‘Predator’. El título que convirtió a Dark Horse en una editorial poderosa
Panini recoge en un integral los cómics publicados por la editorial entre 1989 y 1996 que incluyen diferentes visiones sobre el famoso cazador alienígena.
Dark Horse era en 1988 cuando se hizo con los derechos de Predator una pequeña editorial que atraía a grandes talentos gracias a que no se quedaba con el derecho de las obras. Autores como Frank Miller (300) o Mignola (Hell Boy) pasarían a formar parte de su plantilla fundamentalmente porque se les permitía mantener un control sobre sus creaciones y explotar unos derechos que cada vez daban más réditos fuera del mundo del cómic. Pero antes de llegar a este punto la compañía fundada en 1986 Mike Richardson obtuvo sus primeros grandes beneficios gracias a la explotación de franquicias cinematográficas y a la publicación de mangas de alta calidad.
La primera en desembarcar fue Aliens y poco después lo haría Predator, que se convertiría en un gran éxito de ventas y permitiría afrontar nuevas adquisiciones como la de Star Wars, Conan… así que la pequeña editorial independiente se convirtió en pocos años en un serio rival para las dos grandes del mercado (DC y Marvel) a quienes robaba sus talentos a cambio de la cesión de derechos.
Una reunión de amigos
Con los derechos en el bolsillo la primera reunión para perfilar definitivamente la colección se realizó en un bar junto a las oficinas de la compañía. Como confiesa su dibujante Chris Warner “la creatividad se regó con muchísima cerveza” y en ella estaban Mark Verheiden, guionista de The American y Aliens en Dark Horse, el editor Randy Stradley y el jefe, Mike Richardson. Allí se definieron las bases de lo que serían los cómics, cuya única condición por parte de 20th Century Fox era no utilizar la figura de Alan ‘Dutch’ Schaefer, el personaje interpretado por Arnold Schwarzenegger en la película de John McTiernan de 1987. Una condición muy similar a la que ya se presentó en los cómics de Alien con la teniente Ripley.
Primeras historias
Aunque por las más de 1000 páginas que componen el ómnibus de Predator pasan numerosos guionistas y dibujantes los que de verdad marcaron la línea a seguir fueron el tándem Verheiden-Warner. En su primera historia, ‘Jungla de asfalto, que abarca cuatro números y que tiene continuidad con la película, se llevan la acción a Nueva York y hacen protagonista a un duro policía, que es hermano mayor de ‘Dutch’, así que la lucha contra los alienígenas queda dentro de la familia. Resulta curioso que el guion de la segunda entrega cinematográfica tenga muchos puntos en común con esta trama, aunque sus autores no vieran un dólar por ello.
El éxito fue rotundo y a esta primera historia le sucedió una historia corta en Dark Horse Presents#46 y la adaptación oficial de la segunda entrega cinematográfica. Arcudi y Dorkin toman el relevo para un nuevo arco ‘Caza mayor’, de menor calidad.
Así que Verheiden regresa en ‘Guerra Fría’ para volver a convertir a Schaefer en una máquina implacable de eliminar alienígenas, esta vez en las heladas tierras de Rusia.
Muchos estilos
De aquí en adelante se suceden todo tipo de relatos ambientados en diferentes épocas y escenarios, todos ellos tienen en común la lucha contra un enemigo invisible, implacable y superior tecnológicamente que tiene a la Tierra como su particular parque de atracciones.
Del resto del tomo destacan un relato largo, ‘Arenas sangrientas’ en las que la acción se traslada a las trincheras de la I Guerra Mundial, y dos cortos: ‘Rito de paso’ y ‘1718′. El primero de ellos es un ejemplo de cómo contar una buena historia sin una sola línea de texto.
Conclusión
El ómnibus que recoge los primeros siete años de Predator en Dark Horse es todo un lujo porque por un lado ofrece todo el material editado por la casa en todas publicaciones y por otro permite disfrutar de diferentes estilos de dibujo y de guion ya que son numerosos los autores, algunos de la talla de Arcudi o Dixon, que desfilan por sus viñetas.