Paulina Urrutia: “‘La Memoria Infinita’ es una historia de amor de la humanidad, que nos vamos a tener que enfrentar tarde o temprano”
La protagonista del documental dirigido por Maite Alberdi conversó con Meristation acerca de la realización de ‘La Memoria Infinita’ y varias historias de ellas junto a Augusto Góngora.
El viernes 12 de enero se estrenó el documental ‘La Memoria Infinita’ en diversos cines españoles. A raíz de ello, su protagonista se encuentra en el país, realizando coloquios en diversas funciones y además presentando la cinta en varias ciudades. En una de aquellas actividades, la actriz y exministra de cultura del gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet, conversó con Meristation acerca del documental dirigido por Maite Alberdi.
Para la realización del documental, Paulina no estaba segura de ello, aunque Augusto siempre dijo que sí, ella junto a los hijos de él y todo el entorno de la pareja, debían estar convencidos del proyecto, por lo que ellos decidieron reunirse con Maite Alberdi y plantear sus dudas, las cuales fueron totalmente resueltas. “La manera en la que nos conocimos con Maite fue muy fortuita, porque ella fue a hacer clases a la Universidad en la que trabajaba, estando a cargo de un grupo de actores y Augusto estaba conmigo, como en todas mis actividades. Al final de la cátedra, él levanta la mano y dice que “aprendió mucho” y ella muy impresionada se acercó a mí para pedir mis datos”.
Con un relato de amor en el que también se visibiliza el Alzheimer, Paulina y Augusto se presentan tal cual son, una pareja inquebrantable, en el que el amor es su gran escudo de vida. Con un lindo relato en el que Maite Alberdi aborda con respeto la relación de ambos y el cómo se vive día a día con aquella enfermedad, se hizo el documental que tuvo casi seis años de trabajo antes de ser presentado mundialmente.
El proceso de rodaje
“Para poder tomar la decisión, yo conversé con el entorno de Augusto y allí Maite me dijo que ella podía hablar con ellos, por lo que llegamos a un acuerdo. El tema fue que tras todo ello dije “vamos” y de ahí vino otra etapa”, recalcó Paulina. Con ello, “nosotros asumimos la decisión de Augusto (la de hacer el documental y mostrar cómo vivir con Alzheimer) y además vienen dos factores determinantes, que es lo que el espectador ve: como Maite trabaja, acompañando tu día a día, con una presencia prácticamente invisible, donde va generando una relación, estableciendo unos nexos, ya que empieza a vivir contigo”.
“El otro es la relación que nosotros tenemos por oficio con la cámara. Primero, Pablo Valdés, camarógrafo de Maite, quien trabajó muchos años con Augusto y la que tengo yo, que tiene una naturaleza distinta, porque al ser actriz, me olvido de la cámara, por lo que hay algo bastante único”.
En relación a ello, Maite Alberdi logró que todo fuera muy natural, en el que todo fluye de manera muy natural, por lo que realmente todo era como se ve en el documental, sin pauteos o directrices radicales por parte de la directora. En este proceso de rodaje, todo fue tan conversado, que siempre hubo tranquilidad al momento que se registraban ciertas cosas, como idas al teatro, a caminar, conversaciones, etc.
Augusto y su atención
Durante el documental, se puede ver una secuencia en particular, Augusto Góngora mira atentamente a su esposa, concentrado, con una dulzura natural de un hombre con sentimientos puros. A raíz de ello, Paulina, mencionó que estaban juntos en sus actividades. “En esa obra, me acompañó a todos los ensayos que eran de 3 o 4 horas y también estaba en todas las funciones. Yo creo que Augusto gozaba de estar con gente, pendiente de algo, escuchando, aunque incluso no, no comprendiera del todo, a él le gustaba estar ahí. Yo creo que sin lugar a duda había un goce de estar con otros”.
A raíz de su atención, Paulina continúo emocionada su relato, recordando la última ida al cine que ella tuvo con Augusto. “La última película que vimos juntos fue ‘Érase una vez en Hollywood’, la de Quentin Tarantino, que seleccionaron los hijos de Augusto, por lo que cuando llegamos a verla y le digo que esto dura como 3 horas, él con Alzheimer avanzado, pero dios mío, esto va a ser un desastre, que cómo vamos a ver esta película”.
Paulina reía, estaba feliz, con una sonrisa que contagiaba, recordando esa ida a ver ‘Erase una vez en Hollywood’. “Augusto estuvo pendiente toda la película, incluso en la parte blanco y negro, en la que él me decía “Pauli, esto ya pasó”, porque las escenas no eran en colores, reflejando el pasado”. Todo era increíble para ella, ya que seguía sorprendiéndose con la conexión que él tenía con el arte, ya sea la literatura, la música, el cine o el teatro.
“Algo que no salió en la película, es que Augusto me acompañaba al teatro que administro y dirijo, entonces iba a presentar las obras y Augusto estaba sentado en el Foyer, que se ve desde la entrada. Entonces presentaba la obra e íbamos a comer algo, para luego esperar a la gente a la salida y saludaba a toda la gente, algo que Augusto también hacía, siendo una parte de nuestra vida”, señaló. “Cuando la enfermedad de Augusto avanzó y ya no podía acompañarme, la gente me preguntaba por él y me decían que por qué no estaba. Eso pasaba en todo lo que hacía, estando totalmente incluido”, recalcó.
