El anime de ‘One Piece’ se ha cargado uno de los mejores momentos de Shanks

Sin Kaido y sin Big Mom de por medio, a Shanks le tocaba dar un paso al frente y demostrar en esta recta final de la serie por qué se ha convertido en el pirata con mayor recompensa por su cabeza de todo ‘One Piece’ (por si tenéis curiosidad, aquí tenéis la lista completa de recompensas, liderada por el pelirrojo y sus 4.048.900.000 berries).

El caso es que Shanks lo ha hecho y en dos capítulos ya le hemos perdonado que haya estado tocándose el ombligo durante los 500 episodios previos. Si en el 1081 protagonizó dos flashbacks tan emotivos como reveladores y anunció a su tripulación que había llegado el momento de reclamar el One Piece, en el 1082 ha hecho huir por patas a Ryokugyu… ¡sin siquiera bajarse de su barco!

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Shanks: mi MVP, tu MVP, el MVP de todos

Shanks nos ha recordado al de la Guerra de Marineford, o lo que es lo mismo, al pirata cuya mera presencia intimidó a Barbanegra y Akainu. Al pirata con el que Dracule Mihawk, el mejor espadachín de One Piece, se negó a pelear, y aquel cuya banda tiene una nota de corte para entrar que ronda los 100 millones de recompensa (la más baja son los 94 de Rockstar, al que muchos creen que Shanks aceptó porque es el hijo secreto de Xebec). Una leyenda que sólo se rodea de los mejores, como Benn Beckman, una mano derecha capaz de detener al mismísimo Kizaru en la batalla 3D2Y. O dcho de otro modo, Shanks ha vuelto a ser un yonkou hecho y derecho, de los que acapara secuencias capaces de hacer que cualquiera se replantee su sexualidad.

¿Qué pasa con el haki de Shanks?

La pena es que estos momentos hayan tenido una animación tan... mejorable. Una de dos, o la batalla de Luffy Gear 5 con Kaido nos malacostumbró a una Toei utópica, o en la batalla de Onigashima perecieron tantos animadores como hombres de Wano. Se ha notado una bajada de calidad importante y lo del haki de Shanks ha clamado al cielo. Ha recordado a los excesos con las auras vistos durante la guerra por el futuro del País de las Flores.

Porque después de todo, Shanks no es usuario de ninguna fruta del diablo y tiene sólo un brazo, pero siempre ha guardado un as bajo la manga: su haki. Estamos hablando de que Shanks tiene el haki más poderoso desde Gol D. Roger. Cuando tuvo lugar aquella mítica escena de isla Gyojin en la que Luffy tumbaba a 50.000 tritones con su haki, Oda dejó que caer en un preguntas y respuestas que Shanks podría haberlos tumbado a todos. En este capítulo 1082 ha quedado más que claro. Desde su barco, a kilómetros de distancia de la isla, Shanks ha sido capaz de proyectar su voz en Wano y parar a Ryokugyu, provocando sin querer que la mitad de su tripulación se desmaye ante semejante voluntad.

Un momento para la historia que reivindica la figura del pelirrojo como verdadero heredero y sucesor del del Rey de los Piratas, pues no compartieron únicamente barco, sino que poseen habilidades parecidas y una misma pasión e ilusión por la defensa y llegada de la Nueva Generación. Pero como decíamos, no había necesidad de que representar el haki de este modo nunca antes visto, un simple rayito como materialización de su voluntad. ¿Os imagináis la escena en que pierde el brazo e intimida al Rey del Mar, allá por el capítulo 1, cargada de electricidad? ¿Por qué no respetar la fuerza y limpieza del manga, donde no hacen falta efectos de baratillo, sino que una mirada, una frase y un tiro de cámara lo dicen todo?

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Shanks y Luffy se ven las caras en Wano

Animación a un lado, es precioso que su presencia haya sido tan imponente para que hasta podamos contar este capítulo 1082 de One Piece como el primer reencuentro entre Shanks y Luffy. Un precioso reencuentro dentro de la cabeza de Luffy, quien nota la presencia del haki de su amigo y no puede evitar que una sonrisa ilumine su cara al recordar a su referente.

No sabemos si finalmente Shanks será el villano del manga tal y como sugieren las teorías de los fans, pero esperamos de corazón que no. Además de ser un cliché, carecería de coherencia con lo narrado hasta ahora y, en serio, mirad qué carita.

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