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Crítica de ‘El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder’ T2 episodio 6. La oscuridad se cierne sobre la Tierra Media
La semilla del mal plantada por Sauron ha comenzado a germinar y los tambores de guerra comienzan a resonar.
Dos de los personajes principales de ‘El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder’ han sucumbido al mismo mal: Celebrimbor a causa de su egocentrismo; el rey Durin como consecuencia de su amor a las riquezas. El denominador común es que Sauron se ha infiltrado en sus mentes, las ha manipulado y ha pervertido las buenas intenciones de uno y otro. En el sexto episodio de la segunda temporada de ‘El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder’, las consecuencias de estas acciones están a punto de estallar. La Tierra Media se encuentra en el filo de la navaja, como diría la Galadriel de la trilogía de Peter Jackson, y este episodio logra transmitir la sensación de que el punto de inflexión ya se ha sobrepasado.
La mente de Celebrimbor está tan trastocada que olvida el nombre de una de las herreras que le ayudan a forjar los Anillos de Poder. Malhumorado, frustrado y perdido, el maestro elfo ha caído preso del hechizo de Sauron, que bajo la apariencia de Annatar no solo lo manipula a él, sino también al resto de elfos de Eregion y al rey de los enanos en Khazad Dûm. La influencia que el artefacto inflige en el monarca es notoria, tanto que su hijo, el príncipe Durin, le urge a quitarse el anillo. Ante su negativa, la preocupación se adueña de ellos. Tanto el príncipe como su esposa Disa toman medida para tratar de evitar la catástrofe, pero algo ha despertado en el interior de la montaña...
Los otros personajes también juegan su papel
En este sexto episodio, ‘¿Dónde está él?’, la narración se enfoca en otros personajes: al Extraño se le plantea un dilema, buscar la vara o renunciar a ella y acudir al rescate de las Pelosas. Tom Bombadil es el encargado de guiarlo, pero a partir de ese punto la decisión recae sobre sus hombros. Por otro lado, una de las sospechas de Celebrimbor con respecto a los humanos era cierta: no son confiables, o al menos no todos ellos. Bajo el reinado de Pharazôn, Númenor se dirige hacia un futuro incierto y calamitoso. La maldad de su hijo Kemen condena a Elendil, que en este episodio ha de superar su propia prueba de juego.
Este no es un capítulo de acción, sino de conversación. Es una continuación de lo que ocurrió en el episodio anterior, solo que la retorcida manipulación de Sauron ha penetrado tanto en sus víctimas que todos están actuando según sus designios. Cuando Adar anuncia su intención de atacar Eregion, Galadriel se lo dice claramente: esto es lo que el Señor Oscuro desea. La batalla se antoja inevitable, aunque esta historia está reservada para los dos últimos episodios.