El respeto al momento de grabar
El respeto, algo siempre presente al momento de decidir y de rodar el documental, lo que Paulina vuelve a recalcar, señalando que “las conversaciones que nosotros tuvimos nunca fueron pauteada, nunca la Maite nos dijo, hablen de esto o no sé”. Como pareja, parte de las cosas que ellos realizaban juntos era ir a un restaurant chino y eso fue reflejado. “¿De qué vamos a conversar? Maite me decía de lo que quieran, por lo que ella nunca nos pidió nada, por lo que todo lo que se grabó era lo que hacíamos naturalmente.
“Nosotros salíamos todos los días caminar y para no aburrirme porque yo me acostumbré a pasear a un perrito durante 1 hora diaria, entonces yo decía, Dios mío, 1 hora caminando que sin hacer nada, según yo, entonces yo me puse a leer, y eso es una facultad que tenemos los actores, que sabemos leer en movimiento, es algo natural para nosotros, entonces me leía un libro en dos paseos de perro. Jajajaja”.
Mientras Paulina ríe, ella sigue recordando, sigue sonriendo y expresando esos recuerdos que tan feliz la hacen. “Entonces el salir a caminar leyendo junto a Augusto, era algo totalmente natural, entonces lo que ocurre con Maite en lo que es esa intimidad, es que ella buscaba algo de nuestros archivos y Augusto estaba con la enfermedad muy avanzada y no era capaz de buscar fotos y videos antiguos, no era capaz. Le decía a ella que lo haría, pero no lo hacía”.
Bajando esa sonrisa, recuerda ese momento de liberación, cuando alguien de la producción realizó esa búsqueda de archivos. “¿Paulina, puede ir Nicholas? Que era el productor que trabajaba con ella, va a buscar algunas cosas y tú le dices dónde. Yo le dije, por supuesto, era un alivio para mí”. Tomaron variadas cosas y Paulina nunca, pero nunca les pasó algo en específico. También pasó algo similar cuando llegó la pandemia en 2020 y el equipo realizador dejó una cámara en casa de la pareja, elemento con el que grabaron diversas secuencias del documental. “Ese material se transforma en la esencia del testimonio, era para no perder la relación con nosotros y yo ocupo eso para decir, bueno, hay alguien que es la Maite que puede ser testigo de lo que nosotros vivimos día a día”, indicó.
Eran horas, muchas horas de grabación, en las que Paulina prendía la cámara y la dejaba allí, a veces grababa cosas y otras veces no, porque se le iba la batería o que no estaban enfocadas, lo que en pantalla se demuestra que ella nunca vio ese material hasta el momento de mirar el documental por primera vez. Considera a Maite una persona talentosa y con mucho cuidado al momento de rodar un pieza audiovisual.
Incluso sorprende cuando señala que algunas secuencias de archivo, ella nunca las vio tras el momento de ser grabadas, lo que le recuerda aún más a lo que fue Augusto, encontrando impresionante todo lo que vio, ya que no es un documental romántico, es algo directo y real, poniendo en equilibrio lo duro de la vida junto al amor de una pareja.
Ver el documental por primera vez
“El documental lo vi por primera vez tras el Festival de Cine Sundance, muy tarde. Maite me decía, que debía verlo, pero al principio yo no quería, porque la enfermedad de Augusto estaba muy avanzada y el ver imágenes de antes iba a ser muy difícil para mí”. “Y con público, la primera vez fue en el Festival de Cine de Berlín, lo que fue completamente impresionante porque la gente estaba viviendo lo mismo que yo sentía cuando lo vi post Sundance. La gente se ríe y se emociona”.
Tras ello, Paulina comenzó a recibir ese feedback de las personas que veían el documental, esas personas que lo disfrutaron, que se entristecieron, que pusieron el corazón ante la relación de los protagonistas y que conocieron de cerca el Alzheimer y que recordarán por siempre a Augusto Góngora, quien en 2023 dejó este mundo, aunque entregando un legado cultural que muchos chilenos recordarán por siempre.
“Esta película tiene tantas capas, que va a quedar en la memoria de la gente, primero en el mundo, porque a través de una historia muy particular, están también conociendo parte de la historia de nuestro país, haciendo un ejercicio de memoria consigo mismo, con la propia historia de cada uno de los países en donde están comprendiendo que la memoria no es solamente individual y personal, sino que colectiva, ya que es algo que vamos pudiendo entre todo y así como vamos haciendo sociedades, haciendo cultura. Como dijo Maite muchas veces, ‘La Memoria Infinita’ es una historia de amor, pero no una historia de amor romántica, es una historia de amor de la humanidad, que nos vamos a tener que enfrentar tarde o temprano, sea esta enfermedad u otra, al deterioro y a la muerte, siendo clave comprender que el ser humano por esencia requiere de a lo menos una persona que esté ahí para contener en los momentos más duros de nuestra existencia y al mismo tiempo transformarnos en esa persona fundamental para la vida de otro en este momento duro y difícil”.
“Además, comprender que el amor es un proceso dinámico, que uno no vive el amor en solamente en una etapa de la vida, ya que el amor es amar lo genial, lo fantástico, los logros, los triunfos, los momentos de éxito, pero también los momentos en donde las cosas se ponen duras y uno ve las sombras, las debilidades, las vulnerabilidades, los olores, eso es amar”.
¿Dónde ver ‘La Memoria Infinita’?
‘La Memoria Infinita’ se estrenó en variados cines españoles.