 en Mercedes) y los 30 podios en diferentes circuitos de Raikkonen (están igualados).

En su haber en este atípico 2020, el de Stevenage ya se ha añadido otros cuantos récords más a los muchos que ya tiene en el bolsillo (hace tiempo que dejó atrás el de las 68 poles de 'Schumi' y ya lleva 96). Por ejemplo, empezó la temporada por detrás de los 155 podios de Michael, pero en Barcelona le pasó por la izquierda y ha alcanzado los 160 por el momento. Y sin bajarnos del 'cajón', hay otro apartado en el que también es primero, el de más podios en grandes premios diferentes, en el que superó los 26 de Kimi y va por el 29º tras el logrado este fin de semana en el GP de Eifel.

Hamilton está habituado a ganar allá donde va, pero no sin antes sentar precedente en casa, porque es el piloto que más victorias y poles ha logrado ante su afición, siete de cada para superar a Prost en Francia en lo primero y a Senna en Brasil en lo segundo. A ambos los dejó atrás el mismo fin de semana, el del GP de Gran Bretaña. Y siguiendo con las poles, también es el que más ha logrado en años consecutivos: 14 por los 13 de Schumacher. Estos son algunos datos del nuevo hombre récord de la F1 y por delante le queda el más ambicioso de la historia, los siete títulos del heptacampeón alemán. Que vaya haciendo sitio.

Valencia, año 2007. El equipo McLaren presentaba su MP4/22 con una pareja de pilotos inédita: el vigente campeón del mundo en aquella temporada, Fernando Alonso, y una joven promesa que había maravillado en la GP2, Lewis Hamilton. La Ciudad de las Artes y las Ciencias se engalanó para la que se prometía como la temporada del tercer título de Alonso en el coche que en su día llevaron Ayrton Senna y Alain Prost. Ambos pilotos deleitaron al público con una exhibición en las calles de la ciudad del Turia ante la atenta mirada de Ron Dennis, el gran jefe de la escudería. “No entiendo cómo va tan rápido Fernando de noche por estas calles”, llegó a decir Hamilton tras quedarse rezagado respecto al asturiano por un acelerón con su McLaren. Fue el primer aviso de la tormenta que estaba por venir.

Ya en su primera carrera en la Fórmula 1, Hamilton demostró que no iba a ser el típico novato, cruzando la línea de meta tercero, justo detrás de Alonso. En Malasia, Bahréin y Montmeló, el inglés fue segundo, siendo el único debutante de la historia en no bajarse del podio en sus primeras cuatro carreras y aupándose al liderato del Mundial. La lucha dentro del box del equipo comenzaba a ser feroz y en Mónaco se vivió el siguiente episodio.

Alonso iba primero, Hamilton segundo, el bicampeón tenía un problema en los frenos, empezó a aflojar y el inglés recortó de manera salvaje la distancia, situándose a menos de un segundo, pero la carrera terminó así. Hamilton y su padre declararon a la Prensa de su país que McLaren les había impedido adelantar a Alonso y, según ha reconocido Pedro de la Rosa en más de una ocasión, desde la directiva de la escudería acusaron a Alonso de “ser más lento que el chico”.

No tendría que esperar mucho más para descorchar el champán en lo más alto del podio, porque fue en el siguiente gran premio, el de Canadá, cuando Hamilton logró la primera de sus hoy 91 victorias en Fórmula 1. El británico tuvo un fin de semana magistral, llevándose la pole el sábado y venciendo con autoridad el domingo. Las pronunciadas frenadas del circuito Gilles Villeneuve se han adaptado siempre como anillo al dedo para Hamilton y allí tiene la friolera de siete triunfos.

Aquella carrera decantó la balanza de su lado en McLaren. Lewis clasificó por delante de Alonso, que en la salida cometió un error impropio de él saliéndose de la pista. Una penalización tras un coche de seguridad y problemas en sus neumáticos le relegaron hasta la séptima posición. Dennis tenía en Hamilton a su hombre y Alonso comenzaba a estar más fuera que dentro de la escudería de Woking.

La clasificación de Hungría terminó por explotar definitivamente la situación. Hamilton no dejó rodar la vuelta extra que le correspondía a Alonso por el código interno del equipo tras marcar el mejor tiempo. Alonso se tomó la justicia por su mano y en el cambio de neumáticos se quedó parado a propósito para que a Hamilton no le diera tiempo de hacer una vuelta más. Y así ocurrió, el asturiano se llevó la pole y Hamilton no pudo hacer otro intento. Para el recuerdo queda el apretón de Dennis al fisio de Alonso pidiéndole explicaciones y las declaraciones posteriores del español asegurando que lo único que le pasaba a Dennis es que “había hecho primero yo, así de duro”. Alonso fue sancionado por la FIA con cinco posiciones y significó el principio del fin de su relación con McLaren.

Después vendría el ‘Spygate’, el caso de espionaje de McLaren a Ferrari que acabó con una sanción histórica para los de Woking: exclusión del campeonato de constructores y multa de 100 millones de euros. La investigación hizo públicos unos correos electrónicos entre Alonso y De la Rosa alimentando las sospechas del equipo hacia ellos. Dennis se centró en su protegido y puso todos los medios para que se llevara el campeonato, pero la lucha interna dentro de McLaren entregó el Mundial a Ferrari y la historia acabó con Alonso rumbo a Renault y con Hamilton subcampeón. Pero lo mejor estaba por llegar para el talentoso piloto británico…